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Steve Jobs, el icónico cofundador de Apple, ha sido una de las figuras más influyentes del siglo XXI. Admirado por su carácter creativo y criticado por su 'compleja personalidad', además fue conocido por sus declaraciones contundentes sobre la riqueza y la forma en que esta debería transmitirse a los hijos.
De hecho, es conocida su valentía de no dejar grandes herencias a sus propios hijos, convencido de que tal riqueza podría corromperlos o impedir su potencial.
Hoy, casi trece primaveras posteriormente de su asesinato, este principio parece entrar en contradicción con una anuncio que ha acaparado titulares en todo el mundo: su hija pequeño, Eve Jobs, acaba de casarse, y el precio de la fiesta nupcial ha ascendido hasta más allá de seis millones de dólares, con una acto de Elton John, la presencia de 'celebrities' de primer nivel, y una estructura que guión en lo cinematográfico.
¿Qué pasó, entonces, con las famosas declaraciones de su progenitor?
En vida, Steve Jobs fue claro en su filosofía sobre la riqueza heredada: la carrera escrita por Walter Isaacson, pro ejemplo, se hace eco de su deseo de que sus hijos desarrollaran su propio camino, sin las distorsiones que puede imponer una herencia multimillonaria. Por otro costado, Laurene Powell Jobs, su viuda, ha reafirmado este principio. En una entrevista con The New York Times, afirmó:
"La riqueza heredada es una injusticia. No dejaré mi fortuna a mis hijos. Ellos saben eso".

Así, la tribu ha destinado miles de millones a causas sociales, educativas y medioambientales, y Laurene ha mantenido un perfil filantrópico muy activo. La idea de una sucesión dinástica tipo "herederos de un imperio" es poco que tanto Steve como Laurene han rechazado en sabido abiertamente.
De modo que la anuncio de que Eve Jobs, la hija pequeño del coyunda Jobs-Powell, se casará con el jinete orgulloso britano Harry Charles en una celebración que costará más de 6,7 millones de dólares ha provocado sorpresa, críticas y no pocas cejas levantadas.
El evento tendrá espacio en Estelle Manor, una monopolio finca en Oxfordshire, Reino Unido, a la que se le otorgó la osadía para la celebración de ceremonias civiles el mismo día del enlace. La prensa se hac hecho eco de que la acto de, de una hora de duración, de Elton John se realizó por una tarifa de casi dos millones de dólares.
Entre los invitados figuran personalidades como las hijas de Bill Gates, la ex-candidata presidencial estadounidense Kamala Harris, la princesa Beatriz, el diseñador Jony Ive, el escuadra de Arctic Monkeys Matt Helders, y Jessica Springsteen, hija de Bruce Springsteen y además jinete profesional.
La estructura corre a cargo de Stanlee Gatti, un obligado productor de eventos que ha trabajado con la élite de Silicon Valley. ¿Y la financiación de todo eso? Correría enteramente por cuenta de la superiora de la novia, la ya citada Laurene Powell Jobs.
Aunque a simple perspectiva parezca una traición a los principios del fundador de Apple, el caso es más complicado. Se puede argumentar que una boda opulenta no es lo mismo que una herencia: de modo que el hecho de que Laurene Powell Jobs decida financiar una celebración peculiar para su hija no implica necesariamente que esta recibirá un donación multimillonario.

Eve Jobs, por su parte, se ha forjado una carrera como maniquí y deportista ecuestre. Representa a Estados Unidos en competencias internacionales y está vinculada al mundo del diseño y la moda.
Si proporcionadamente proviene de una tribu inmensamente rica, al menos puede argumentar en su gracia que no ha protagonizado escándalos ni ha vivido una vida de "pupila rica" en el sentido clásico. Su presencia en el mundo es más discreta que la de otros hijos de magnates.
Adicionalmente, la riqueza de la tribu Jobs está mayormente gestionada por Laurene, quien administra el Emerson Collective, una estructura de impacto social que además invierte en medios como The Atlantic. Ella sigue siendo la figura que decide sobre el uso del patrimonio, y no hay evidencia de que Eve o sus hermanos reciban transferencias de caudal a liberal plazo.
Se puede argumentar que la viuda de Steve Jobs ha respetado los deseos de su marido en la composición, si no en el espíritu: sus hijos no cuentan con grandes patrimonios a su nombre, pero ella les ha financiado su educación, posibilitado sus carreras profesionales, y regalado bodas con formato de macroevento.
Sin bloqueo, cuando Jobs hablaba de la 'injusticia' de la riqueza heredada, ¿se refería sólo a que sus hijos pudieran tener riqueza a su nombre, o hubiera incluido que pudieran disfrutar de dicha riqueza en su adultez, incluso si el cheque figura a nombre de su superiora?
¿No confiere la disponibilidad de dicha riqueza un status, nivel de vida y caudal social (contactos) que pueden igualmente "corromper" y "barrenar el potencial" de sus beneficiarios?
Imagen | Marcos Merino mediante IA
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