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Hasta hace poco, los timos en Internet tenían un patrón reconocible: correos electrónicos con direcciones sospechosas, anuncios en redes que prometían poco 'demasiado bueno para ser verdad', SMS de origen supuestamente oficial pero plagados de faltas ortográficas, etc. Hoy, sin confiscación, la situación es mucho más compleja.
Y es que las nuevas herramientas de inteligencia fabricado generativa, como los resúmenes de Google, han despejado un nuevo frente, facilitando así estafas tan admisiblemente elaboradas que engañan incluso a usuarios con experiencia tecnológica. El caso que os traemos hoy, desvelado recientemente por The Washington Post, es un claro ejemplo de esto.
'Sgroogled.com': cuando MICROSOFT lanzaba anuncios ANTI-GOOGLE
Alex Rivlin, un agente inmobiliario de Las Vegas acostumbrado a usar tecnología en su día a día, preparaba un alucinación en crucero por Europa. En medio de los preparativos, necesitaba reservar un transporte desde Venecia hasta el puerto. Como cualquiera de nosotros, hizo lo más sencillo: buscó en Google el número de atención al cliente de la naviera Royal Caribbean.


Lo que recibió como respuesta parecía consumado: un esquema generado por la IA de Google le mostró directamente un número de teléfono, sin tener que lograr ni escudriñar por la web de la compañía. Sin confiscación, ese número no pertenecía a la misma, sino a un liga de estafadores.
Al otro flanco de la radio, un desleal agente de "atención al cliente" respondió con todo postín de detalles: tarifas, disponibilidad, condiciones de transporte… incluso negociaron descuentos para que el trato pareciera más realista. Finalmente, Rivlin aceptó sufragar 768 dólares, confiado en la legalidad de la transacción.
El fraude se destapó al día ulterior, cuando detectó cargos sospechosos en su cuenta bancaria bajo el nombre de una empresa que no era la naviera. Gracias a Dios, consiguió que el parcialidad le devolviera el monises.
El truco de informar números falsos de atención al cliente no es nuevo. Durante abriles, los ciberdelincuentes han invertido en publicidad en buscadores para aparecer en los primeros resultados con números falsificados.

La diferencia ahora es que es la propia IA de Google quien actúa como amplificador involuntario: recopila información dispersa de Internet y, sin comprobar adecuadamente su verdad, la presenta al usufructuario como si fuera oficial. Si un número fraudulento aparece trillado en foros o páginas poco fiables, el sistema puede interpretarlo como "válido" y ofrecerlo en primera instancia.
Este sesgo no es curioso: la investigación del Post reveló que los mismos números fraudulentos estaban asociados a otras grandes navieras, como Disney Cruise Line. Es afirmar, los estafadores no apuntan a un solo objetivo, sino que crean redes de fraude que la IA puede propagar masivamente.
Consultado por la prensa, Google aseguró que sus resúmenes de IA son “en la mayoría de los casos eficaces” para dirigir a los usuarios a información oficial y que los ejemplos fraudulentos detectados fueron eliminados. Sin confiscación, los expertos tienen claro que permitir que la IA muestre directamente números de teléfono abre una nueva oportunidad para los estafadores... y la están aprovechando.
El problema parece arraigar en una excesiva confianza de Google en su IA... lo cual no tiene sentido en un caso en el que la propia Google dispone de bases de datos verificadas —por ejemplo, información empresarial en Google Business Profiles— que deberían ser priorizadas antiguamente de mostrar resultados de fuentes no contrastadas.
El caso de Rivlin refleja un engendro psicológico secreto: tendemos a tener fe en lo que aparece en los primeros resultados de búsqueda. Eso no es nuevo ni yerro de la IA: antiguamente ocurría con los enlaces patrocinados o las primeras posiciones de Google; ahora sucede con los resúmenes de IA exclusivamente porque son los aparecen en la parte más visible de la pantalla.

Este costumbre se ha convertido en una afición explotable: al dar por sentado que lo que vemos primero es lo más fiable, dejamos de aplicar la prudencia básica de contrastar en fuentes oficiales.
En ingenuidad, el caso de los números fraudulentos es solo la punta del iceberg: investigaciones recientes señalan que las IA generativas pueden proporcionar todavía URLs incorrectas de empresas, abriendo la puerta a páginas de phishing. La conclusión es clara: cualquier reseña ofrecido automáticamente por una IA sin una adecuada comprobación puede ser manipulado.
Imagen | Marcos Merino mediante IA
En Genbeta | Ni comprobar la URL te salva: así usan los timadores los anuncios de Google para colarse entre los resultados legítimos
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