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Las entrevistas de trabajo son uno de los mejores thrillers de la vida existente. Podemos intuir cómo empiezan, pero nunca cómo van a terminar. Adicionalmente, por mucho que nos preparemos para la reunión, nunca sabemos por dónde puede salir el entrevistador. Ya lo contamos hace poco, preguntas aparentemente banales como “¿Cuándo puedes asomar?” pueden encerrar la picaporte de entrada al trabajo. Por eso además, cuando un entrevistador da sus claves, es mejor escucharle.
Las líneas rojas. Emily Levine, vicepresidenta ejecutiva de Career Group Companies, ha entrevistado a miles de candidatos, muchos para roles de detención nivel como asistentes personales y jefes de equipo para celebridades. Esta recruiter ha identificado a lo abundante de su carrera varias señales de advertencia que pueden perjudicar la impresión de un candidato durante una entrevista.
Para evitar errores comunes, Levine ha compartido recientemente una serie de consejos clave basados en su experiencia: sus líneas rojas.
No llegues antaño (ni posteriormente). Parece obvio, pero como explica la experta a través de su experiencia, no lo es tanto. La puntualidad es esencial, pero impresionar con demasiada anticipación puede ser tan perjudicial como todo lo contrario llegando tarde. ¿La razón? Si admisiblemente venir tarde a una entrevista da la impresión de desorganización y error de respeto por el tiempo del entrevistador, presentarse mucho antaño puede transmitir una cierta ansiedad excesiva o incluso hacer que el entrevistador se sienta necesitado o incómodo en el combate.
Según Levine, el momento ideal para entrar en la oficina o sala de entrevistas es, como mucho, 10 minutos antaño de la cita programada. Para evitar contratiempos, recomienda impresionar al edificio o punto de combate con 15 o 20 minutos de prelación y utilizar ese tiempo para prepararte o ubicar la oficina sin invadir el espacio del entrevistador antaño de lo necesario.
No vayas como cuando quedas con un amigo. Aunque aquí juegan muchas variables, la experta subraya que tanto la apariencia como el comportamiento durante la entrevista son fundamentales para gestar una buena impresión. Levine subraya que, tanto en entrevistas presenciales como virtuales, ciertos hábitos y detalles pueden restar profesionalismo. A enterarse: masticar chicle, usar anteojos de sol en la capital, o adoptar una postura demasiado relajada.
En entrevistas presenciales, aspectos como deducir a tabaco o usar un perfume demasiado intenso pueden ser incómodos para el entrevistador. La esencia, según la ejecutiva, es asegurarte de que la atención se centre simplemente en tu experiencia y habilidades, no en distracciones externas, “pequeños detalles pueden marcar una diferencia en cómo perciben tu profesionalismo y seriedad”, cuenta.
No seas indiscreto. Muchas veces, durante las entrevistas de trabajo surge la pregunta sobre experiencias previas. Levine detalla que platicar mal de empleadores o empresas anteriores, o compartir información confidencial de sitios donde estuvimos antes, es una de las mayores señales de advertencia para los reclutadores.
La ejecutiva recalca que, especialmente en industrias donde los acuerdos de confidencialidad (NDA) son comunes, divulgar información sensible, aunque hayas firmado un NDA, genera desconfianza. La razón parece sencilla de entender: ese tipo de comportamiento sugiere que, en el futuro, podrías hacer lo mismo con el próximo empleador. Es preferible destacar de guisa positiva tus logros y aprendizajes en empleos anteriores, manteniendo la ética y la profesionalidad al platicar de experiencias laborales pasadas.
Claves para una buena impresión. Para finalizar, Levine además aconseja prestar atención a otros aspectos esencia, como mantener el contacto visual, enterarse ojear el momento para enterarse cuándo es apropiado platicar o hacer preguntas y cuado escuchar, y demostrar interés verdadero por el puesto al que aspiras. Todas estas acciones “no solo muestran que estás preparado, sino además que respetas el tiempo y las expectativas del entrevistador”.
En definitiva, y aunque puedan parecer básicas, son recomendaciones de determinado que ha estado delante de los aspirantes miles de veces. Presentarse puntualmente, proyectar una imagen profesional y permanecer la discreción al platicar de empleos anteriores deberían ser pilares esenciales para causar esa impresión positiva durante una entrevista sindical. De paso, evitamos esas “líneas rojas” del habituado que seguramente sabe detectarlas con gran facilidad.
Imagen | Pexels
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