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The Browser Company estaba reimaginando el concepto de navegador con Arc, pero el mercado ha empujado su innovación en torno a donde el valencia es medible: al sector corporativo. Una revolución de la WWW pasará a reconvertirse en una cuchitril más de un ecosistema de productividad
Arc debutó en 2022 con la promesa de convertir el navegador en un espacio de trabajo vivo: más personalizable, integrando nuevas funciones que iban desde las pizarras hasta formas nuevas de compartir y agrupar pestañas. Esa afán de "navegador-como-sistema-operativo" le ganó usuarios influyentes —entre ellos, el CEO de Atlassian, Mike Cannon-Brookes— y colocó a The Browser Company frente a gigantes como Chrome y Safari.
En junio, la compañía anunciaba el progresivo negligencia de Arc, pero doblaba su desafío con Dia, un navegador más simple y centrado en IA, capaz de chatear con tus pestañas y efectuar entre aplicaciones: mover datos entre hojas de cálculo abiertas, consultar el calendario conectado al correo, o tratar cualquier URL como reseña accionable.
Ahora, sin incautación, Atlassian ha anunciado un acuerdo para conseguir The Browser Company por 610 millones de dólares, con la intención de que el equipo funcione como una entidad independiente.
El propio Cannon-Brookes llevaba primaveras reportando 'bugs' y pidiendo funciones en Arc; de modo que su convergencia con Josh Miller (CEO de TBC) sorprende poco. Atlassian es nítido en cuanto a lo que averiguación: "un navegador para hacer, no sólo para navegar", optimizado para las apps SaaS donde pasamos el día, cargado de funcionalidades de IA y memoria de trabajo, y con seguridad, fiabilidad y controles de oficina por diseño.

La empresa subraya por otra parte que, aunque el 85% de los flujos de trabajo ya ocurren en el navegador, menos del 10% de las organizaciones ha recogido un navegador empresarial seguro; ahí es donde Atlassian ve el hueco para su navegador.
El problema para muchos de los vigentes usuarios de Arc es que TBC ya ha renunciado a cambiar las dinámicas de uso de la WWW. Incluso antiguamente de su transacción por Atlassian, con el anuncio de Dia ya sólo apostaban por integrar la IA. Ahora, tras la transacción, parecen más interesados en superponer una capa inteligente que compare, conecte y priorice entre múltiples herramientas y contextos de trabajo.
La propia Atlassian lo expresa como "alcanzar que Dia sea el navegador del trabajador del conocimiento", enriqueciendo pestañas con contexto para mover el trabajo delante y aportando funciones de IA que "unan los puntos" entre apps, pestañas y tareas.
La web moderna ha tenido a que todos los navegadores hagan casi lo mismo, y de forma interoperable. Diferenciarse exige capas "por encima" (flujo de trabajo, IA, seguridad) más que cambios "por debajo".

Ahora, en manos de Atlassian, la tecnología de TBC encajará como capa comparativa de productividad: donde antiguamente había cientos de pestañas indiferenciadas, ahora hay entidades comparables (tareas, documentos, incidencias, reuniones) sobre las que la IA priorizará y actuará.
Pero, con este movimiento, asimismo se pierde la afán 'generalista' de Arc: al aceptar que sus funciones "de vanguardia" calaban en pocos, el tesina pasa de reinventar el navegador universal a servir de navegador-del-trabajo.
Se pierde igualmente la valiosa independencia con respecto al proveedor. En otras palabras, el navegador se convierte en una utensilio más del stack Atlassian: integra señales de Jira, Confluence, Trello o Loom, las coteja con lo que hay en tus pestañas y actúa en consecuencia.
Imagen | Marcos Merino mediante IA
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