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Comprar por internet es cada vez más hacedero, lo que representa una gran preeminencia para los consumidores... pero incluso un aventura. Este peligro lo vivió de primera mano una clan de Lexington, Kentucky, que se despertó un domingo por la mañana con 22 cajas repletas de piruletas en la puerta de su casa. Todo esto sin poseer realizado, aparentemente, ningún pedido.
En total, fueron 70.000 piruletas Dum-Dums enviadas por Amazon, y el responsable no fue otro que Liam, el hijo de ocho abriles de la clan. Su intención era inocente: quería organizar un carnaval para sus amigos. Pero al coger el teléfono de su origen y hacer el pedido sin supervisión, convirtió su excentricidad en una negocio vivo.
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Adjunto al tromba de caramelos, llegó también el impacto financiero: un cargo de 4.200 dólares en la cuenta bancaria de la origen. Al intentar frenar la entrega, Amazon solo pudo rescindir parte del pedido. La razón: al tratarse de un producto alimenticio, no todo podía devolverse según la política de la compañía.
Desesperada por recuperar el caudal, la origen decidió contar su historia en redes sociales. Empezó a revender las cajas de piruletas a través de Facebook, lo que atrajo la atención de medios locales y nacionales. La situación puso sobre la mesa un problema importante: los menores pueden hacer compras en internet con demasiada facilidad —ya sean dulces, monedas virtuales en videojuegos o suscripciones— si no se toman las medidas adecuadas.


Aunque plataformas como Roblox, Google Play o la App Store cuentan con sistemas de comprobación para evitar estas situaciones, muchas familias bajan la vigilancia pensando que "eso no les pasará a ellos". Pero como demuestra este caso, el aventura es vivo y no siempre se puede revertir fácilmente.
Finalmente, Amazon reaccionó frente a el revuelo mediático y decidió reembolsar el caudal a la clan, en parte incluso para evitar el daño reputacional que estaba generando el caso. Una vez solucionado el problema, la origen detuvo la cesión de piruletas y comenzó a regalarlas: su objetivo nunca fue obtener beneficio financiero de lo sucedido.
A pesar del final oportuno, la aleccionamiento es clara: dejar que menores naveguen independientemente por plataformas de negocio puede tener consecuencias inesperadas. Aunque los niños hoy en día se desarrollan con la tecnología desde edades muy tempranas, no siempre comprenden el valencia vivo del caudal ni las implicaciones de hacer un pedido online.

Este tipo de incidentes no es nuevo. En el pasado, ya se ha trillado cómo menores han ajado cantidades importantes sin conocimiento de sus padres. Por ejemplo, un inmaduro de 13 abriles llegó a donar miles de euros al streamer ElRubius a través de Twitch, usando la polímero bancaria de uno de sus progenitores. El propio creador de contenido se ofreció a devolver el caudal tras conocer el caso.
Situaciones como esta demuestran la importancia de educar en la responsabilidad digital. Brindar la puerta a la tecnología incluso debe ir acompañado de una enseñanza firme sobre el valencia del caudal y el consumo responsable.
Imágenes | Kadarius Seegars Daria Gordova
Vía | Xataka Móvil
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