
ARTDEPARTMENT

En muchas empresas tecnológicas —y cada vez más en otros sectores— se organiza el trabajo en "sprints": períodos de tiempo cortos y fijos (normalmente dos semanas) en los que un equipo se compromete a terminar un conjunto concreto de tareas o proyectos.
En teoría, esto da ritmo y claridad. Pero Daniel Blanco, ingeniero de software castellano que trabaja en MongoDB, ha cosechado ya casi 1000 'likes' mostrando una opinión asaz crítica con esta metodología:
"Dividir el trabajo en sprints es el anciano sinsentido de este sector. [...] Me parece increíble que esto sea el "estereotipado" de la industria".
Y es que, en la actos, los 'sprints' no siempre funcionan como se dilación:
El resultado puede ser que el objetivo no sea entregar valencia de la mejor forma, sino cumplir con el calendario.
El MONITOR de PRODUCTIVIDAD PERFECTO TODO lo que hay que asimilar Xataka TV
Si el 'sprint' es de dos semanas y terminas en semana y media, es popular añadir tareas nuevas "para beneficiarse el tiempo". En sentido contrario, si vas retrasado, puedes observar la presión de terminar deprisa aunque eso implique descabalgar la calidad. Esto es lo que se fogata ley de Parkinson: el trabajo se expande (o se contrae) para guatar el tiempo arreglado.
En Scrum (un situación que usa sprints) se emplean técnicas como los 'story points' para estimar el esfuerzo de cada tarea. El equipo planifica el sprint en función de su velocidad (puntos que suele completar). Pero, si las estimaciones no aciertan, se gasta mucho tiempo ajustando el sistema en puesto de mejorar cómo se divide y entrega el trabajo.
Los sprints suelen implicar varias reuniones fijas:
Esto aporta orden, pero puede comerse horas productivas, sobre todo en equipos grandes.
Dos semanas no siempre son el tamaño "natural" del trabajo. Hay tareas que duran un día y otras que requieren un mes. El situación del sprint puede forzar a fraccionar artificialmente o retrasar entregas.
Los sprints pueden ser enseres, pero si observas una o varias de estas señales de forma recurrente, quizá estén creando más obstáculos que valencia:


Aunque los sprints no son la única forma de organizar el trabajo, en ciertos contextos aportan beneficios claros:
En sectores como banca, sanidad o aeronáutica, a menudo es necesario coordinar entregas con auditorías, homologaciones o ventanas de publicación definidas por terceros. Un sprint fijo permite alinear las entregas con esos hitos y afianzar que todo el equipo trabaja con la misma remisión temporal.
Para equipos con poca experiencia en autogobierno, la estructura de reuniones y objetivos cortos puede servir como entrenamiento en disciplina, estimación y priorización. La cadencia regular ayuda a crear hábitos, como revisar lo hecho, ajustar procesos y reflexionar sobre mejoras.
Campañas de marketing, lanzamientos de producto, ferias o conferencias con aniversario cerrada se benefician de una planificación por bloques cortos que aseguren avances medibles en cada ciclo. El sprint actúa como un "checkpoint" intermedio para detectar retrasos con tiempo para corregir.
Si un equipo depende de entregas o validaciones de otro (por ejemplo, avance y diseño, o avance y QA extranjero), una cadencia popular facilita la coordinación. Esto reduce el peligro de que un equipo trabaje mucho tiempo en poco que luego se bloquee esperando a otro.


Cuando se trabaja con sprints u otros métodos ágiles, es practicable caer en la trampa de valorar lo que es cómodo pero no necesariamente útil, como los "puntos de historia" o la "velocidad" del equipo. Estas cifras pueden ser interesantes para coordinar internamente, pero no siempre reflejan lo que de verdad importa: si estamos entregando valencia a buen ritmo y con calidad.
El número de tareas, historias o entregables completados en un periodo (por ejemplo, por semana o por mes), es el cifra que te dice cuánta capacidad auténtico tienes para terminar cosas, no solo para empezarlas.
Es el tiempo desde que alguno empieza a trabajar en una tarea hasta que está terminada y índice para usar: un cycle time corto significa que las ideas o peticiones se convierten en ingenuidad rápidamente.
Es la etapa de cada tarea que está actualmente "en progreso" (WIP = Work In Progress o "trabajo en curso"); si las tareas empiezan a acumular días sin avanzar, es señal de que hay cuellos de botella o desliz de foco.
Es el número de entregas que necesitan correcciones o rehacerse. Resulta relevante porque hacer mucho trabajo rápido no sirve si la medio hay que repetirla.

Es el tiempo total desde que alguno pide poco hasta que lo recibe y puede usarlo. Se comercio de la métrica que ven los clientes o usuarios: no les importa cuándo "empezaste", sino cuándo reciben valencia.
En muchas organizaciones no es posible cambiar de un día para otro la forma de trabajar. Quizá porque otros equipos usan sprints y hay que coordinarse, porque los procesos internos están montados más o menos de ellos o porque hay resistor al cambio.
Si es tu caso, no significa que estés condenado a sufrir sus inconvenientes: puedes hacer que los sprints funcionen mejor aplicando algunos ajustes.
Imágenes | Marcos Merino mediante IA
En Genbeta | Desde que uso el truco de productividad que recomienda Harvard ya no procrastino ni pierdo tiempo
Compartir este artículo
Consultoria Personalizada
¡Si aun no tienes presencia en internet o
necesitas ayuda con tus proyectos, por favor, escribenos!