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Durante los últimos meses, una ola de despidos ha sacudido a sectores tan diversos como la tecnología, la aviación y los servicios financieros. Numerosas grandes compañías han anunciado recortaduras de personal justificándolos en la irrupción de la inteligencia industrial (IA); parece que Amazon se unirá en breve a dicha lista.
Sin incautación, expertos y analistas advierten que detrás de este discurso podría esconderse una verdad muy diferente: la IA se está convirtiendo en el chivo expiativo valentísimo para demostrar decisiones empresariales impopulares escudadas en la inevitabilidad tecnológica.
La existencia de este engendro se ha ido poniendo sobre la mesa a lo desprendido de este año, a raíz de que compañías de gran renombre empezaran a relacionar directamente sus despidos con la automatización:
Las argumentaciones son contundentes y transmiten la sensación de que la revolución tecnológica ya está destruyendo empleos a gran escalera. Pero, ¿en realidad es así?
En opinión de Fabian Stephany, profesor en el Instituto de Internet de la Universidad de Oxford, el discurso empresarial de la "infracción de la IA" merece ser puesto en duda. Según explica a la CNBC, muchas compañías están usando la inteligencia industrial como excusa para demostrar despidos que responden a otros motivos más tradicionales: exceso de contratación, errores estratégicos o reestructuraciones por razones financieras.
Stephany sugiere que algunas empresas están aprovechando la popularidad de la IA para posicionarse como innovadoras y competitivas, incluso cuando la automatización no es la causa efectivo de los recortaduras:
"Antiguamente existía cierto estigma asociado a usar IA, pero ahora las compañías la están utilizando como un mecanismo de certificación: pueden presentarse a la vanguardia tecnológica al tiempo que encubren decisiones difíciles".

Durante la pandemia de COVID-19, muchas firmas tecnológicas y digitales sobredimensionaron sus plantillas en presencia de el auge temporal de la demanda. Hoy, al ajustar su tamaño, prefieren culpar a la inteligencia industrial antaño que buscar una mala planificación:
"En división de tolerar que se contrataron más personas de las necesarias, ahora dicen: 'es por la IA'".
El patrón Jean-Christophe Bouglé, cofundador de Authentic.ly, coincide con esta postra: en una publicación viral en LinkedIn, sostuvo que la acogida efectivo de la IA es "mucho más lenta" de lo que sugieren las grandes compañías y que, en muchos casos, los proyectos se están deteniendo por razones de coste o de seguridad. Aun así, algunas empresas siguen anunciando despidos masivos "por infracción de la IA".
Bouglé cree que, más que una revolución tecnológica instantánea, lo que estamos viendo es una logística comunicativa en un contexto financiero complicado:
"Parece una gran excusa en un momento en que las economías se enfrían, aunque los mercados bursátiles muestren lo contrario".
Pero lo peor de este discurso es que no sólo afecta a los empleados que se van a la calle, sino igualmente al clima del mercado sindical en caudillo: ya abordamos cómo convertir la IA en la 'espada de Damocles' de los puestos de trabajo alimenta el miedo entre los trabajadores de todo el mundo, motivándolos a aceptar el decaída de sus condiciones laborales a cambio de 'garantizarse' la continuidad.
Más allá de los discursos empresariales, los datos disponibles no confirman un impacto devastador de la inteligencia industrial en el empleo: un informe reciente del Budget Lab de la Universidad de Yale reveló que el mercado sindical estadounidense ha mostrado pocos signos de disrupción desde la aparición de ChatGPT en 2022.
El estudio comparó la proceso del empleo con transformaciones tecnológicas anteriores —como la entrada del ordenador personal o de Internet— y halló que los cambios actuales en la estructura sindical son aún mínimos.
De guisa similar, un análisis del Sotabanco de la Reserva Federal de Nueva York mostró que, aunque cada vez más empresas usan IA (el 40% de las de servicios y el 26% de las manufactureras en 2025), sólo el 1% de las firmas reportó favor despedido trabajadores directamente por esta causa. De hecho, más empresas han contratado o reentrenado personal gracias a la automatización que las que han corto su plantilla.
Imagen | Marcos Merino mediante IA
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