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La inteligencia sintético está redefiniendo los límites de la creación de software. La última frontera es el 'vibe coding', una destreza emergente donde los desarrolladores describen lo que quieren hacer con jerigonza natural y una IA se encarga de producir el código. La promesa es tentadora: una velocidad para programar que permite materializar ideas en mucho pequeño tiempo. Sin retención, para muchos programadores experimentados, esta utopía se ha convertido en un nuevo y frustrante rol: el de "niñeras de IA".
Una sensación agridulce. La tensión de parte del sector proviene de un reportaje hecho por TechCrunch que ha destapado la sinceridad agridulce que viven muchos desarrolladores. Aunque el 95% de los programadores encuestados en un referencia de Fastly afirman advenir tiempo extra corrigiendo código generado por IA, asimismo reconocen que las ventajas superan con creces los inconvenientes.
La dura sinceridad. Carla Rover, una desarrolladora web con 15 primaveras de experiencia, describe el "vibe coding" como una "hermosa e infinita servilleta en la que se pueden esbozar ideas perpetuamente". Sin retención, su experiencia la llevó a las lágrimas tras tener que reiniciar un tesina desde cero. "Le pasé el trabajo como si la IA fuera un empleado", relata. "No lo es".

El problema, como descubrió Rover, es que el código generado por IA puede estar plagado de errores impredecibles. Desde "alucinaciones" que inventan nombres de paquetes hasta fallos de seguridad y una amenazador desatiendo de "pensamiento sistémico". La IA, según los expertos, tiende a resolver problemas superficiales, creando soluciones redundantes y confusas en superficie de una inmueble de software coherente. Feridoon Malekzadeh, otro diestro del sector, lo compara con "contratar a tu pertinaz e insolente hijo adolescente para que te ayude a hacer poco". Estima que dedica entre el 30% y el 40% de su tiempo a corregir los errores introducidos por la IA.
Culpando a la IA. Esta situación ha generado un engendro que ya hemos relatado, como por ejemplo los programadores que culpan a la IA de sus propios errores. La facilidad para producir código ha creado una peligrosa tendencia a delegar la responsabilidad, olvidando que la supervisión humana sigue siendo obligatoria.
El innegable atractivo. A pesar de las frustraciones, nadie quiere retornar detrás. El "vibe coding" ha demostrado ser una útil increíblemente útil para la creación de prototipos, la vivientes de código repetitivo (boilerplate) y, en militar, para acelerar el flujo de trabajo. "Consigo hacer más cosas con los programadores de IA que sin ellos", admite Malekzadeh.
La esencia parece estar en entender la IA no como un sustituto, sino como un asistente. Un asistente increíblemente rápido y creativo, pero que carece de la visión completo y el prudencia crítico de un humano. Austin Spires, de Fastly, señala que el código de la IA tiende a apañarse el camino más rápido, no necesariamente el "correcto", lo que puede introducir vulnerabilidades.
Por ello, empresas como NinjaOne, donde trabaja el CTO Mike Arrowsmith, están promoviendo un "vibe coding seguro", que incluye controles de llegada a las herramientas de IA y revisiones de código obligatorias por parte de pares humanos. Los beneficios en productividad, como destacan gigantes como IBM y Google, son demasiado grandes como para ignorarlos.
Impuesto a la innovación. El tiempo extra dedicado a supervisar y corregir a la IA es trillado por muchos como un "impuesto a la innovación", un peaje necesario para disfrutar de sus beneficios. Para las nuevas generaciones de ingenieros, como Elvis Kimara, esta es simplemente la nueva normalidad. "No solo escribiremos código; guiaremos sistemas de IA, asumiremos la responsabilidad cuando las cosas se rompan y actuaremos más como consultores para las máquinas", explica.
El rol del desarrollador está en plena transformación. Ya no se proxenetismo solo de escribir líneas de código, sino de puntualizar problemas, indicar a la IA, demostrar los resultados y, en última instancia, ser el centinela de la calidad y la seguridad del producto final. Como concluye Malekzadeh, citando al teórico francés Paul Virilio: "Cada tecnología lleva consigo su propia negatividad, que se inventa al mismo tiempo que el progreso técnico". Con el barco del "vibe coding", asimismo hemos inventado sus naufragios. La esencia será asimilar a navegar estas nuevas y turbulentas aguas.
Imágenes | Jefferson Santos
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