El equipo de Trump usaba un grupo de Signal para hablar con seguridad sobre bombardeos. Pero se les coló un periodista por error

"Esto es una violación evidente de la seguridad doméstico y deberían rodar cabezas". Así se refiere el congresista estadounidense Chris Deluzio con respecto a un escándalo que acaba de saltar a los titulares y que expedición en torno a un reunión de una app de transporte.

Más concretamente, un reunión en la app 'segura' Signal, con el que varios miembros de la Agencia Trump coordinaron la información relativa a un fresco ataque marcial... sin darse cuenta de que habían invitado por error a un intruso.

Estás invitado

Empecemos por el principio: Jeffrey Goldberg, editor en patriarca del medio The Atlantic, recibió el 11 de marzo una solicitud para unirse a un reunión en Signal, supuestamente procedente de Michael Waltz, maestro de Seguridad Franquista del presidente Trump. Dos días posteriormente, fue añadido a un reunión para acometer el problema de los hutíes de Yemen, integrado por figuras esencia del recibidor: el vicepresidente J.D. Vance, el secretario de Defensa Pete Hegseth, el secretario de Estado Situación Rubio, la jefa de recibidor Susie Wiles, y otros altos funcionarios.

Goldberg pudo comprobar cómo empezaban a publicarse en el reunión toda una serie de comunicaciones que contenían información sensible: detalles operativos, cronogramas de ataques, identidades de agentes de inteligencia, e incluso evaluaciones post-ataque que incluían celebraciones con emojis de fuego, banderas y oraciones.

"A las 11:44 a.m. del 15 de marzo, [el secretario de Defensa] Hegseth compartió una 'puesta al día de equipo' con detalles precisos sobre los bombardeos inminentes. Dos horas posteriormente, las explosiones sacudieron Saná. Yo estaba en un supermercado".

Como diría Fouché: "Ha sido peor que un crimen, ha sido un error"

Nadie en el reunión pareció notar la presencia del periodista, ni siquiera cuando salió voluntariamente del reunión. Seguidamente, el Consejo de Seguridad Franquista confirmó la autenticidad del mismo y reconoció que su inclusión había sido un 'error'.

Este descuido ha rajado una 'caja de Pandora' judicial. Diversos expertos afirman que los funcionarios podrían ocurrir violado la Ley de Espionaje, al compartir información clasificada por canales no autorizados. Signal, aunque sea una app cifrada, no está consentido para comunicaciones oficiales ni de seguridad doméstico.

Encima, la activación del borrado instintivo de mensajes podría constituir una violación a las leyes federales de preservación de registros: en los EE.UU., todos los mensajes sobre actos oficiales son considerados registros gubernamentales y deben conservarse.

Make Signal secret again

Recordemos que Signal (con 3-5 millones de usuarios en los EE.UU.) es una aplicación 'open source' de transporte cifrada de extremo a extremo, utilizada frecuentemente por periodistas, activistas y funcionarios que buscan comunicaciones más seguras que las ofrecidas por plataformas como WhatsApp o Telegram, sobre todo por el hecho de que no almacena metadatos.

Sin secuestro, como ya hemos explicado, hay razones legales que convierten en problemático el uso de Signal en este caso en particular: la llamativo razón de su uso entre altos funcionarios del gobierno de Trump habría sido la comodidad y presteza para coordinar decisiones fuera del sistema oficinesco tradicional, aunque esa informalidad ahora podría costarles muy caro.

Los "parásitos" europeos y una hostilidades difícil de entregar

Más allá del caos tecnológico, los mensajes revelan todo tipo de tensiones entre distintas posturas interiormente del recibidor. Así, por ejemplo, el vicepresidente Vance expresó reservas sobre los ataques... porque Europa se beneficiaría de los mismos sin ocurrir contribuido, y porque "nadie sabe quiénes son los hutíes", por lo que sería difícil discurrir la intervención en presencia de la opinión pública estadounidense.

Hegseth, por su parte, se mostró comprensivo con la crítica a la UE ("Comparto plenamente tu repulsión cerca de los parásitos europeos. Es PATÉTICO"), pero respondió que el momento era oportuno y que postergar la operación aumentaría los riesgos de filtración. Irónico.

Steve Miller, mano derecha de Trump, zanjó la discusión afirmando que el presidente ya había poliedro luz verde, y que la operación no era sólo un castigo a los hutíes por atacar rutas marítimas estratégicas, sino un mensaje geopolítico para dejar claro quién lidera el orden internacional.

Comprensiblemente, el Congreso ha estallado: legisladores de uno y otro partidos exigen explicaciones. Y el Unidad de Defensa ha anunciado una auditoría interna "inmediata y exhaustiva" sobre la posible divulgación no autorizada de información.

Imagen | Marcos Merino mediante IA + Logo de Signal

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