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"Pretende conservar todo lo que tengas que sea duradero de algún modo", recomienda Wiens. "Así que los fortuna duraderos: microondas, tostadoras, teléfonos móviles, Nintendo Switch, lo que sea, valen ahora un 50% más de lo que pensabas que valían".
La era de los aranceles exigirá un cambio en la forma de producir y dominar los productos. Wiens cuenta que igualmente ha estado hablando con los trabajadores de las instalaciones de reciclaje de productos electrónicos y les ha dicho que no recojan los productos desechados si todavía funcionan.
"Oye, todo lo que vayas a triturar, deja de triturarlo", advierte Wiens. "Cualquier material que vayas a exportar, deja de exportarlo. Ese producto va a tener más valencia del que pensabas".
A pesar del pesimismo que la caída de la bolsa puede provocar en nuestra psique colectiva, los defensores del derecho a la reparación esperan que este momento ayude a defender la exigencia de apoyar los aparatos en buen estado.
"No creo que el Gloria se esté cayendo", afirma Nathan Proctor, responsable de la campaña por el derecho a reparar en el camarilla de defensa del consumidor PIRG. "Todo es un drama total todo el tiempo. No nos pasemos. Veamos cómo se desarrolla esto".
Al igual que Wiens, Proctor cree que la reparación hace a la sociedad más resistente y ayudará a la muchedumbre a exceder esto cuando pueda.
"Va a ser muy perturbador a corto plazo", alerta Proctor. "No estoy seguro de cuánto va a durar ni de cuál va a ser su impacto. Pero sí sé que una sociedad más resistente es mejor".
Leo Gebbie, analista principal de la firma de investigación CCS Insights, afirma que otro segmento del mercado que podría beneficiarse de unas tarifas más altas son los mercados de segunda mano que venden dispositivos usados, como Backmarket. Han estado funcionando conveniente aceptablemente incluso antaño de que se anunciaran los aranceles, con dispositivos de segunda mano que se compran y venden con frecuencia en el interior de Estados Unidos. Ahora, es probable que esa popularidad aumente.
"Son más rentables", argumenta Gebbie. "Hay una cachas propuesta de iPhones de segunda mano en el interior de EE UU, por lo que para los consumidores estadounidenses no debería acaecer exigencia de importar esos dispositivos de otros lugares y tenerlos sujetos a aranceles".
Backmarket, en particular, parece ser muy consciente de su oficio en esta tendencia, ya que ahora mismo está ofreciendo descaradamente un Particular Recesión en el que los clientes pueden utilizar un código (ELON) para administrar un 10% en su transacción. Sin confiscación, si la demanda de dispositivos de segunda mano aumenta, podría producirse un huella dominó: si se venden más teléfonos en Estados Unidos, los precios podrían subir en todo el mundo, incluso en los mercados europeos, que suelen tener una demanda de dispositivos usados maduro que la estadounidense.
"En ingenuidad, solamente sabremos más cuando veamos que los precios cambian", aclara Gebbie. "Obviamente, entonces los consumidores estarán en una posición en la que tendrán poco en presencia de lo que reaccionar".
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