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La inercia es un poderoso motor. Paradójicamente, un motor encargado de evitar el movimiento. Hace una término aproximadamente cambié Windows por Mac y pese a que de vez en cuando le doy otra oportunidad el SO de Microsoft, siento que la manzana mordida sigue ganando para mi uso profesional, ofreciendo una experiencia más ágil y depurada. No retentiva cuándo di el brinco a Google Chrome, pero sé que fue todavía antiguamente.
Internet Explorer (que en paz descanse) era un dolor por tranquilidad que tuve que surtir activo porque hasta hace unos abriles, algunas webs y trámites importantes solo funcionaban adecuadamente allí. A posteriori pasaron por mis ordenadores otros como Mozilla o Safari (bueno, pero escaso al ecosistema), el navegador nativo de Mac, pero mi fidelidad a Google Chrome seguía inquebrantable: llegué por la velocidad y me quedé por todo lo demás.
Porque el navegador de Google da mucho de gorra (aunque es un de gorra con asterisco, porque ya sabes qué pasa cuando poco es de gorra) una buena experiencia multidispositivo, tiene una interfaz intuitiva, resulta seguro y estable, la comodidad de las contraseñas y el historial sincronizados, avíos funciones extras como la integración con el traductor de la casa y por supuesto, todo un mundo de extensiones compatibles, tanto en calidad como en cantidad.
Pero todo esto son características por las que Google Chrome se alzó al Gloria de los navegadores y se ganó muchos corazones. A posteriori, ha pasado el tiempo y otros navegadores se han puesto las pilas mientras que la experiencia de Chrome ha ido difuminándose poco a poco frente a la competencia y escándalos. Y allí seguíamos: bendita maldita inercia.
Que Google no era el mejor en privacidad no es ningún secreto, pero era el precio a acreditar por todo lo demás. Pero entre que otros ya ofrecen la estabilidad, seguridad y velocidad a la prestigio de Chrome y que Google haya elevado las cotas de oscurantismo y ansia que le han llevado hasta a recopilar datos en modo incógnito, me hizo replanteármelo todo.
Entonces llegó la IA. Pero es que el buscador de Google siquiera es el que era, tras tras abriles de una desarrollo en dirección a los patrocinios y el SEO que han convertido el operación en poco que dista de ser útil para el agraciado. En ese tablas, la IA ha aterrizado para herir duramente su ruta de flotación. Sí, Google tiene a Gemini, pero Microsoft parte de una posición privilegiada gracias a sus inyecciones económicas y colaboraciones con OpenAI (principio del todopoderoso ChatGPT).
Entonces comencé a mirar a Microsoft Edge con otros luceros. Reconozco que tras Internet Explorer, cualquier navegador de la casa iba a ser recibido con cierta frialdad por mí. Me resistí con uñas y dientes a Microsoft Edge por mis prejuicios, pero el aprecio ha llegado en el momento oportuno.
Vaya por delante que Microsoft Edge tiene una pulvínulo que me conquistó: Chromium. En pocas palabras, es una versión de código abierto de Google Chrome desocupado de los aditamentos de la empresa de Mountain View. Para mí, Chromium tiene todo lo que un buen navegador debe tener: estabilidad, velocidad y todavía esas magníficas extensiones.
Como comprobó Gabriela González, Microsoft Edge está más próximo a Safari en cuanto a privacidad y por otra parte está de lo más depurado y no faltan utilísimas herramientas como una VPN de gorra, pantalla partida, capturas de pantalla desde el navegador, colecciones para tomar apuntes. Pero en la era de la inteligencia químico, tener Microsoft Copilot integrado es heroína vencedor.


Sí, hay extensiones que te permiten usar la IA en Chrome y más concretamente, beneficiarse el potencial de ChatGPT. Pero Microsoft lleva abriles mimando a Edge, ha optimizado GPT a sus productos y el resultado es un Microsoft Copilot perfectamente integrado en Edge sin carestia de terceros o crearte más cuentas. Es tocar ese icono de la punta superior derecha y no solo poderle preguntar al chatbot, sino tener ya la posibilidad de crear un síntesis, profundizar sobre el tema o directamente, ponerte a balbucir.
Llevo meses probando lo zaguero de lo zaguero en inteligencia químico y tengo claro en qué es buena y en qué necesita mejorar y pienso que Microsoft lo está haciendo muy adecuadamente donde la IA mejor funciona. La experiencia de conveniencia es inmejorable y por otra parte tiene bajo el capó lo que mejor funciona.
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