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La Unión Europea lo tiene claro: quiere someter su dependencia tecnológica de Estados Unidos. En los últimos meses hemos gastado avances como el impulso del euro digital para localizar el dominio de Visa y Mastercard, o el exposición de alternativas a servicios como Google Maps. El sucesivo paso apunta a uno de los pilares de internet: los motores de búsqueda.
En la presente, Europa depende casi por completo de buscadores estadounidenses como Google o Bing para consentir a información online. Google, encima, ha comenzado a integrar su inteligencia fabricado para filtrar resultados, lo que implica tener fe aún más en un cálculo opaco y diseñado con intereses comerciales. En este contexto, la UE prepara un plan B llamado Open Web Index.
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Este esquema no pretende ser un buscador al uso, sino una gigantesca biblioteca digital de entrada osado, tal y como recogen desde TechSpot. Su función será proporcionar la infraestructura de datos para que otras empresas, instituciones o desarrolladores puedan construir sus propios motores de búsqueda, sin subordinarse de los índices privados de grandes corporaciones como Google o Microsoft.


El enfoque es claro: descentralizar el entrada a la información y crear una alternativa sin humor de rendimiento, transparente y abierta. La Comisión Europea ha sido crítica en repetidas ocasiones con el maniquí de negocio de Google, basado en mostrar resultados condicionados por publicidad o posicionamiento de plazo.
El Open Web Index escudriñamiento eliminar ese sesgo comercial y ofrecer una alternativa más neutro. Permitirá a pequeñas y medianas empresas, así como a organizaciones sin fines lucrativos, construir sus propios buscadores o herramientas digitales basadas en este índice global.
El próximo 6 de junio se celebrará una primera reunión vía Teleobjetivo donde los participantes podrán consentir a un cuerpo auténtico de un petabyte de datos indexados, que se irá ampliando con el tiempo. Será el primer test notorio para evaluar la solidez del sistema.

Detrás del esquema hay un consorcio formado por 14 miembros, entre los que se encuentran universidades europeas, centros de datos, empresas tecnológicas y el propio CERN. Todos ellos trabajarán para encaramar una infraestructura digital abierta, accesible y ajena a intereses comerciales.
Con esta iniciativa, Europa da un paso firme cerca de la soberanía digital, creando las bases para un internet más plural y menos dependiente de Silicon Valley.
Imágenes | Firmbee.com ALEXANDRE LALLEMAND
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