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Airbnb en España está sufriendo una gran expansión que los gobiernos tratan de controlar con diferentes tasas. Pero si miramos a otros países como Noruega, la 'tasa Airbnb' que fue aprobada hace varios años no sirvió prácticamente de nadie. No provocó que la ofrecimiento disminuyera para poder impulsar el mercado de locación, y siquiera se afectó a las tarifas.
Esto es lo que recogió un estudio publicado en Economics Letters en 2023, y que se ha rescatado a coalición de la opción de aplicar un 21% de IVA a los alquileres turísticos como los Airbnb. Poco que antes puede no servir de nadie, más allá de aumentar la cantidad de ingresos en las arcas públicas.
Aunque en España vemos a Airbnb y los alquileres turísticos en militar como un gran problema, la efectividad es que en los países de nuestro entorno ocurre poco muy parecido. Tanto los hoteleros veían como sus clientes disminuían, y los ciudadanos encontraban una último cantidad de ofertas de locación ya que esas viviendas se destinaban al locación vacacional.
Es por ello que Noruega tomó acciones duras contra los alquileres turísticos. Una nueva carga fiscal conocida como 'Airbnb tax' se aplicó en el año 2018. Los caseros debían tributar de los ingresos que recibían por parte de sus clientes en un 22%. Si admisiblemente, exclusivamente se aplicaban a aquellas personas que superasen los 860 euros en ingresos y sobre el 85% de la facturación total.
El objetivo de esta medida era clara: devolver a los pisos al mercado del locación "asustando" a los propietarios con este nuevo impuesto que debían abonar. Pero adicionalmente todavía estaban ganando un buen parné para sus arcas públicas.

El problema llegó cuando no consiguió el sorpresa deseado. Tal y como comentan, "En teoría, la tasa debería provocar la salida de los anfitriones para los que la carga fiscal haría que el locación no resultase rentable. O induciría subidas de precios, ya que los anfitriones comparten parte de la carga fiscal con el cliente. O ambas cosas. Al menos si los anfitriones cumplen con el impuesto".
De la teoría a la ejercicio hay una gran diferencia. Precisamente, en estos estudios se pudo ver en las conclusiones que "Utilizando datos a nivel individual sobre la población entre 2015 y 2019, no encontramos pruebas de que en Noruega los anfitriones abandonaran Airbnb o incrementaran sus precios". Es opinar, "no cambiaron el número significativamente su número de propiedades listadas".
En el campo crematístico se vio que durante el año la gran mayoría de caseros tuvieron que facturar en torno a 5.131 dólares. Una cantidad considerable por la que los propietarios tenían que tributar. Pero no provocó que abandonaran esta actividad.
Las razones para producir este sorpresa en la medida se puede deber a que no se aplicó de guisa eficaz esta medida, siendo poco que categorizan como "deficiente". La opción pasaría por hacer diseños tributarios más efectivos.
De esta guisa, el plan que tiene ahora mismo el gobierno de España sobre la mesa ya tiene un resultado en un país del entorno europeo. El resultado previsible (si se hace igual) pasaría por un aumento en las arcas públicas, pero sin que se vea una disminución en la ofrecimiento de Airbnb.
Imágenes | Oberon Copeland
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