
ARTDEPARTMENT

Cada día salen a la luz nuevas técnicas de ciberestafa, o nuevas historias de personas que han sido víctimas de las mismas... y perdido grandes sumas de parné y/o a la privacidad de sus datos personales. A pesar de las campañas de concienciación, de todos los medios disponibles para investigar y evitar fraudes, los timos continúan prosperando.
¿Por qué ocurre eso? Bueno, la respuesta está en la mente humana. Porque nuestra psicología es un anillo más débil en la prisión de la ciberseguridad que cualquier vulnerabilidad de software. Si un estafador es capaz de comprenderla (de entender qué nos motiva, en extracto), sabrá cómo manipularnos.
A través de lo que muchos expertos comparan con una 'aniquilamiento psicológica', logran que los usuarios tomen decisiones impulsivas que, en retrospectiva y con más calma, parecen absurdas. Así que exploremos las tácticas psicológicas más frecuentemente usadas por los estafadores y cómo podemos protegernos de ellas.
¡QUE NO TE ENGAÑEN! Los principales TIMOS en COMPRAS ONLINE y CÓMO EVITARLOS
Uno de los medios más eficaces que usan los estafadores es comenzar con peticiones triviales. Un mensaje de texto, una señal inesperada, una consulta aparentemente inocente. Esta técnica se friso en el hecho de que, cuando una persona acepta hacer poco pequeño, se incrementa su probabilidad de aceptar solicitudes más relevantes (peligrosas) seguidamente, porque queremos hacer de modo coherente con nuestras decisiones previas.
Un ejemplo claro de esto sería una señal de un número desconocido donde el estafador se presenta como un profesional que previamente habíamos contratado: mientras nos entretiene con conversación casual, extrae pequeños fragmentos de información que luego puede usar para construir un fraude más primoroso.

La presión del tiempo es una táctica (probablemente la más frecuente en estos casos) que interfiere directamente con nuestra capacidad de razonar. Al presentar escenarios falsos en los que debemos hacer "de inmediato" —como una supuesta deuda con Hacienda, o una cuenta bancaria a punto de ser bloqueada— los estafadores activan nuestras emociones, evitando que pensemos con deducción o que consultemos con otros que podrían tener la cabecera más fría.
Así, el miedo, la delito, la codicia y la empatía son emociones comúnmente explotadas. A través del miedo, nos hacen obedecer órdenes absurdas; con la codicia, nos prometen retornos financieros; y con la empatía, nos presentan historias conmovedoras que apelan a nuestra privación de ayudar.
Pero, por supuesto, una estafa no siempre se friso en la ligereza. Muchas veces, se extiende en el tiempo. A través de conversaciones prolongadas, los estafadores cultivan una relación de confianza con la víctima. Se presentan como amables, comprensivos, atentos. Las estafas basadas en falsos romances, cada vez más frecuentes, se basan en esto.
El desgaste cognitivo todavía juega un papel secreto. Cuanto más tiempo pasamos hablando con determinado, más propensos somos a tomar decisiones bajo sufrimiento. Adicionalmente, este tipo de estafa aleja a la víctima de sus redes de apoyo, como amigos o familiares, que podrían alertarla de lo que efectivamente ocurre.
Otro mecanismo psicológico sutil, pero potente, es el de la deuda social. El estafador, en este caso, ayuda primero. Resuelve un problema que él mismo ha creado —por ejemplo, un problema técnico en la red de la empresa— y, una vez que ha vacada la confianza de su víctima, pide un ayuda a cambio.
Ese ayuda, que puede ir desde compartir una contraseña hasta transferir fondos, se siente "debido" por quien lo pide, y difícil de rehusar para quien se siente en deuda. Esta táctica es especialmente eficaz en entornos laborales donde las jerarquías y las normas sociales son más rígidas.

Los seres humanos estamos condicionados para obedecer a figuras de autoridad. Esto se traduce en una poderosa aparejo para los estafadores, quienes pueden hacerse suceder por directivos, autoridades fiscales, agentes bancarios o incluso superiores jerárquicos.
En casos más sofisticados, se utilizan tecnologías como los deepfakes de voz o vídeo para replicar la identidad de una figura reconocida. Solo se necesitan tres segundos de audio para crear una voz falsa casi indistinguible. Así, la víctima no solo audición la voz del 'presidente', sino que incluso puede verlo en una videollamada falsa pidiéndole poco urgente.
Hace unos días nos hacíamos eco de una entrevista al hacker Joe Grand. En ella, el entrevistado hablaba todavía del vademécum que estaba leyendo en ese momento, 'The Confidence Game' (El muestrario de la confianza) de Maria Konnikova, que abordaba precisamente este asunto, "el aspecto psicológico de las estafas y los timos".
"Lo que he aprendido a lo abundante de los abriles de todos estos e-mails que recibo es que la muchedumbre que está en una situación desesperada no piensa de forma crítica. Por lo tanto, ignoran todas las banderas rojas".
Vía | The Conversation
Imagen | Marcos Merino mediante IA
En Genbeta | Hay comunidades de muchedumbre en Internet con una única labor: hacer perder el tiempo a los estafadores. Y lo logran riéndose de ellos
Compartir este artículo
Consultoria Personalizada
¡Si aun no tienes presencia en internet o
necesitas ayuda con tus proyectos, por favor, escribenos!