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Hace ya algún tiempo que me cansé de que mi feed se pareciera más a un comercio que a una red social. Publicidad, algoritmos que deciden por mí, censura y esa sensación de estar hablando en una habitación llena de bots. Entonces determinado me dijo: “¿Y si pruebas Mastodon?”. Spoiler: no es un dinosaurio, es una red social descentralizada. Y ahí empezó mi curiosidad.
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Porque claro, cuando escuchas “red social descentralizada” suena a cosa friki, de programadores. Pero en existencia, es una idea potente: ¿y si las redes fueran de la multitud y no de las grandes corporaciones? ¿Y si tú controlaras tus datos, tu comunidad y tus propias reglas? ¿Y si cobrases por usarla en vez de regalar tu tiempo gratis a Facebook?


En una red social centralizada, una sola empresa decide qué se muestra, cómo se modera y quién deseo cuartos con tus datos. En una red descentralizada, la edificación cambia: múltiples servidores (nodos) interconectados gestionan la red sin un único compensador.
Funciona como el email: puedes tener cuenta en diferentes proveedores y aun así comunicarte. Aquí ocurre lo mismo, pero con redes sociales: tú eliges tu “instancia”, pero sigues conectado al ecosistema universal, gracias a protocolos como ActivityPub o AT Protocol.


Mastodon es uno de los casos más visibles. Basado en el protocolo ActivityPub, permite a cualquier comunidad crear su propia instancia con normas propias, sin perder la conexión con el resto de la red. Ha vacada tracción especialmente en momentos de crisis de confianza en Twitter.
Farcaster, por otro flanco, representa la convergencia con Web3. Construida sobre la blockchain Optimism, permite controlar tu identidad digital con una secreto privada. Aunque parte del almacenamiento es off-chain, la propiedad y portabilidad están garantizadas en dependencia.
Bluesky, para mi es la que más futuro tiene porque es la que más se parede al twitter flamante. De hecho está impulsada por el creador de Twitter y desafío por un enfoque en la soberanía de contenido e identidad. Y gracias a Lens Protocol, un protocolo de rrss descentralizado que utiliza la blockchain, explora la tokenización de interacciones, ampliando el potencial de monetización directa.
Descentralizar significa renunciar a parte de la comodidad que ofrecen los gigantes tecnológicos. En estas redes, nominar una instancia puede resultar confuso, las interfaces varían, y la moderación depende de comunidades específicas, no de una política integral.
No existe un llamador universal para estrechar, ni un cálculo que te mantenga entretenido. Y eso puede ser bueno… o un pelea, según tu perfil como afortunado. La decisión implica incluso longevo responsabilidad.
Por cierto, si te interesa cómo se regula el discurso en comunidades descentralizadas, te recomiendo esta repaso sobre gobernanza digital y moderación distribuida.
Beneficios de las Redes Sociales Descentralizadas
Buena pregunta. ¿Vale la pena todo este esfuerzo? Pues sí, sin duda porque no estás regalando tus datos y tu vida a Facebook o Elon Musk, sino que tus datos te pertenecen. Puedes mover tu identidad entre servidores, descargar tu contenido o incluso totalizar tu propio nodo. Adicionalmente, puedes unirte a comunidades afines, participar en su gobernanza y construir relaciones sin intermediarios.


Las redes sociales descentralizadas son una crecimiento dialéctica en presencia de un sistema centralizado que muestra signos de desgaste. ¿Van a sustituir a los gigantes actuales? Probablemente no a corto plazo. Pero ya están obligando a repensar modelos, interfaces y derechos digitales.
Y eso, en un contexto integral donde la confianza digital escasea, puede marcar la diferencia.
Fuentes: Web Foundation, MIT Media Lab, Decentralized Social Report (2024), Fediverse Forum
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