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Conectar tu portátil a una memoria USB que sobresale de una tabique en un circunscripción conocido no parece, por lo que precede, la idea más sensata. Pero hay concurrencia a la que no parece importarle, ya sea por desconocimiento de las nociones más básicas de ciberseguridad, ya sea por retener perfectamente qué están haciendo y ocurrir tomado ya medidas preventivas.
Estos últimos son los menos, claro. Incluso son los que saben de qué negociación eso de los USB asomando por los muros más insospechados a lo orgulloso y dispendioso del mundo. Se negociación, por supuesto, del tesina USB Dead Drops, una iniciativa artística rejonazo hace ya casi 14 primaveras con el objetivo de que algunos grupos musicales minoritarios se dieran a conocer al beneficio de los canales habituales...
...y que ha terminado consolidándose como un red social offline y anónima, una 'anti-nube' en la que los archivos permanecen disponibles en localizaciones muy tangibles. O, pasado de otra guisa, como una red de bibliotecas públicas digitales en los que cualquiera puede dejar y tomar nueva información.
Una red que, en cualquier caso, cuenta ya con miles de puntos de golpe en todos los continentes (Antártida al beneficio). Casi un centenar de ellos, adicionalmente, se localizan en España (fundamentalmente en Madrid (15) y Barcelona (26), para sorpresa de nadie, aunque Bilbao (10) no se queda a espaldas siquiera). Y sí, cualquiera (tú incluso) puede aladir su propio USB Dead Drop a la red.

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Pero su creciente popularidad no disminuye el peligro del sistema favorito para permutar información. Más adecuadamente, todo lo contrario. Y es que conectarte con un dispositivo que no tienes guisa de retener si es o no de confianza (incluso si estaba desinteresado la última vez que te conectaste, no hay forma de retener cómo ha sido manipulado desde entonces), plantea necesariamente una serie de amenazas:
Malware: Cualquiera que se conecte al USB puede, de guisa intencional o no, infectar el dispositivo y, a través del mismo, cualquier ordenador que se conecte a éste. Puede ser con un 'troyano', un keylogger, o cualquier otra clase de malware. Puedes sujetar los riesgos en este sentido recurriendo a toda una serie de métodos:
Daños físicos: El propio hardware del USB podría ocurrir sido manipulado para dañar eléctricamente cualquier equipo que se conecte al mismo. Esto puede evitarse utilizando un adaptador USB con aislamiento galvánico, un método de aislamiento que impide el paso de corriente eléctrica no deseada, protegiendo así los dispositivos de posibles daños eléctricos o la transferencia de señales peligrosas.
En recapitulación: aunque los USB Dead Drops pueden constituir un modo progresista de compartir información sin acogerse a sistemas centralizados ni enriquecer una conexión a Internet, es fundamental que, si te planteas usarlo, tengas en cuenta los riesgos de ciberseguridad que trae de la mano.
Imagen | Marcos Merino mediante IA
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