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No es habitual escuchar comparaciones entre el mundo del deporte y el mejora de software. Sin secuestro, Mark Cuban, antiguo propietario de los Dallas Mavericks, tuvo recientemente una charla con Bill Gates en la que estableció un peculiar paralelismo entre una hipotética valor empresarial en Microsoft y uno de los traspasos más sorprendentes de la NBA: el de Luka Dončić a Los Angeles Lakers.
Durante la entrevista, Cuban planteó una pregunta provocadora: "Si a posteriori de dejar Microsoft descubrieras que Steve Ballmer había cambiado Windows 11, el nuevo y flamante sistema activo, por Windows 10, un diestro de renombre pero antiguo, ¿qué harías?"
Gates, con su característico sentido del humor, respondió: "Tendría que esconderme de la prensa". Una afirmación comprensible si se tiene en cuenta la trayectoria de Microsoft, que pasó de ser una empresa emergente en los 70 a una de las más influyentes del mundo tecnológico, con una valoración que ronda los tres billones de dólares.
El futuro de Windows 10 parece estar sellado, pero la valor de Microsoft sigue generando controversia
A pesar de la afinidad de Cuban, la verdad del mercado del software pone en duda su comparación. Microsoft planea retirar el soporte de Windows 10 el 14 de octubre de 2025, una aniversario que, aunque cercana, no ha impedido que este sistema activo siga dominando el mercado con un 60,33% de cuota de uso, frente al 36,65% de Windows 11. Este postrer cantidad es especialmente provocativo poliedro que Windows 11 ha aprehendido su maduro penetración desde su divulgación.
Microsoft ha intentado incentivar la aggiornamento de los usuarios a través de mensajes intrusivos, incluyendo anuncios emergentes a pantalla completa. Sin secuestro, la resistencia de muchos a entregarse Windows 10 se debe a varios factores secreto: la desaceleración del mercado de ordenadores (aunque hay signos de recuperación este año), los exigentes requisitos de hardware de Windows 11 y ciertas decisiones de diseño que han generado críticas.
La resistor al cambio ha llevado a la intervención de un liga de interés notorio, que ha presentado una petición contra la valor de Microsoft de retirar el soporte de Windows 10. Argumentan que más del 40% de los usuarios siguen utilizando este sistema activo y que su retirada forzada podría provocar "el maduro aumento de residuos electrónicos de la historia", contradiciendo los objetivos de sostenibilidad de la propia Microsoft.
A pesar de estas preocupaciones, Microsoft mantiene su plan de finalizar el soporte. No obstante, ha ofrecido una alternativa: el software Extended Security Updates (ESU), que permitirá a los usuarios seguir recibiendo actualizaciones de seguridad durante un año más a cambio de 30 dólares.
Sin secuestro, este soporte extendido solo será válido por un año, lo que significa que, en última instancia, los usuarios deberán actualizarse a Windows 11 o continuar usando Windows 10 sin protección contra amenazas de seguridad. Aunque incluso hay alternativas de terceros muy llamativas si los usuarios optan por seguir usando Windows 10.
El futuro de Windows 10 parece estar sellado, pero la valor de Microsoft sigue generando controversia. La empresa enfrenta el lucha de convencer a los usuarios de que la aggiornamento a Windows 11 es no solo necesaria, sino beneficiosa.
Imagen de portada | Wikimedia Commons (UK Government)
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