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La comicios del Papa es uno de los eventos más herméticos del mundo. Y ahora, tras la muerte del Papa Francisco, el Vaticano ha reactivado el protocolo de aislamiento más extremo conocido, lo que a estas cielo de la historia conlleva además metamorfosear la Capilla Sixtina en un reducto digital infranqueable.
Y es que, a medida que 133 cardenales de todo el mundo se reúnen para designar al sucesor del pontífice fallecido, la atención mediática se centra no sólo en los rituales eclesiásticos, sino en el impresionante despliegue de medidas de ciberseguridad, vigilancia y aislamiento físico que rodean este proceso.
Tras un atracón para coger fuerzas, el cónclave propiamente dicho comienza con una ceremonia... seguida del chiquero total de los cardenales en la Capilla Sixtina. A partir de ahí, rige un régimen de incomunicación total.
Benedicto XVI incluso impulsó un cambio normativo mediante el cual toda filtración supone la excomunión cibernética. Está prohibido compartir cualquier documento sobre las deliberaciones, incluso una vez concluido el proceso de comicios.
Todos los implicados —desde los cardenales a los cocineros— prestan palabra solemne de secreto
Puede sorprender encontrarnos con que, en medio de un evento tan antiguo y ritualizado, el Vaticano ha desplegado además todo un protocolo tecnológico. Durante el cónclave, ni wifi, ni teléfonos móviles, ni radios, ni redes sociales: la Capilla Sixtina y las áreas adyacentes quedan completamente desconectadas del mundo exógeno. Los cardenales entregan sus dispositivos electrónicos ayer de obtener y no los recuperan hasta el final del proceso.
Y, por si esto no fuera suficiente, la Santa Sede despliega además:
La Gendarmería Vaticana y la Atención Suiza Pontificia supervisan un sistema integrado de vigilancia con más de 650 cámaras. Los servidores están aislados en la Biblioteca Apostólica. Las comunicaciones oficiales se canalizan por radiodifusión encriptada y mediante redes internas aisladas de Internet.

En paralelo, entidades externas como la británica Cip, la israelí Radure y la Agencia de Ciberseguridad Doméstico de Italia colaboran en la protección en presencia de ciberataques, tras múltiples hackeos sufridos en abriles anteriores.
Y, por supuesto, no toda la amenaza tecnológica se reduce a filtraciones y ciberataques: se temen además atentados terroristas, por lo que se han desplegado bazucas antidrone, zonas de omisión aérea, y sistemas de radar de detección anticipada, en colaboración con las autoridades italianas.
El único medio de comunicación durante el cónclave sigue siendo 100% equivalente: el humo blanco o molesto. Las papeletas se queman tras cada votación, usando compuestos químicos para ocasionar la señal correspondiente. Solo tras el consenso y acogida del candidato predilecto se emite la 'fumata blanca' y suenan las campanas de la Templo de San Pedro.
Imagen | Marcos Merino mediante IA
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