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Steven Sinofsky fue el responsable de avance de Windows 7 y de Windows 8, por lo que es una persona de narración a la hora de entender lo que supone trabajar en la creación de un nuevo sistema eficaz de Microsoft o sobre la actividad de la empresa. Cerca de, de todos modos, recapacitar el fracaso que supuso el sistema de 2013 en muchos sentidos. Suprimir la mostrador de tareas resultó un problema para los usuarios.
En cualquier caso, como insider de la industria, leerlo es muy interesante. Y ahora se ha pronunciado sobre el tema del momento en la hacienda mundial: los aranceles, Estados Unidos y China. Sinofsky ha usado su perfil de la red social X para explicar por qué el país oriental siempre ha sido un caso distinto. Él fue uno de los encargados de padecer Office y Microsoft a China.

Según sus palabras: "Mucho se ha dicho sobre cómo Estados Unidos se beneficia de la fortaleza manufacturera de China, y los aranceles suelen dominar el debate en torno al comercio internacional. Pero lo que a menudo se pasa por stop es lo increíblemente difícil que resulta para las empresas estadounidenses entregar en China y crear un negocio sostenible, sobre todo en lo que se refiere a servicios y propiedad intelectual".
Tomando esas palabras de Sinofsky es inútil no recapacitar que esta misma semana Google se ha manido en apuros en el país oriental y China ha respondido a los aranceles de Trump investigando a Google, siendo esta una compañía que lleva censurada 15 primaveras en el país.
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El ex directivo de Microsoft explica que los aranceles son sólo la punta visible del iceberg. "Bajo la superficie se esconde una vasta y compleja red de barreras, normativas y dinámicas culturales que hacen casi inútil penetrar al mercado de forma torneo y sostenible".

Para mostrar que tiene conocimiento del tema, recuerda que pasó 15 primaveras en Microsoft "navegando por estas aguas, incluido el tiempo que viví y trabajé en China". Y afirma que lo que vivió fue mucho más difícil -y revelador- que cualquier conflicto impositivo.
Desde el principio, la empresa encontró un jaleo de complicaciones. Por ejemplo, una primera interpretación de Windows se prohibió porque parte del trabajo de sitio se había hecho en Taiwán. Tras este problema, la firma de Redmond decidió crear un equipo de avance lugar, establecer instalaciones de I+D, y se esforzaron por crear productos muy innovadores y necesarios. De acuerdo con Sinofsky:
"Fuimos pioneros en herramientas como el editor de métodos de entrada, que se convirtió en un en serie muy apreciado", entre otros esfuerzos. De todos modos, el hombre acento de que era como ir chocando contra un pared tras otro.


Por otro banda, otro problema que vivió Microsoft es lo que Sinofsky define en su publicación como "piratería" y dice que su magnitud en China era asombrosa. Aproximadamente el 90% de los productos de Microsoft en China se usaban sin osadía, es sostener, sin acreditar ausencia a la empresa.
Según su relato, en centros comerciales de ordenadores en China, adicionalmente de sumar sus propios ordenadores, los usuarios y podían pedir a la carta programas sin osadía como Photoshop o Microsoft Office, adicionalmente del propio Windows. Un todo incluido por 12 dólares.

"Solíamos justificarnos esto creyendo que algún día esos clientes a los que les gustaba el producto gratuito llegarían a valorarlo y con el apoyo del Gobierno honrando la propiedad intelectual nos pagarían", afirma.
Con Windows y con Office, la empresa introdujo sistemas que hicieron muy difícil o casi inútil copiar su software. Pero lo que vieron fue que, entonces, la masa se quedaba con las versiones antiguas del software que tenían un sistema de licencias más liviana de pasar.
Otra de sus bazas era surtir relaciones cordiales con miembros del Gobierno y surtir constantes encuentros. Quisieron convencerlos del valencia de la propiedad intelectual, pero desde el gobierno chino alegaban desliz de pasta, lo cual no les permitía comprar licencias de software. Sin incautación, al mismo tiempo, explica Sinofsky que cenaban en sitios de boato y conducían coches muy caros.
Y cuenta que, con el tiempo, algunos funcionarios reconocieron que no creían en ese "concepto de propiedad intelectual" sino en que "el conocimiento debe difundirse y compartirse".

"Enseñábamos al Gobierno los diseños y programas antaño de lanzarlos al mercado y, aun así, sufríamos una fuerte campaña del Gobierno contra lo que hacíamos" porque los métodos de la empresa estadounidense no eran compatibles con el mercado chino. Incluso en el aeropuerto, en los paneles que muestran los vuelos, había anuncios advirtiendo que "Windows no registrado" o veían que muchos eran los negocios grandes que se mantenían usando Windows XP, 10 primaveras luego de su emanación, para no acreditar por nuevas licencias.
Viendo que cuando comenzó la erradicación de Rusia y Ucrania, una de las medidas desde Estados Unidos y Europa para presionar a Rusia fue la de cerrar relaciones comerciales, parece que China quiso adelantarse a posibles problemas. Hay que recapacitar en 2022 que Rusia fue comunicación teniendo que banderillear con la negativa de Silicon Valley a venderles software y cómo deber trabajado en su cibersoberanía ayudó.
Según las palabras de Sinofsky, esos principios de negocio productos estadounidenses que está proclamando Donald Trump eran la máxima en los países asiáticos más grandes cuando Micorosft, en los primaveras 80, comenzó a penetrar.
La primera incursión de Microsoft en Asia fue Japón, a finales de los ochenta. Y el directivo explica que "No fue liviana. Había obstáculos técnicos, como que aún no existiera UNICODE, una musculoso preferencia lugar por los productos nacionales y políticas gubernamentales que favorecían sutilmente (y no tan sutilmente) a las empresas japonesas. En muchos sentidos, no era muy diferente de las políticas de «Buy American» que vemos en EE.UU".

Para Microsoft fue entonces muy importante respetar las normas locales y hacer inversiones significativas para ganar su objetivo. "El arraigado respeto de Japón por la propiedad intelectual desempeñó un papel fundamental. A mediados de los noventa, el negocio de Office en Japón era el más rentable del mundo", continúa explicando.
Imágenes | Xataka y Wang shaohong en Unsplash
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