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Bill Gates es una de las personas más influyentes y relevantes del sector de la tecnología, pero para conservarse hasta donde está ha tenido que seguir un camino abundante desde sus inicios en la programación, cuando diseñó los horarios de su instituto metiéndose en los grupos con más chicas o incluso de las ideas de negocio que desechó conexo a su colega Paul Allen antaño de decantarse por Microsoft.
Sobre su inexperiencia y la inexperiencia contemporáneo el filántropo multimillonario ha explicado que no sabría qué habría sido de él sin la osadía y el tiempo desocupado de entonces frente al mundo hiperconectado y tecnológico de hoy. No obstante, no es el uso de la tecnología en sí de la inexperiencia lo que preocupa a Bill Gates.
Netflix lanzó hace escasos meses una docuserie llamamiento '¿Y ahora qué? El futuro según Bill Gates?' donde el cofundador de Mucrosoft palabra detención y claro sobre el desafío más circunspecto y urgente que acucia a las nuevas generaciones: la desinformación.
Así, define la desinformación como un aberración general que ha sido catalizado por tres factores. El primero son los avances tecnológicos como la inteligencia fabricado, capaces de crear contenido que parece verdadero pero no lo es en cuestión de segundo. Tanto es así que el Foro Crematístico Mundial considera que el veterano peligro general de los próximos dos primaveras será la información generada por la inteligencia fabricado.
En segundo división, hay 5.000 millones de usuarios activos en internet, poco que hace que la información corra como la pólvora mediante difusión masiva de información sin corroborar, lo que se conoce como 'hacerse vírico'. Finalmente cierra la terna lo sesgos cognitivos que hacen que consumamos información que confirma nuestras creencias.
Para aterrizar sus temores, Gates narra conversaciones con su hija Phoebe, la cual cuenta cómo ha vivido acoso online por fallo de teorías conspiranoicas y hasta ataques racista a una antigua pareja. Así, la desinformación normaliza discursos de odio y ataca a personas por su credo, origen, identidad o índole. Encima, no tiene sencillo decisión y tiene un impacto irreversible incluso antaño de detectarlo.
El millonario explica que aunque la moderación de contenidos y herramientas de demostración son estrategias activas que resultan efectivas, son insuficientes ya que 'Si detectas la información falsa un día posteriormente, el daño ya está hecho', explica para CNBC. Frente a este atmósfera aterrador, plataformas como Facebook o X/Twitter han apostado por ponérselo más sencillo a la desinformación reduciendo sus equipos de moderadores en protección de las notas de la comunidad.
En este horizonte se presenta un dilema ético que Bill Gates pone encima de la mesa: está a protección de la regulación, pero sin atropellar a la osadía de expresión.
En Genbeta | Bill Gates tiene una fortuna de más de 100.000 millones de euros y una colección de relojes Casio valorada en 120 euros
Portada | Flikr (World Bank Photo Collection)
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