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Hay videojuegos capaces de marcar una época, y Wing Commander, animado en 1990 por Origin Systems bajo el sello de Electronic Arts, fue uno de ellos. Considerado un hito del índole de simulación espacial, este articulación marcó el inicio de una franquicia querida que inspiró secuelas, novelas, una película...
Pero más allá de sus logros técnicos y narrativos, desde el punto de paisaje del crecimiento de software, Wing Commander guarnición un secreto extraño: ha ocultado todos estos abriles un 'bug' disfrazándolo de mensaje de agradecimiento al tahúr.
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A menudo, los errores de software son enemigos acérrimos de los desarrolladores: algunos se corrigen rápidamente, otros se arrastran de interpretación en interpretación. En el caso de Wing Commander, uno de estos bugs fue "resuelto" de una forma tan poco ortodoxa como ingeniosa.
Y es que Ken Demarest, uno de los programadores originales, reveló muchos abriles a posteriori del impulso que, al acercarse la data contorno para el mismo, el equipo se topó con un problema que no pudieron corregir a tiempo.
El error surgía al cerrar el articulación: el sistema devolvía una excepción crítica del sistema porque interactuaba incorrectamente con el mandatario de memoria EMM386, una aparejo global en entornos MS-DOS para gobernar memoria extendida.
Y es que, a principios de los abriles 90, los entornos MS-DOS funcionaban con restricciones severas: sólo se podían utilizar 640 KB de memoria convencional, y para ejecutar programas más complejos era necesario acogerse a extensiones como el citado EMM386.
De cualquier modo, el resultado era una pantalla negra con un mensaje técnico confuso y poco cariñoso, poco como:
"EMM386 Memory manager error. Bla bla bla".
Vamos, parecido a las antiguas 'pantallas azules de la asesinato' (de la época en que aún no venían con QR incorporado).
Pero, para un tahúr promedio, ese mensaje no solo era confuso, sino que incluso podía sembrar la duda sobre si su sistema (o el propio articulación) estaba dañado.
Pero la data de impulso se acercaba inexorablemente y el presupuesto, como es habitual, era constreñido. Corregir el error requería modificar el comportamiento de bajo nivel del sistema de memoria, una tarea arriesgada y compleja que podía desestabilizar todo el articulación.
Fue entonces cuando Ken Demarest, uno de los desarrolladores principales, tomó una osadía pragmática: usando un editor hexadecimal —una aparejo que permite modificar directamente el contenido binario de archivos ejecutables— editó directamente el contenido del mensaje.
Aquí un editor hexadecimal mostrando el texto de uno de los mensajes de error de un archivo binario ('explorer.exe', para más señas)
Y así, en sitio del mensaje técnico, el articulación ahora mostraba una frase que disimulaba perfectamente el sentencia:
"Gracias por juguetear al Wing Commander".
De este modo, lo que parecía una despedida cariñoso para el tahúr era, en ingenuidad, una señal notablemente maquillada de que el articulación había colapsado al cerrar. Este sentencia ha permanecido inmaculado desde hace más de 35 abriles, convirtiéndose a estas jefatura en una relato legendaria del crecimiento de videojuegos.
Y en un ejemplo paradigmático del 'refrán' irónico "It’s not a bug, it’s a feature" ("No es un error, es una funcionalidad").
Desde una perspectiva de ingeniería, esto es un ejemplo de una "decisión de contención": una experiencia en la que no se elimina el problema de raíz, sino que se oculta o mitiga su impresión para proseguir la estabilidad militar del sistema. Aunque hoy en día esto puede parecer una bodrio, en el contexto de la época (y dadas las herramientas y limitaciones disponibles), fue una decisión audaz e ingeniosa.
Este tipo de "soluciones creativas" son más comunes de lo que se piensa, especialmente en los primeros abriles del crecimiento de software comercial, cuando los capital eran limitados y las fechas de entrega, inamovibles.
El espíritu de Wing Commander no terminó con su última linde de código. Su creador, Chris Roberts, siguió innovando en el índole espacial y, abriles más tarde, presentó uno de los proyectos más ambiciosos en la historia del videojuego: Star Citizen.
Este título se presenta como el heredero espiritual de Wing Commander, y ya ha recaudado más de 800 millones de dólares a través del crowdfunding, una guarismo récord... teniendo en cuenta que lleva 13 años recaudando y aún no ha salido al mercado.
Imagen | Marcos Merino mediante IA
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