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El flamante juicio del enjuiciador del caso antimonopolio contra Google no es lo que se dice una buena novedad para la compañía (ha sido concreto culpable de excederse de su posición en el mercado de las búsquedas), pero está siendo celebrado en las oficinas de Mountain View por ser mucho mejor que lo que se esperaba: la compañía no tendrá que deshacerse de Android ni del navegador Chrome.
Se podría opinar que el gigantesco tecnológico sale maltrecho, pero no derrumbado, aunque pierda la capacidad de estrechar competidores mediante exclusividades.
Sin bloqueo, lo más interesante es que los grandes beneficiados no son los rivales emergentes de Google, sino dos de sus viejos conocidos (y rivales): Apple y Mozilla. ¿Cómo es eso?
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Durante abriles, Google aseguró su dominio mundial pagando sumas astronómicas a fabricantes de dispositivos y navegadores para ser la opción de búsqueda predeterminada. El acuerdo más patente: el que mantiene con Apple, que se calcula aporta más de 20.000 millones de dólares anuales a la compañía de Cupertino.
El sentencia procesal pone fin a estas prácticas de exclusividad: Google ya no podrá impedir que otras alternativas aparezcan en las pantallas de selección de los usuarios. Sin bloqueo, la corte dejó una puerta abierta muy relevante: Google aún puede abonar por el tráfico que le generen sus socios, siempre que esos acuerdos no sean exclusivos.
En otras palabras, Google podrá seguir desembolsando miles de millones a Apple y a Mozilla, lo que garantiza la supervivencia de los modelos de negocio de éstos. Y, con ello, de los dos principales motores de navegador rivales: WebKit de Apple (usado en Safari) y Gecko (usado en Firefox y sus derivados).

Para Apple, el veredicto supone una vencimiento estratégica: su división de Servicios, hoy esencial para el crecimiento de la compañía, depende en gran parte del acuerdo con Google. Si los pagos hubieran sido prohibidos por completo, Apple habría perdido una fuente crítica de ingresos.
En el caso de Mozilla, el sentencia es aún más trascendental. El navegador Firefox obtiene la mayoría de sus ingresos (concretamente, el 85%) de un acuerdo con Google que convierte a éste en su buscador por defecto, y sin esos pagos la estructura corría aventura de colapso financiero.
Eric Muhlheim, director financiero de Mozilla, había concreto expresamente que sin este flujo de ingresos, la estructura (ya tocada económicamente) se habría manido obligada a realizar "cortaduras significativos en toda la empresa".
El enjuiciador lo dejó claro en su juicio: cortar de raíz los acuerdos hubiera generado un "daño sustancial" para el ecosistema de navegadores y para los propios consumidores.
Porque, aunque Chrome, Edge, Opera y Brave compiten en apariencia... todos utilizan el motor Blink, y por eso Safari y Firefox son considerados claves para la 'pluralidad' en el ecosistema web: mantienen motores propios que evitan la completa hegemonía de Google. Sí, un gran motivo antimonopolio contra Google ha estado a punto de asegurar, indirectamente, el monopolio tajante de su tecnología de navegación.
Imagen | Marcos Merino mediante IA
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