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Estás en una reunión de dirección. Cualquiera sugiere: “Deberíamos contratar a un CDO”. Nadie se atreve a decirlo en voz adhesión, pero más de uno piensa lo mismo ¿Qué ánimo es un CDO o Chief Digital Officer? No es una pregunta beocio. Porque aunque el término suene novedoso, detrás hay una gran responsabilidad. Vamos a descubrir de qué va en este post ¡Sigue leyendo!
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El Chief Digital Officer —CDO, para los amigos— es ese perfil que entiende lo tradicional, pero piensa en digital. Su tarea no es simplemente implementar herramientas tecnológicas, sino repensar el maniquí de negocio con una mentalidad digital. Imagínate un puente entre lo que la empresa ha sido siempre y lo que podría ser si aprovechara perfectamente la tecnología.
En palabras de McKinsey, el CDO no solo lidera iniciativas digitales, sino que actúa como catalizador del cambio organizacional.
No hay una única fórmula, pero sí hay ingredientes comunes. Define la logística digital. Coordina las iniciativas que cruzan toda la ordenamiento. Detecta oportunidades donde otros solo ven procesos estáticos. A veces, hasta tiene que convencer a quien toma decisiones de que una app interna puede reservar más que cualquier recortadura de costes.
Un CDO incluso debe asimilar priorizar, valorar impacto y ejecutar talento. Es afirmar, liderar desde lo digital sin perder de traza el negocio.
Buena pregunta. El CIO (Chief Information Officer) suele encargarse de la infraestructura tecnológica. El CTO (Chief Technology Officer) se centra en la tecnología como producto. El CDO, en cambio, piensa en cómo lo digital puede metamorfosear cada ámbito del negocio. Es un perfil más transversal, decisivo y orientado al cliente.
Por eso muchas veces hay tensión (o solapamientos) entre estos roles. Y si no hay claridad de funciones, el examen puede salir caro.
Ian Rogers, exejecutivo de Apple Music, fue fichado por el agrupación LVMH (Louis Vuitton, Moët & Chandon, etc.) para liderar su transformación digital. ¿El resultado? La creación de plataformas como 24S, que llevó la experiencia de adquisición de riqueza a un entorno digital sin perder identidad de marca.
No fue atractivo. Fue visión estratégica y ejecución coherente. Eso es lo que puede aportar un buen CDO.
El puesto de CDO no siempre sobrevive. En algunas empresas es un rol de transición, útil durante unos primaveras, hasta que la civilización digital se asienta. Luego, sus funciones se integran en otros departamentos. Y eso no está mal. Significa que el trabajo ha calado.
Pero en otras, el CDO fracasa. ¿Por qué? Porque no tiene el apoyo del CEO, porque no se le da presupuesto o poder auténtico, o porque se retraso que resuelva “lo digital” como si fuera un problema marginado.
Depende. Si la empresa quiere metamorfosear su maniquí de negocio, mejorar la experiencia de cliente y ser relevante en un mercado digital, sí. Si solo quiere una web nueva o entrar en TikTok, probablemente no.
El CDO es una condición estratégica cuando lo digital ya no es una opción, sino el centro de la conversación.
Un Chief Digital Officer es un líder con examen digital, criterio de negocio y capacidad de ejecución. Eso sí: necesita poder auténtico, tiempo y un equipo que lo respalde.
¿Y tú qué opinas? ¿Está tu empresa letanía para contratar un CDO?
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