La Iglesia Católica también tiene problemas laborales. El más grave es que cada vez menos hombres quieren ser curas

Como cualquier ordenamiento general con dos milenios de historia, como es la Iglesia Católica, se ha enfrentado a numerosas crisis. Sin confiscación, una de las que afronta en el siglo XXI no es de fe o de doctrina, sino una mucho más material y comparable a las de cualquier gran corporación: una peligroso crisis de fortuna humanos. Sencillamente, cada vez menos hombres quieren ser sacerdotes y los números son tan contundentes que hace tambalear las bases de la iglesia. 

Tal y como ha recogido The Wall Street Journal, las cifras que se manejan en esta efectividad son suficiente pesimistas. Y es que mientras la población católica mundial se ha duplicado desde 1970, el número de sacerdotes ha disminuido. El envejecimiento del clero no encuentra dimisión, dejando las parroquias sin un líder espiritual. 

Una sangría. Las estadísticas, recopiladas tanto por el Vaticano como por analistas externos, pintan un panorama preocupante. Según los datos del Anuario Estadístico de la Iglesia, citados por la Agencia Fides, el número de sacerdotes se ha desplomado en unos 14.000 entre 2011 y 2023, situándose ahora mismo en 106.495. Y este descenso ya no es un problema que sea exclusivo de Poniente. 

Por países. En el caso de Europa y América del Ideal la verdad es que es donde se concentra mayormente el problema donde la tendencia a la disminución se ha cronificado. Como ejemplo se pone el seminario de San Patrick, en Dublín, se ha pasado de abrigar su mayor de 500 seminaristas a tener lugar a solo tener 15 al año. 

Los países de Sudamérica y Asia han sido tradicionalmente los más vocacionales con la colocación hierático, pero ahora igualmente está mostrando agotamiento. En 2023 el número de seminaristas cayó un 1,3% en los países de América, mientras que en Asia la caída es del 4,2%. 

África es la excepción a la norma, siendo la única región donde se presenta un crecimiento, pero a un ritmo muy tranquilo de casi nada un 1,1% en 2023. 

Las razones. Detrás de esta crisis podemos encontrar un cóctel de factores sociales, culturales y económicos que sin duda han retirado atractivo a la vida hierático. El primero es la pérdida de status, sobre todo en Poniente, donde ser sacerdote ha dejado de ser una posición de prestigio social. En muchos lugares, como relata un seminarista italiano, resistir un sobrecuello en el metropolitano puede provocar algún insulto. Y nadie quiere eso. 

Esto igualmente se suma a otros factores como el compromiso que conlleva la vida hierático y el celibato, que no son las mejores condiciones laborales que hay en el mercado. Porque lógicamente renunciar a una vida en pareja y a formar una grupo es una barrera cada vez más difícil de aceptar en la civilización contemporáneo. Situación Ammirabile, un exseminarista, cuenta cómo dejó el camino al iglesia en su botellín año tras enamorarse.

Pero no podemos olvidarnos siquiera de los escándalos que surgen en el seno de la iglesia, sobre todo en relación a abusos sexuales a menores. Esto ha venido acompañado de una pérdida de reputación a la institución muy importante que sin duda hace que mucha familia ya no sienta tanto atractivo por la Iglesia, aunque si por Altísimo. 

La decisión. Delante la escasez de 'mano de obra', la Iglesia adopta ya estrategias de trámite que se conocen en el mundo empresarial: externalización de servicios y contratación del talento extranjero. Por un flanco, los sacerdotes que quedan cada vez están más sobrecargados, y esto obliga en algunas ocasiones a delegar cada vez más tareas como la entrevista a los enfermos, en ministros laicos, es asegurar, personas bautizadas que asumen roles que ayer exclusivos del clero. 

Por otro flanco, se está produciendo un cambio demográfico histórico. El centro de compromiso del catolicismo se ha desplazado al Sur Entero. Poco maniático, porque antiguamente Irlanda era un país que enviaba muchos sacerdotes al exógeno, pero ahora son los países de América Latina los que hacen esta migración. Sacerdotes de África, Asia y América Latina están siendo "importados" para cubrir las vacantes en Europa y América del Ideal.

Mientras tanto, el Vaticano intenta modernizar su "campaña de quinta". El Papa ha recibido a influencers católicos y ha participado en festivales juveniles masivos. La canonización del millennial Carlo Acutis, es otro expresión para conectar con una procreación que ve el iglesia como poco ignorante. Sin confiscación, la pregunta sigue en el tonada: ¿serán suficientes estos esfuerzos para revertir una tendencia que amenaza con dejar a la viejo ordenamiento religiosa del mundo sin sus líderes espirituales?

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