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"Imaginemos una porífero de carbono, pero los poros de esa porífero tienen una anchura de molécula de un solo dígito, estamos hablando de menos de 10 nanómetros", explica. Estos poros se llenan de gas silano, pero solo hasta la fracción. La partícula que queda está formada por silicio, carbono y espacio infructifero. Cuando los iones de litio se dirigen del cátodo al ánodo y el silicio se litifica, se expande para guatar los espacios vacíos de la partícula.
"Se mitiga la expansión en el nivel de la partícula, de modo que la formación no ve la expansión, se estabiliza y se consigue una excelente vida de ciclo. Esa es la idea crítica de la invención: estudiar efectivamente a internalizar esa expansión, de modo que quede aislada de la química de la formación y de las operaciones mecánicas", cuenta Luebbe.
Vincent Chevrier lleva 15 abriles investigando en el campo del silicio y es socio de la consultora de baterías Cyclikal. Explica que, aunque el silicio ha llegado para quedarse como material para las baterías de iones de litio, aún quedan algunos problemas para su acogida generalizada, como el costo.
Empresas como Group14 utilizan silano gasificado en área de silicio sólido, lo que mejoramiento el rendimiento de la formación, pero podría ser 10 veces más caro. Eso podría dificultar la liquidación de su compuesto a los fabricantes de baterías y hacer subir los precios de los productos electrónicos de consumo. Se rumora que el iPhone 17 Air costará unos 1,099 dólares, lo que supondría un aumento de 200 dólares respecto al iPhone 16 Plus al que se prórroga que sustituya, aunque podría acontecer otros factores que afectaran a su precio, como los aranceles.
Chevrier igualmente indica que a menudo ve que los fabricantes de silicio-carbono inflan las afirmaciones sobre densidad energética. Por ejemplo, Group14 afirma en su página web que sus baterías de silicio pueden ofrecer hasta un 50% más de densidad energética que las baterías de iones de litio convencionales. Pero si el material solo se utiliza para sustituir al plumbagina y no se modifica mucho más la formación, lo más probable es que el aumento de la densidad energética sea de un 10% con el cambio a un ánodo de silicio-carbono. Si se rediseña la célula de la formación, es posible que se produzca un aumento de hasta el 30%.
Las baterías de silicio-carbono igualmente tienen un ciclo de vida peor que las de plumbagina. Es sostener, el número de ciclos completos de carga y descarga (de cero a cien por cien) por los que pasa una formación antaño de que su capacidad se degrade por debajo del 80%. En cuanto a la eficiencia energética del silicio, cuánta de la energía puesta en la formación acaba en forma de calor y cuánta se almacena como energía, Chevrier dice que "se pierde más energía en forma de calor que con el plumbagina".
El grafeno podría alcanzar los 5,000 ciclos de carga, mientras que el compuesto de Group14 se queda en 1,000 ciclos, o unos 3 abriles, dependiendo de la frecuencia con que se cargue el teléfono por completo. Sin confiscación, Chevrier señala que las baterías actuales con ánodos de grafeno no alcanzan los 5,000 ciclos de carga porque empresas como Apple las atiborran de una longevo densidad de energía, que estresa la formación pero mantiene el teléfono eficaz durante todo el día. Por eso la formación del iPhone no dura tanto como luego de dos abriles de uso. Las baterías del iPhone 16 pueden conservar el 80% de su capacidad con 1,000 ciclos de carga. Cambiar a silicio-carbono no tiene por qué suponer una gran diferencia en el ciclo de vida de la formación, a pesar de que se diga lo contrario.
Lo crucial es memorar que, a pesar de los avances en las baterías a lo desprendido de los abriles, incluidos los ánodos de silicio-carbono, las nuevas tecnologías llegan al mismo tiempo para pedir una tajada de ese exceso de energía. La creciente repertorio de funciones de inteligencia sintético que se ejecutan localmente en los teléfonos es cada vez longevo, y estarán encantadas de absorber más energía si pueden conseguirla. Eso significa que es posible que no disfrutes de una longevo duración de la formación aunque un fabricante de dispositivos introduzca un ánodo de silicio-carbono y amplíe la capacidad de la formación.
En el caso del iPhone 17 Air, Apple aprovecha la preeminencia de administrar espacio de los ánodos de silicio-carbono y experimenta con un diseño fino y pronto para ver si los consumidores se animan, sin acudir a una pantalla más pequeña. Asimismo podría ser un campo de pruebas para un futuro iPhone plegable: el fabricante de Cupertino se aseguraría de que no fuera mucho más recio que un iPhone tradicional.
Habrá que esperar hasta que podamos probar el Air para ver si la compañía consigue ofrecer la autonomía adecuada con este diseño.
Artículo publicado originalmente en WIRED. Adaptado por Alondra Flores.
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