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Como siempre ocurre con cualquier aplicación de éxito, se extendió rápidamente: al mes ya tenía 30,000 usuarios diarios. Seis meses luego, había atrapado los 2 millones. En un año, las visitas se elevaron a 25 millones y se subían más de 20,000 videos al día. Un año y medio luego del dispersión, Google decidió comprar la plataforma por 1,650 millones de dólares en acciones.
Con la excepción de MySpace, YouTube fue el campo de entrenamiento para la primera gestación de youtubers. Estos creadores probaron suerte con videos que mostraban sus habilidades con los videojuegos o en la cocina, con reportajes turísticos, con tutoriales que explicaban cómo repintar sus autos, y cualquier otra cosa que pudiera mostrarse en imagen.
Como escribió Digital Trends: "YouTube demostró que los videos hechos con poco hacienda no solo tenían potencial para hacerse populares, sino que incluso eran los favoritos". La plataforma asimismo inició la relación directa entre autor y espectador que desde entonces se ha extendido a todos los rincones del mundo del entretenimiento. Lecciones que serían asumidas por todos los creadores que se convirtieron en protagonistas indiscutibles de los medios sociales, dando origen a una riqueza que Goldman Sachs estima en 250,000 millones de dólares.
Este es quizá el secreto: la innovación aportada por YouTube ha sido tan radical y en tantos frentes que ha permitido a la plataforma mantenerse en la cúspide de la pirámide vigésimo abriles luego de su arranque; mientras varios competidores intentaban sin éxito replicar su fórmula y una nueva gestación de aplicaciones, como Twitch o TikTok, intentaba arrebatarle el trono.
Incluso en la era de los videos verticales, YouTube ha mantenido su clásico formato horizontal para los clips largos. Por supuesto, YouTube introdujo los Shorts para utilizar la tendencia del momento, pero quizá sea más interesante su influencia en otras plataformas, como TikTok, que investigación dar ese brinco en torno a la televisión, incentivando a sus usuarios a subir videos más largos y horizontales.
En el evento Made on YouTube celebrado en Nueva York, el CEO de YouTube, Neal Mohan, explicó cuál será el futuro de la plataforma. Inevitablemente, la novedad viene acompañada de inteligencia químico: el software de gestación de videos Veo, creado por el laboratorio de investigación Google DeepMind; este permitirá a los creadores producir clips de momento pensados principalmente como fondo, simplemente tecleando comandos. Otro software les ayudará a crear subtítulos automáticos en inglés, gachupin, portugués, francés e italiano.
La creación de videos mediante sistemas de IA generativa abre enormes posibilidades a los creadores: pensemos en un clip de divulgación histórica en el que los gráficos que hoy requieren horas de trabajo manual sean creados de forma autónoma por un software. O la publicación de un podcast de audio que se anima gracias a la interpretación que le da la inteligencia químico, o la posibilidad de crear cortometrajes animados como el que se produjo para el dispersión de Sora de OpenAI.
Más que en Netflix, donde el stop nivel de profesionalidad de las producciones sigue siendo central, o en TikTok, donde la imagen del creador es siempre prioritaria, quizá la plataforma que más podría utilizar las innovaciones de la IA, sea una vez más YouTube.
Artículo originalmente publicado en WIRED Italia. Adaptado por Alondra Flores.
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