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Un problema más para los trabajadores y una oración para el mercado de la moda: la dorso a la oficina, que muchas empresas están forzando (asimismo en España, lo que ha derivado hasta en huelgas), acarrea gastos extra del día a día. Uno de ellos es la necesidad de tener ropa acorde a unos códigos de vestimenta básicos en el trabajo.
Para las empresas del sector, esta es una gran informe: varios minoristas conocidos en Estados Unidos (Lululemon, Abercrombie y American Eagle, entre otros) están reportando unas ventas del cuarto trimestre de 2024 superiores a las esperadas, ya que los compradores gastaron más en ropa, zapatos y accesorios (de todos modos, parece ser que no fue suficiente para deslumbrar a los inversores ávidos de crecimiento, según Fortune).

Por otro costado, Visa ha publicado que el desembolso en ropa y accesorios aumentó un 5% la temporada navideña, y para Mastercard, el desembolso minorista online en la categoría aumentó un 6,7%.
Los análisis concluyen que las personas están renovando todavía sus armarios tras el parón de la pandemia. Se cree que es por eso que en diciembre, aprovechando los descuentos que las empresas ofrecen, mucha gentío se decidió a comprar ropa.
"Esta fue una temporada navideña muy sólida para los minoristas", ha explicado Neil Saunders, director de la consultora minorista GlobalData: "Los consumidores se esforzaron y aumentaron el desembolso. Los minoristas asimismo trabajaron duro para afianzar el comercio ofreciendo descuentos que fueron sutilmente más generosos que el año precursor".

Igual que hemos conocido cómo la forma de detallar una ciudad ha cambiado por el teletrabajo o cómo se ha encarecido la vida fuera de los centros urbanos, otras industrias asimismo han ido sufriendo cambios con las diferencias en la forma de trabajar. Un ejemplo es la industria de la moda.
Encima, en estos cinco abriles desde que arrancó la pandemia, la Gestación Z ha arruinado sus estudios y se ha incorporado al mundo gremial con nuevas reglas. Y expertos en fortuna humanos han hablado de que se visten de forma más informal que las generaciones mayores.
En un reportaje que hicimos en Genbeta, yo comenté cómo amo teletrabajar y hay varias cosas que me molestarían de ir a una oficina y una de ellas es la de vestirse para ese contexto.
Comentaba en el mencionado estudio que, aunque no soy una persona que me guste estar en pijama cuando estoy en casa, ni me gusta ir en chándal, sí me gusta vestirme como a mí me apetece, sin tener que seguir ningún tipo de código. Teletrabajando tenemos muchísima más exención para vestirnos.

Aunque durante estos abriles la gentío no ha dejado de vestirse para salir de casa (de hecho, muchos estudios apuntan a que el ocio aumentó gracias a la flexibilidad gremial), no es lo mismo la ropa para un aproximación con conocidos al atmósfera emancipado que para ir a la oficina. Muchas empresas tienen código de vestimenta. Y otras, aunque no lo tengan, requieren cierta seriedad.
Eso sí, hay investigaciones al respecto que apuntan a que, con los cambios de los últimos abriles, la forma de vestirse en los entornos laborales ha pasado a ser más informal que antaño.
Imagen | Foto de charlesdeluvio en Unsplash
En Genbeta | Esta web es una mina para encontrar teletrabajo
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