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Hace unos días, era domingo, quedé con unos amigos para cenar. Llevábamos tiempo sin vernos y encima tenían que tener lugar por casa a congregar poco. Mi amiga llevaba todo el día trabajando y, cuando acabamos la cena, volvió a casa para seguir. Llevaba sin descansar desde el domingo aludido y eso que trabaja en una moderna empresa de bloque basada en diseños sustentables o sostenibles. La conozco desde hace primaveras y alguna vez la he conocido sentir por el estrés mayor en el que estaba metida en su día a día.
Otro colega trabaja en una plaza comercial y pasó semanas trabajando los siete días de la semana y solo podíamos vernos a partir de las 9.30 de la incertidumbre. Ahora está teniendo un refrigerio a la semana, pero los otros seis entra a las 11 de la mañana y sale a las 9 de la incertidumbre.

Otra de mis amigas cercanas estuvo primaveras trabajando los siete días de la semana, a veces incluso durante las noches, sin amodorrarse, en una empresa japonesa (Japón tiene una civilización sindical de horas excesivas, cuyas empresas han contrario un ocasión consumado en México para imponer sus condiciones, ya que aquí la muchedumbre todavía suele tener lugar muchísimas horas en su oficina o ocasión de trabajo), en un puesto relevante (aunque no tan proporcionadamente pagado para su importancia) y con escasas descanso anuales. Había poco tiempo para el ocio pero una vez fuimos a un mega concierto de mi comediante protegido y la insuficiente se durmió todo el concierto en una butaca por el agotamiento. Acabó con problemas de vitalidad y ahora cuida muchísimo sus hábitos laborales para evitar que suceda lo mismo.

No estoy contando historias aisladas. Son casos muy comunes. México, a propuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum, quiere aminorar las jornadas laborales a las 40 horas, como muchísimos países del mundo, desde las 48 existentes en la contemporaneidad. Habrá que ver qué va a suceder, pero muchos son los estudios que muestran claramente que la muchedumbre en México trabaja muchas más de las 48 horas de caminata contemporáneo. El presentismo sindical está implantado en la civilización empresarial, aunque hay investigaciones que demuestran que ese exceso de horas en el trabajo son el origen de problemas de depresión y ansiedad.
Si miras las cifras de la OCDE, Alemania, seguido de Dinamarca, Noruega, Holanda y Suecia son los países que menos horas anuales trabajan. Concretamente, en Alemania, al año, la muchedumbre trabaja una media de 1.341 horas.
Quienes más horas se pasan en la oficina son las personas de México y Colombia, este final registra una media de 2.400 horas. Es asegurar, cerca de de 1.100 horas más que un empleado germano. Sin requisa, mirando la productividad, en el fondo de la clasificación de la OCDE se encuentra México, donde una hora de trabajo de media aporta 22,2 dólares (18,7 euros) a la riqueza, prácticamente cinco veces menos que en Irlanda (el país líder en el relación de productividad).

Viendo que trabajar más no mejoría la productividad, podemos concluir que lo que sucede no es tanto cuestión de practicidad, sino de civilización sindical. Ya hemos conocido infinidad de estudios demostrando que trabajar muchas horas resulta pesado y la muchedumbre acaba siendo menos productiva. Y ese agotamiento todavía puede afectar la vitalidad mental. La primera Indagación Franquista de Bienestar Autorreportado (2021) del INEGI reportó que el 19.3% de la población adulta tiene síntomas de ansiedad severa, mientras otro 31.3% revela ansiedad en algún naturaleza.
Datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) indican que, previo a la pandemia, México ya figuraba como uno de los países con longevo trabajo por estrés sindical. Al menos el 75% de sus trabajadores padecía esta condición, superando los niveles de China (73%) y Estados Unidos (59%).
Patricia Frondoso Luviano, consultora en avance humano, ha advertido en un artículo para la UNAM sobre instituciones y organizaciones disfuncionales que enferman a su personal. Afirma que más del 40% de quienes desempeñan labores de oficina se sienten exhaustos. Por otra parte tenemos que en México, entre 45 y 50% de las personas económicamente activas tienen alguna afectación mental, de acuerdo con investigaciones recopiladas por Erika Villavicencio, de la Aquiescencia de Psicología.

Diego Coronel Manzo, del Área de Psiquiatría y Lozanía Mental de la Aquiescencia de Medicina (FM) de la UNAM, explicaba hace unos meses que esto puede afectar la funcionalidad del individuo en diferentes esferas; por ejemplo, en los ámbitos escolar, escolar o sindical, incluso ser motivo de discapacidad psicosocial y de merma de las relaciones interpersonales. Dice el práctico que:
"Por otra parte, si el trabajador labora demasiadas horas y no goza de tiempo para su disfrute personal y, por ende, su calidad de vida disminuye; la retribución que recibe es beocio en comparación con otras naciones. Todo ello predispone al avance de diferentes malestares emocionales, incluida la insatisfacción por el trabajo y la frustración por el desempeño, que más delante se transforman en un trastorno mental, advirtió el práctico".

La Indagación Franquista de Lozanía y Ingestión (Ensanut) 2022 encontró que 16.7% de la población adulta mexicana presentó síntomas depresivos, predominantemente en personas adultas mayores. Según el Instituto Franquista de Estadística, Geodesía e Informática (INEGI), en 2023 se registraron 8,837 defunciones por suicidio y explican las fuentes oficiales que las condiciones laborales van muy ligadas a estas alarmantes cifras.
Según el IMSS, unas de las principales causas de la depresión es el medio ambiente sindical. Asuntos como estar en un medio ambiente sindical tóxico, donde no hay trabajo en equipo, o no se respetan reglas; donde circulan chismes y rumores en pasillos; espacios donde personas poco capacitadas tienen ascensos; en los que otros toman crédito de un trabajo externo; cuando delante los problemas se buscan culpables no soluciones; o no hay gratitud de logros... esto deriva en problemas de vitalidad mental.
Explica Villavicencio que "cuando las empresas implementan nuevas reglas se incrementa la productividad. Es un “aventajar, aventajar”, porque se tiene una plantilla que da resultados, con un compromiso muy detención, que hace carrera en las organizaciones, logra resultados, a diferencia de organizaciones donde no quieren ocuparse del tema, y buscan tapar el sol con un dedo, ahí hay bajos resultados, y mal medio ambiente sindical".

"Los problemas de vitalidad mental aumentan el ausentismo, la productividad y los costos de atención médica en el ocasión de trabajo. Sin requisa, el envite de la vitalidad mental en los espacios laborales continúa siendo obstaculizado por el estigma y la error de concienciación sobre el tema".
Por otra parte de la reducción de las horas laborales, muchos ejemplos en el mundo reflejan la obligación de un cambio en la civilización sindical para tener espacios de trabajo más saludables.
Imagen | Foto de Mariel Rodriguez en Unsplash
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