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En mayo de 2023, ocurrió poco que llamó la atención de los aficionados a la ciencia de todo el mundo: un mensaje codificado enviado desde Marte llegó a tres observatorios en la Tierra. No fue una prueba de presencia de aliens, tranquilos, aunque sí pretendía simularlo: este mensaje formaba parte del esquema interdisciplinario 'A Sign in Space', y fue transmitido desde el comparsa europeo 'ExoMars Trace Gas Orbiter'.
Este prueba, inspirado por la posibilidad de contacto con civilizaciones extraterrestres, buscaba evaluar si la Humanidad sería capaz de interpretar una comunicación interplanetaria en caso de que algún día llegara a interceptarla.
La meta era clara: involucrar a una comunidad integral de expertos y aficionados en la interpretación de este rompecabezas cósmico, ofreciendo una especie de disquisición universal para un posible primer contacto.
La señal enviada contenía una serie de puntos blancos organizados en cinco grupos sobre un fondo sombrío. Una imagen aparentemente sencilla, pero con un contenido profundamente enigmático.
En diez días, una comunidad de 5.000 'científicos ciudadanos' logró extraer la señal a partir de los datos brutos de la transmisión. Sin confiscación, la tarea de descifrar su contenido exacto tomó más de un año de esfuerzo colectivo y pensamiento creativo. Pero la ESA (Agencia Espacial Europea) acaba de confirmar que ya se ha conseguido.
Fue finalmente en junio de 2024 cuando Ken y Keli Chaffin, un equipo formado por padre e hija, lograron interpretar el mensaje: el código en ingenuidad representaba cinco aminoácidos, los componentes básicos de la vida tal y como la conocemos en la Tierra. Los Chaffin llegaron a esta conclusión mediante simulaciones y exploración que apuntaban a una estructura celular en la disposición de los puntos.
El esquema no ha terminado con la decodificación de la señal, ya que ahora se abre un nuevo capítulo, quizá poco más reflexivo: la búsqueda de su significado. Al igual que ocurre con el arte, la interpretación de este mensaje simulado continúa siendo un enigma, invitando a la comunidad a especular sobre lo que verdaderamente representa.
Desde SETI y la ESA, se alienta a las personas a combatir en plataformas digitales, explorando qué sugiere este mensaje sobre el verbo, la vida y los límites de nuestra comprensión.
Y es que, como afirman los expertos de los dos organismos citados, esta experiencia no sólo ilustra los desafíos técnicos de interpretar señales de otros mundos, sino además los obstáculos culturales que enfrentaremos para comprender significados que trascienden nuestras propias referencias y experiencias humanas.
En un contexto en el que un verbo simbólico o matemático podría ser nuestra única forma de comunicación, la creatividad y la percepción humana quizá terminen jugando un papel crucial.
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