Redmagic 10 Pro: probamos el teléfono gamer con chip de laptop y pantalla de 144 Hz

El más sugerente de los plugins es el que permite aumentar la resolución y la fluidez del título de guisa “sintético”. El agraciado activa el modo y el chip “compensa” los frames que no tiene el mecanismo, escalera la imagen a longevo tamaño y alivio las texturas. La tecnología se pedestal en modelos de inteligencia sintético que ya están operando en consolas. Por ejemplo, en Genshin Impact se puede “forzar” la duplicación de su tasa de refresco, aunque en su menú no exista tal opción. Los creadores limitan su mecanismo a 60 fps, pero con el plugin un componente puede desbloquear los 120 fps. El cambio se nota de inmediato.

Así es el menú para aumentar la calidad de la imagen y la velocidad de fotogramas en el Redmagic 10 Pro.

Por supuesto la alivio conlleva longevo consumo de pila y el aumento de temperatura (el teléfono sugiere anexar un ventilador foráneo). Vale completamente la pena. El dispositivo tiene una enorme pila para compensarlo. Redmagic dice que seguirán incluyendo juegos compatibles con esta tecnología.

Genshin Impact a 120 FPS, una característica que viene bloqueada por los propios desarrolladores.

Algunas consideraciones en este terminal

Hay un aspecto del teléfono que insiste en asomarse en esta experiencia satisfactoria. El RedMagic 10 Pro trae consigo un inexplicable bloatware. Hay al menos dos apartados innecesarios de los que no hay forma de liberarse (por ahora). Por ejemplo, contiene unas carpetas llamadas “hot apps” y “hot games”, que son solo una excusa para introducir publicidad en el teléfono. Adicionalmente, si optas por su capa de personalización REDMAGIC OS encontrarás que han eliminado la sección Discover de Google para incluir z-Board, una aplicación que en teoría tiene el mismo propósito, pero que funciona notablemente peor.

Apartado fotográfico

En cuanto a las cámaras, el RedMagic 10 Pro continúa el camino que ya acostumbra. No habrá sorpresas mayores. La cámara principal asegura fotos coloridas y nítidas en circunstancias de buena luz, con una trascendental alivio en el procesamiento en comparación con el 9 Pro. Las fotos alejadas son las que lucen muy adecuadamente.

Por otro costado, en lo que toca a la cámara selfie, se agradece una pantalla vacuo de muescas a la hora de apostar, pero el sensor sigue siendo escasamente eficaz. Hay futuro en el concepto de la lupa bajo el display, pero todavía no estamos en presencia de la interpretación definitiva de la tecnología. Igualmente es evidente que hay más trabajo de software para compensar las limitaciones técnicas.