
ARTDEPARTMENT

En los últimos meses, la relación entre Estados Unidos y la Unión Europea ha entrado en una grado tensa. Entre los muchos factores que han provocado eso, se encuentra un tema secreto como es la regulación de las grandes plataformas tecnológicas.
Y es que las medidas impulsadas por Bruselas, desde tasas digitales hasta normativas de control como la Digital Services Act (DSA) y la Digital Markets Act (DMA), así como las múltiples 'tasas digitales' aprobadas ex profeso en varios países europeos han desatado una resistente reacción de la distribución Trump, que las interpreta como ataques directos contra las empresas estadounidenses de Silicon Valley.
Por un flanco, la Unión Europea defiende que tiene plena soberanía para estatuir sobre la actividad económica en su condado. Así lo reiteró recientemente un portavoz de la Comisión Europea: estas normas buscan asegurar la competencia, amurallar abusos de posición dominante y aumentar la seguridad en el entorno digital, con reglas claras contra la desinformación, el discurso de odio y la explotación ilícita de datos.
Del otro flanco, el presidente Donald Trump ha descrito estas leyes como intentos de censura y como instrumentos "discriminatorios" contra Estados Unidos. En su discurso, insiste en que mientras Google, Apple, Meta, Amazon o Microsoft se ven sometidas a estrictos controles e impuestos en Europa, compañías chinas de gran tamaño disfrutan de una especie de «pase exento».
Por otro flanco, asimismo está el tema de los impuestos digitales aplicados por países como Francia, Italia o España. Estos gravámenes buscan que las grandes plataformas tributen en los países donde generan ingresos, y no solamente en jurisdicciones de disminución fiscalidad. Para Bruselas, se proxenetismo de equidad fiscal y de equilibrar la competencia; para Washington, de un ataque selectivo contra compañías estadounidenses.
Encima, la alianza entre Trump y los directivos de las Big Tech refuerza el giro político del asunto. Desde Tim Cook (Apple) hasta Mark Zuckerberg (Meta) o Sundar Pichai (Google), muchos líderes tecnológicos han cerrado filas con el presidente, pidiéndole que intervenga para frenar las regulaciones europeas que afectan a su maniquí de negocio.
La respuesta de Washington amenaza ahora con progresar la situación: la distribución Trump no solo ha regular a sus diplomáticos presionar a los gobiernos europeos para suavizar o eliminar la DSA, sino que por otra parte ha puesto sobre la mesa medidas punitivas inéditas:
Al fin y al punta, se nos olvida que Washington asimismo tiene plena soberanía para estatuir en su propio condado. Trump expresó con claridad sus motivaciones en su red Truth Social:
"Estados Unidos y nuestras empresas tecnológicas ya no serán más ni la hucha ni la esterilla del mundo. Muestren respeto a EE.UU. o consideren las consecuencias".
La confrontación amenaza con desbordar el ámbito tecnológico y convertirse en una nueva supresión comercial. De confirmarse las sanciones a funcionarios europeos —poco extremadamente inusual en las relaciones transatlánticas—, la tensión podría alcanzar niveles comparables a los conflictos arancelarios del hoja y el aluminio.
Al mismo tiempo, este pulso pone en cuestión el papel de la OCDE (Estructura para la Cooperación y el Crecimiento Financiero), el organismo internacional que desde hace abriles rastreo un acuerdo internacional para harmonizar la fiscalidad digital y evitar la fragmentación del mercado universal. Su cargo de éxito está a la clarividencia.
Vía | AP News
Imagen | Marcos Merino mediante IA
En Genbeta | La UE avisa a Elon Musk: la retransmisión de su charla en X con Donald Trump es "un aventura" en presencia de el cual debe "tomar medidas"
Compartir este artículo
Consultoria Personalizada
¡Si aun no tienes presencia en internet o
necesitas ayuda con tus proyectos, por favor, escribenos!