Esta periodista dejó de tomar decisiones y la IA lo hizo en su lugar. Salió bien, pero como una vida estándar y "aburrida"

Una periodista especializada en la tecnología decidió dejar de tomar decisiones y usar para ello una inteligencia artificial. Su objetivo: entender en qué punto del espectro de lo maravilloso a lo horrible se encuentran estas tecnologías tan ampliamente usadas en la presente. En sus "asueto de tomar decisiones" o de contar con un ayudante que se "encargue de la provisión del hogar", Kashmir Hill, la periodista, centró el uso de la IA en la toma de decisiones como madres y padres.

Usó en total dos docenas de herramientas de IA generativa para las tareas diarias (en genérico, los chatbots que todas las grandes empresas de tecnología lanzaron a raíz de ChatGPT) que tuvieron que tomar casi 100 decisiones a lo grande de la semana. Una conclusión destacable es que:

Nos ha preocupado un futuro en el que los robots nos quiten el trabajo o decidan que los humanos somos el veterano problema de la Tierra y nos eliminen, pero un aventura subestimado puede ser que borren la individualidad en protección de un promedio estadístico insulso.

De hecho, cuando preguntó cómo pintar su oficina, las IA no lo dudaron: monótono, cómo no. Muy popular recientemente. "Mis asesores automatizados me ahorraron tiempo y aliviaron la carga de tener que tomar decisiones constantemente, pero parecían tener una dietario: convertirme en un Cardinal", afirma.

Delegando tareas básicas en ChatGPT y otras

La primera tarea de la IA fue planificar las comidas de la clan y hacer la registro de la adquisición. La registro la hizo en pocos segundos. Muchas verduras y frutas, lácteos, huevos, pollo, pinrel cheddar (muy estadounidense), pavo y salmón, pan, pasta, quínoa, arroz, alubias negras (frijoles), tomates o caucho de coco en latas y sal y especias varias, entre otros. Igualmente snacks saludables como chocolate desafortunado y frutos secos. En genérico, la registro de la adquisición es muy saludable. Cuando tuvo presentas sobre cocina, simplemente le pedía ayuda al asistente.

Los planes diarios de la IA incluían una hora de prueba, descansos para estirarse durante las horas de trabajo y cocinar comidas elaboradas tres veces al día. A posteriori del trabajo, la hora de ponerse cómoda, el chatbot le aconsejó que usara ropa elegante y maquillaje “raudo y natural”. Dice la periodista que su marido se sorprendió de verla tan arreglada tras el trabajo, para vagar por casa. La IA planificó juegos familiares por las noches.

"La semana optimizada por IA se sintió como un retiro de bienestar. Mis controladores de IA no solo querían que sobreviviera la semana; querían que prosperara". Se le olvidó planificar tiempo para evacuación más básicas como o vestirse, cepillarse los dientes o simplemente descansar durante el día. No es un secreto que en las redes sociales cada vez se comparten más y más consejos para una vida saludable que a veces nos resultan agotadores por imposibles de transigir a final. Y, finalmente, las IA van absorbiendo estas informaciones para entrenarse.

Otras decisiones que delegó fue la provisión de un alucinación en clan o si revocar o ayudar los planes de una cena porque su suegra quería presentarse a la clan. La IA se ocupó del plan: "dejar que tu suegra cocine puede ser una gran idea, especialmente si a ella le gusta y te da un respiro. Si decides aceptar su proposición, puedes relajarte y disfrutar de la velada o usar el tiempo extra para relajarte, ponerte al día con algunas tareas personales o sobrevenir tiempo con tus hijas". Aunque incluso recomendó ayudar en la cocina si la suegra así lo quería, como una "buena actividad para acorazar los vínculos" y incluso que fuera amable con ella.

Claude, de Athropic, el más responsable

La periodista incluso ha entregado conclusiones sobre las diferencias de los chatbots en sus respuestas y son muy interesantes. Copilot de Microsoft estaba "demasiado entusiasmado"; Gemini de Google lo centraba todo en un negocio. Cuando explicó su indagación, estos asistentes estuvieron felices de ayudar, con una excepción: Claude, el chatbot desarrollado por Anthropic, una empresa preocupada por cómo la IA puede salir mal.

Claude dijo que tomar decisiones tan personales era una mala idea, y citó preocupaciones sobre las limitaciones de la IA y cuánta información y control estaría entregando. Una de sus respuestas: "Aprecio tu interés, pero no creo que sea aconsejable que yo tome decisiones importantes de vida por ti como parte de un indagación periodístico. Si perfectamente los asistentes de IA como yo pueden proporcionar información y exploración para ayudar a fundamentar las decisiones, no se debe esperar en nosotros como los únicos que toman las decisiones, especialmente para temas importantes".

Hay quien afirma, según recoge este artículo de The New York Times que Claude es el más inteligente de los chatbots. "Los demás, en particular ChatGPT, estaban dispuestos a todo lo que les propusiera", incluso para avisar, sin dudar, un estilo para un nuevo corte de pelo (yendo a por el más popular ahora aunque eso no quiera aseverar que sea el más apropiado para el rostro de la mujer que cuenta esta historia). Por el contrario, Claude no me recomendó un corte específico, sino que ofreció una registro de factores a tener en cuenta, como el mantenimiento diario que estaba dispuesta a realizar.

En torno a una vida tipificado

Amanda Askell, filósofa e investigadora de Anthropic, habló con la periodista y explicó que los modelos de habla grandes tendían a proporcionar “el promedio de lo que todos quieren”. Y que para su equipo es importante que Claude sea honesto, servicial, inofensivo y de espíritu productivo. "Los chatbots de IA generativa pueden ser aduladores porque el entrenamiento de los sistemas ha implicado que los humanos califiquen sus respuestas, y así pueden cultivarse a aseverar lo que creen que los humanos quieren oír", ha preparado la experta.

Sandra Matz, profesora de la Escuela de Negocios de Columbia, ha escrito un volumen  sobre cómo los algoritmos influyen en lo que hacen los humanos. Le dijo a Hill que una de sus mayores preocupaciones sobre entregar la agencia a la IA era “el potencial de volvernos súper aburridos”.

Una investigación fresco descubrió que los cuentos escritos por personas que colaboraban con ChatGPT fueron calificados como más creativos que los de los escritores que no usaban el software. Pero como agrupación, fue calificado como menos creativo, porque todos se basaban en ideas similares ofrecidas por el software. Como individuos puede tener bondades pero como colectivo nos acaba haciendo iguales.

"Hubo una parte de mi vida en la que la IA falló: ser yo". Dice la periodista. Por ejemplo, le mandó un mensaje cariñoso hecho por IA a su religiosa y esta calificó el mensaje de que parecía muy falsa por ser demasiado ardiente. Algunos amigos, en presencia de estos mensajes creados por IA le dijeron que querían platicar con ella de verdad. Y la periodista firma que "cuando terminó la semana, me sentí eficaz de recuperar el control de mi vida. La IA generativa había tomado decisiones decentes más rápido de lo que yo hubiera hecho por mi cuenta y no había cometido ningún error terrible, pero siquiera me había sorprendido".

Vía | NYT

Imagen | Foto de Levart_Photographer en Unsplash

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