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Hace una semana, el Cabildo de La Adrada, un municipio avilés con 2.796 habitantes, anunció con entusiasmo el Marketplace La Adrada, una plataforma de comercio electrónico que promete impulsar el comercio locorregional tirando de "digitalización", "IA"... y WhatsApp.
Financiada con casi medio millón (476.000) de euros procedentes de fondos europeos NextGenerationEU, esta iniciativa se presenta como una aparejo para conectar comercios locales con clientes a través de un armario posible apoyado por un 'asistente inteligente'.
Pero la pregunta no es qué promete, sino qué logrará sostener cuando el impulso auténtico (y el presupuesto) se acaben. ¿Estamos frente a una posibilidad vivo o repitiendo errores ya vividos en decenas de municipios?
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La historia suena casero. Según ha documentado el 'hacker' y agitador Jaime Gómez-Obregón, proyectos similares han ido floreciendo y secándose por toda la cosmografía española: Logroño, Utrera, Cartagena, Benicarló, Lugo, Ponferrada...
Plataformas como compralgeciras.com, yocomproenlalfas.com o DTiendas Linares, financiadas con pasta sabido y con discursos tan optimistas como el que hoy acompaña a La Adrada, desaparecieron silenciosamente tras demostrar una escasa utilidad vivo. De ahí que hablemos de 'tirar el pasta'.
¿Qué motivo tendría un becario habitual de Amazon para dejarlo de costado en protección de alguna de las docenas de webs de e-commerce municipales? Mejor aún: ¿cómo se le pasaría por la vanguardia, si nunca ha pabellón murmurar de ellas?

Parafraseando al Che: "crear dos, tres... muchos Amazon es la consigna". / vía J. Gómez-Obregón
La fiebre por crear marketplaces municipales ha sido descrita por Gómez-Obregón como un “virus silencioso” que se ha extendido por España, dejando tras de sí un 'cementerio digital' de plataformas fallidas. ¿Por qué?

¿Y internamente de un año? Si poco ha demostrado la experiencia de decenas de municipios es que el éxito de un marketplace locorregional no depende de su dispersión, sino de su mantenimiento. De modo que, volviendo a La Adrada, el provocación no está en la plataforma en sí, sino en lo que vendrá luego: iniciativas similares anteriores han carecido de una logística de marketing digital sostenida en el tiempo.
Gómez-Obregón pone estos casos como ejemplo del "idealismo tecnosolucionista" que impregna muchos discursos políticos: la idea de que todo puede resolverse con una app, un portal web o (ahora) un chatbot
Detrás del entusiasmo por la digitalización municipal se esconde, en muchos casos, un patrón de despilfarro sabido silencioso. El caso de Marketplace La Adrada, no es una excepción, sino parte de una tendencia doméstico con miles de euros volcados en plataformas que, en su mayoría, no han sobrevivido ni un año de funcionamiento vivo.

Según el seguimiento realizado por Jaime Gómez-Obregón, la vida útil de estas plataformas suele ser alarmantemente breve:
Estos fracasos son la norma, no la excepción. Y lo más reservado es que, a pesar de los circunstancias, los fondos públicos siguen fluyendo: desde presupuestos municipales hasta subvenciones europeas del FEDER y del software Next Generation EU.
Vía | Jaime Gómez-Obregón
Imagen | Asqueladd + Marcos Merino mediante IA
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