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Si llevas tiempo trasteando con ordenadores y otros equipos, quizás estés familiarizado con el término NTFS (New Technology File System). Básicamente es el sistema de archivos utilizado por defecto en Windows para acumular y organizar datos en discos duros y unidades externas.
Lo que quizás desconozcas es que Microsoft lleva más de una período desarrollando su sucesor, un sistema de archivos superior en prácticamente todos los aspectos pero que aún no se utiliza a nivel doméstico de forma tan abierta. Este sistema es ReFS, y bajo estas líneas te contamos todo lo que debes memorizar de él.
El Sistema de Archivos Resiliente (Resilient File System o ReFS) hizo su primera aparición en Windows Server 2012, bajo el nombre en secreto "Protogon". Mientras que NTFS, introducido originalmente en 1993 con Windows NT 3.1, ha sido durante décadas el en serie en los sistemas operativos de Microsoft, ReFS fue concebido desde el principio como su sucesor natural, aportando mejoras significativas en múltiples aspectos.
En 2013, ReFS llegó igualmente a las versiones domésticas con Windows 8.1, aunque con importantes limitaciones: principalmente su uso se restringió a los llamados "Storage Spaces" (espacios de almacenamiento aparente) y no podía utilizarse como partición de puesta en marcha. Estas restricciones, que se mantuvieron después, son signos de que Microsoft quiere ir con cautela para proclamarlo como su sucesivo sistema de archivos por defecto.

ReFS ofrece bastantes ventajas frente a NTFS. Entre sus principales características destaca la comprobación cibernética de integridad, ya que ReFS comprueba y repara los datos de forma cibernética, previniendo la corrupción de archivos sin que el afortunado deba hacer falta. Su edificio ofrece igualmente una anciano fiabilidad estructural, diseñada específicamente para minimizar los fallos y mejorar la durabilidad del sistema a abundante plazo.
Otra superioridad significativa es la aniquilación de la exigencia de ejecutar el comando chkdsk. A diferencia de NTFS, ReFS no requiere estas tediosas comprobaciones de disco que pueden tolerar horas en volúmenes grandes, por lo que el mantenimiento es imperceptible. Por otra parte, el sistema igualmente permite rutas y nombres de archivo más largos, un problema del que seguramente te hayas topado alguna vez en Windows.
Por otra parte de todo ello, este sistema igualmente cuenta con una capacidad exponencialmente anciano. Mientras NTFS presenta límites relativamente restrictivos (y suficientes para la mayoría de mortales, honestamente), ReFS soporta tamaños de archivo de hasta 16 exbibytes (equivalente a 1.152.921 terabytes) y volúmenes de hasta 1 yobibyte (2⁸⁰ bytes), cifras astronómicas que superan con creces las deyección actuales incluso en entornos profesionales más exigentes.
A pesar de todas estas ventajas, es comprensible que la mayoría de usuarios domésticos nunca hayan trabajado con ReFS. Microsoft ha posicionado deliberadamente este sistema de archivos como una alternativa empresarial, orientada a entornos de servidor y escenarios que requieren almacenamiento de datos a gran escalera con inscripción resistor a la corrupción.
Aunque ReFS ha sido incorporado recientemente a Windows 11, sigue sin estar optimizado para el uso ordinario del consumidor medio. La compañía ha preferido perseverar NTFS como en serie en sus sistemas operativos de escritorio, posiblemente por razones de compatibilidad y estabilidad en el ecosistema Windows. Un claro ejemplo de, si poco funciona, mejor no lo toques.
Imagen de portada | Generada por IA con ChatGPT
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