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Hace unos días, el gobierno de Donald Trump anunciaba que aquellas empresas que contraten a un trabajador cualificado procedente de fuera de Estados Unidos tendrán que remunerar 100.000 dólares por el visado H-1B. Así que mudarse a Estados Unidos para trabajar allí tras terminar la universidad se complica para recién graduados y conseguir hacerse con el gran talento internacional del que dependen muchas empresas se les encarece y mucho.
Luego de que las grandes tecnológicas mostraran su apoyo y hasta donaran dinero para la investidura del presente presidente de Estados Unidos, ahora reciben un revés a su búsqueda y fichaje de talento. Y las big tech son mucho dependientes de trabajadores cualificados de fuera, principalmente de India y China.

Esto puede, a su vez, beneficiar a otros países del mundo que veían como los grandes talentos que estaban dispuestos a mudarse de país se decantaban por los gigantes ubicados en lugares como California o Seattle. China es la primera que ha entregado un gran paso delante para conseguir ser el puesto donde muchas personas quieran irse a trabajar o incluso sus propios ciudadanos y ciudadanas decidan quedarse en el país.
Como ha público el secretario de Comercio estadounidense, Howard Lutnik: "Si van a formar a algún, que sea a un recién reconocido de nuestras grandes universidades. Formad a estadounidenses. Dejad de traer a concurrencia de fuera para quitarnos el trabajo".
Así que China acaba de anunciar su nuevo programa de visas K, dirigido a jóvenes graduados extranjeros en STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), que pueden solicitarla sin pobreza de contar con ofertas de trabajo. La iniciativa investigación presentar a China como un país apacible para el talento extranjero en medio de la rivalidad geopolítica con Washington.

Según la información hecha pública, mañana 1 de octubre, China lanzará un nuevo tipo de visado diseñado para favorecer que los graduados de las mejores universidades de ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas viajen a China para estudiar o hacer negocios. Esta nueva categoría de visa forma parte de una campaña más amplia de China para atraer a los mejores talentos científicos, en su pugna con Estados Unidos por el dominio tecnológico y geopolítico.
Al mismo tiempo, como recuerda The New York Times, un obligado medio estadounidense, mientras la despacho Trump ha atacado a las universidades, cortadura drásticamente la financiación federal para la investigación y cuestionado la autoridad científica, China ha invertido enormes sumas en investigación y mejora. Asimismo ha estado haciendo esfuerzos por atraer a algunos científicos destacados de Estados Unidos a resistir a lengua su laboreo en el país oriental.
De todos modos, las autoridades de Pekín aún no ha publicado detalles sobre el software, incluyendo quiénes serán elegibles o si se les permitirá aceptar empleos formales. Si admisiblemente es cierto que los extranjeros con conocimientos especiales han sido elegibles desde hace tiempo para otros tipos de visados para ingresar a China, es difícil para ellos migrar al país para quedarse de forma permanente. Básicamente, existe una desatiendo de vías para conseguir la ciudadanía para extranjeros en China y ahora habrá que ver si el país se abre, o no, a esta opción.

De todos modos, lo que sí valoran los expertos es que este visaje podría ayudar a posicionar a China como una nación más abierta al mundo, mientras que Estados Unidos parece estar cerrándose. "Silicon Valley se ha adentrado cada vez más en la civilización de 'América primero'", afirmó George Chen, socio de The Asia Group, una consultora con sede en Washington especializada en políticas tecnológicas.
Con esta situación, para los trabajadores tecnológicos que temen ya no ser bienvenidos en Estados Unidos, pueden encontrar en la visa K una opción alternativa que hasta ahora no contemplaban, explica Chen.

El gobierno ha intentado simplificar el proceso en los últimos primaveras e incluso para algunos científicos, ofrece paquetes de incentivos y igualmente ha prometido achicar la burocracia. La nueva visa K ofrecerá la oportunidad de aceptar a permisos para quedarse más tiempo en el país, múltiples entradas y no requerirá una carta de invitación de una empresa, que es un requisito que sí existe ahora.
Históricamente, las empresas y universidades tecnológicas chinas han reclutado principalmente talento doméstico. Esto se debe en parte a que China se ha centrado mucho en la educación STEM en los últimos primaveras, lo que, combinado con su gran población, ahora le permite producir la veterano cantidad de graduados STEM del mundo.
Sin incautación, China aún está rezagada respecto a Estados Unidos en algunos campos esencia, como los semiconductores y la biotecnología, y se ha estado abriendo para conseguir atraer talento extranjero para ponerse al día. Sin incautación, los extranjeros que viajan a China por trabajo o negocios se enfrentan, al igual que en Estados Unidos, a un complicado proceso de solicitud de visa, que incluye requisitos para una empresa patrocinadora y, en ocasiones, la certificación del gobierno chino como "talento de parada nivel".

Encima de esta osadía, no hay que olvidar que el país está igualmente fomentando jornadas de trabajo más cortas y alejadas del 996 que durante décadas caracterizó los horarios a los que se sometía la población china. Y es que, entre otros asuntos, el país ha conocido que en un momento donde el comercio internacional pierde fuelle, traumatizado por los aranceles impuestos por Estados Unidos, y con una escasez de jóvenes, necesita ciudadanía que tenga más tiempo expedito para fomentar el consumo restringido y igualmente para que las personas puedan destinar más tiempo a su grupo y eso pueda ayudar a que más concurrencia decida tener hijos e hijas.
China tiene un millón de extranjeros (menos del 1% de su población) y hay quien se muestra escéptico de que esto vaya a suponer una revolución pero sí que podría atraer talento tecnológico especializado para obtener una delantera competitiva.
De todos modos, hay quienes advierten que va a ser difícil atraer el talento de la India, un país que tradicionalmente exporta muchos profesionales a Estados Unidos. Hay analistas indios que consideran que un proceso de visado más sencillo no convencerá a los indios de sustituir a Estados Unidos por China.

"No van a Estados Unidos porque haya un visado. Van porque es todo un estilo de vida. Quieren trabajar allí, quieren morar allí, quieren convertirse en ciudadanos estadounidenses", ha explicado Santosh Pai, abogado en Nueva Delhi que asesora a empresas chinas e indias.
Imagen | Foto de Hanny Naibaho en Unsplash
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