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En los últimos primaveras, el auge de las criptomonedas ha legado sitio a una nueva élite económica: la de los llamados 'cripto-ricos'. Sin incautación, allí donde crece el monises además lo hace el crimen, y lo hace en modalidades igualmente modernas y mucho más brutales. Así, una nueva tendencia criminal está poniendo en aviso a empresarios del sector en todo el mundo (Francia, Estados Unidos, Estonia...) han sido víctimas de los llamado "wrench attacks"... ciberataques que sóo tienen de 'ciber' su objetivo, pero no sus métodos
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Yes que, a diferencia de los tradicionales ciberataques, donde el robo ocurre a través de sofisticadas técnicas de 'hacking', los wrench attacks se basan en una metodología 'a la vieja manera': apelar a la violencia física directa contra los propietarios de criptomonedas para obligarles a transferir sus activos.
A menudo se usan objetos simples como llaves inglesas (eso es lo que significa 'wrench' en inglés), cuchillos o incluso armas de fuego falsas, pero la brutalidad es vivo: en los últimos meses se han documentado diversos casos de secuestros, agresiones físicas, amenazas a familiares y amputación de dedos.
La motivación es clara: el valencia de las criptomonedas ha aumentado significativamente —solo el Bitcoin ha subido más del 50% en el zaguero año—, atrayendo a delincuentes que ven en sus propietarios una fuente de riqueza rápida.

Balland, el ejecutante de Ledger, cambió temporalmente su semblanza en redes sociales a "Dedos: 9/10", como amargo certificación del horror de su secuestro
¿Cómo encuentran los delincuentes a sus víctimas? Parte de la respuesta está en Internet: las redes sociales, donde muchos inversores presumen de rico estilo de vida, se han convertido en una fuente de información valiosa.
El caso del influencer francés Killian Desnos resulta ilustrativo: retransmitía sus apuestas online, y su padre terminó siendo secuestrado... su hijo terminó pagando un rescate tras tomar un vídeo de su progenitor con un armas apuntándole a la comienzo.
Adicionalmente, diversas filtraciones masivas de datos han dejado expuesta a buena parte de la comunidad. Entre ellas, destacan el hackeo de la empresa Ledger en 2020, que expuso datos de 272.000 clientes, y la brecha de seguridad en Kroll, que afectó a acreedores de plataformas como FTX. Estos datos circulan ahora por foros criminales, permitiendo a los atacantes determinar a sus víctimas con precisión inquietante.
Estamos seguros de que Satoshi Nakamoto celebra, ahora más que nunca, su anonimato.
Y es que el aumento de estos crímenes ha generado preocupación entre los líderes del sector: algunos han empezado a demarcar su presencia en redes sociales, ocultar sus domicilios e incluso cambiar de país.
Adicionalmente, los afectados exigen un replanteamiento del nivel de exposición pública que ciertas regulaciones imponen. Por ejemplo, en Francia (uno de los países que más casos de esta clase de ataques ha registrado), los registros mercantiles pueden incluir las direcciones personales de empresarios, poco que puede ser explotado por los criminales.
Imagen | Marcos Merino mediante IA
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