La Gen Z no sabe usar una impresora o un teclado, pero muchos 'millennials' y 'boomers' tampoco. Y no pasa nada

Durante abriles, se ha alimentado un discurso sobre la supuesta conexión, casi innata e intuitiva, de las nuevas generaciones con la tecnología (los 'nativos digitales' de marras). Como consecuencia de ello, de la 'gen Z' parece esperarse (por parte de 'sus mayores') que todos sean potenciales gurús tecnológicos, especialmente en el ámbito gremial.

Y cuando se ha podido constatar que esto no era así, esos 'mayores' se han empezado a resistir las manos a la comienzo por el hecho de que los miembros de la Engendramiento Z no cuenten con ciertos conocimientos que se les 'presuponían'. La pregunta debería ser por qué se presuponía poco así.

Se multiplican los comentarios sarcásticos por el desconocimiento de las nuevas generaciones, por ejemplo, a la hora de instalar una impresora o de conocer los atajos de teclado básicos.

Pero, pensemos por un momento... ¿es esta una característica monopolio de los más jóvenes? Porque yo juraría que muchos millenials y boomers siquiera han dominado nunca esas habilidades tecnológicas. Y, oye, eso no tiene mínimo de raro.

La brecha generacional: ¿mito o verdad?

Es acomodaticio encargarse que las generaciones más jóvenes, nacidas y criadas en un mundo digital, deberían ser lógicamente más hábiles en el uso de la tecnología. Sin confiscación, esta idea ignora un hecho crucial: la experiencia tecnológica no es homogénea.

La Engendramiento Z, por ejemplo, se mueve con viejo fluidez en plataformas móviles y aplicaciones sociales. Son nativos (que no 'expertos', insistimos) de un entorno donde los dispositivos táctiles dominan, y el teclado físico o la impresora han perdido relevancia. Para ellos, el conocimiento profundo de sistemas tradicionales no es una prioridad porque no tienen vinculación con las herramientas que usan a diario.

En contraste, muchos 'millenials' y 'boomers' tuvieron que estudiar a usar los PCs por pobreza gremial o educativa. Sin confiscación, esto no significa que todos dominen todos sus entretelas.

La tecnología no siempre ha sido intuitiva (y, encima, sigue cambiando)

Desde su origen, los PC han evolucionado a pasos agigantados. Y sí, parte de esa cambio ha consistido en una alivio de su usabilidad, sin duda. Pero hay un detalle que solemos acaecer por stop: la tecnología de consumo, incluso en sus facetas más 'simples', nunca ha sido (y sigue sin ser) completamente intuitiva.

Tomemos como ejemplo la instalación de impresoras. Aunque ahora es mucho más sencillo que en los 80-90, muchas personas (sin importar su época) se encuentran perdidas al enfrentarse a mensajes inesperados como 'Error de conexión' o 'Decisión al rebuscar el dispositivo'.

La paradoja es que, aunque la tecnología promete simplificar nuestras vidas, a menudo las soluciones más 'sencillas' están enterradas bajo capas de menús, configuraciones y terminología que confunden al sucesor promedio

Lo mismo ocurre con los atajos de teclado. Si admisiblemente combinaciones más básicas, como Ctrl+C (copiar) y Ctrl+V (pegar), son esenciales para muchos trabajos, lo cierto es que rara vez se enseñan de modo formal, como parte de un plan de estudios: En muchos casos, las personas aprenden por experimientación y error, lo que deja lagunas en su conocimiento.

Para quienes nunca se han enfrentado a la pobreza de usarlos —sea por el tipo de trabajo que realizan o su contexto educativo—, los atajos de teclado siguen siendo tan misteriosos como lo eran en la era pre-Internet.

Y, volviendo a lo que decíamos antiguamente: muchos jóvenes navegan, hoy en día, a través de dispositivos móviles... que ya no cuentan con dichos atajos de teclado. Ya ni siquiera cuentan con la opción del 'experimientación y error'.

¿Y si simplemente no pasa mínimo?

Es importante replantear el valía que otorgamos a estas habilidades. Asimilar usar una impresora o dominar atajos de teclado no debería ser una medida de competencia tecnológica, ni mucho menos una causa de estigmatización generacional.

La tecnología está en constante cambio, y lo que hoy parece indispensable podría ser (y probablemente sea) irrelevante en unos abriles.

Imagen | Marcos Merino mediante IA

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