He probado Remad, el 'Wallapop' de Madrid de intercambio gratis de objetos de segunda mano y he descubierto un filón

Tras abriles viviendo en Madrid, el año pasado descubrí por casualidad en X/Twitter gracias a Fernando de Córdoba la existencia de Remad, un sistema de intercambio de productos de segunda mano graciosamente con su propia web. Sorprendida por su existencia, lo primero que hice fue crearme una cuenta en su página para comprobar su funcionamiento y probarlo.

Lo de sufrir residuos a los puntos limpios era poco que sí conocía (no deberíamos dejar cosas grandes, como por ejemplo un sofá, al banda del contenedor y sí acercarlo allí), pero que se podían sufrir objetos avíos y en moderadamente buen estado para que otras personas las usaran no. Y al revés: llevarte lo que te interese a coste cero. Luego de una reserva, una donación y una entrevista, ya te adelanto poco: debería conocerlo más multitud porque Remad merece mucho la pena.

Primeros pasos en Remad: hacerse una cuenta y navegar por su catálogo

El Radio de Gobierno de Urbanística, Medio Circunstancia y Movilidad es la que alberga esta plataforma y comentaba en la intro, todo empieza por registrarse con un email y una contraseña. Una vez adentro, conviene entender un par de cosas: hay 17 puntos limpios que actúan como depósito y distribución en toda la ciudad de Madrid, aunque puedes inquirir y realizar el intercambio en cualquiera de ellos.

La web es proporcionado básica y utilitario para aglutinar el servicio y hacerlo más dinámico.  Para la punto del intercambio hay dos opciones fundamentales: la de 'Añadir producto' y la del 'Catálogo'. Poco que he recostado de menos es que ofreciera un buscador para poder introducir palabras esencia y así propiciar la búsqueda, porque aunque el masa de objetos no es inmenso (especialmente teniendo en cuenta la multitud que vivimos en Madrid), sí que es lo suficientemente ilustre para perderse.

Adentro del catálogo podremos cribar por punto íntegro, nominar categoría y activar lo de 'Arreglado', que retirará de la búsqueda aquellos objetos reservados. Si quieres echar un vistazo a su totalidad, mi recomendación es dejar 'Todos' y 'Todas' respectivamente en las dos primeras opciones (de hecho nos comentan que hay grandes diferencias entre barrios). En mi caso por comodidad elegí el punto íntegro de Arganzuela porque es mi alfoz y así la entrevista y posible intercambio tendría una provisión más conveniente a pie.

El catálogo va mostrando pantallas con tres columnas de objeto con una foto, título, categoría y descripción, así como las opciones de reservar y el pintoresco icono de corazón para añadir a favoritos. Aunque ya te adelanto poco: no te lo pienses mucho si te interesa poco porque la multitud está muy rápida. De hecho, lo más suculento vuela. Si poco te interesa y quieres entender más, entra para ver una ligera descripción.

Si a posteriori de verlo a fondo, te sigue interesando, toca sobre el capullo de 'Reservar': a partir de ese momento dispondrás de siete días para ir a recogerlo. Si no lo haces, el objeto en cuestión pasará de 'Reservado' a 'Arreglado', lo que significa que cualquiera puede retornar a reservarlo. Cuando reservas poco y a posteriori te lo llevas, se te restan 50 puntos a tu cuenta.

Software de intercambio de puntos, compromiso y picaresca

¿Pero no era graciosamente? Sí, pero tiene cierta dinámica para socorrer el servicio y evitar abusos , si admisiblemente sigue habiendo cierta picaresca. Cuando te creas una cuenta, te dan 100 puntos inmediatamente. A partir de ahí, cada objeto que te lleves resta 50 puntos y si llevas otros, ganarás 100 por cada entrega.

Para mi prueba reservé un patinete y adentro de mi perfil, en el ámbito de 'Mis productos', subí un casco de biciclo que tenía por casa sin usar. El proceso de subida es extremadamente sencillo y rápido: una foto, poner un título, meterlo en la categoría y añadir algunas palabras. Cuando lo llevemos al punto íntegro, lo que hayamos puesto pasará a ser directamente el anuncio, lo que agiliza enormemente el proceso.

Reservar el patinete (reconozco que al tuntún) y entregar el casco era el pretexto para acercarme hasta allí, donde me comentaron varias cosas interesantes. La primera es que servicio lleva cuatro abriles en activo, si admisiblemente a dictaminar por la cantidad de objetos disponibles mi impresión es que todavía no lo conoce demasiada multitud.

Sin bloqueo, quienes lo conocen tienen proporcionado nivel de compromiso con la iniciativa, ya que la mayoría de la multitud que reserva, acude a recogerlo. Luego de todo, que poco sea graciosamente hace que nos dejemos sufrir por el impulso para luego quizás rajarnos.

Pero la picaresca igualmente se hace cédula en un servicio que exploración dar una segunda vida a las cosas sin pagar peculio: hay multitud que reserva cosas para ponerlas a la saldo en Wallapop y solo si consigue cerrar la transacción se pasa a recogerlas. Otras personas "especializadas" en bicicletas y antigüedades que reservan en masa y que incluso son tan veloces que para cuando las personas encargadas del servicio comprueban que el objeto se ha subido correctamente a la plataforma, ya lo han reservado. Nos explican que frente a uso injusto pueden tomar medidas, pero vulnerarlas es tan sencillo como crearse otra cuenta.

Aunque hecha la ley, hecha la trampa, la sinceridad es que el personal explica que en caudillo se hace buen servicio y que hay agilidad, destacando la utilidad del intercambio de libros  (recomiendan mejor subir lotes de libros para que sea más interesante) para percibir graciosamente, apareciendo de vez en cuando desde grandes clásicos a títulos recién lanzados. Como curiosidad: no es posible dejar dispositivos electrónicos, ya que comprobar su funcionamiento es una tarea más compleja y adicionalmente, luego pueden aparecer quejas frente a posibles fallos.

Este artículo fue originalmente publicado en Genbeta en febrero de 2024.  Ha sido revisado y actualizado de nuevo

Portada | Eva Rodríguez de Luis

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