Linus Torvalds rechazó una oferta de Steve Jobs para trabajar en Apple. Y no tuvo que ver con el dinero

Hace 25 abriles, recién pasada la resaca del 'Intención 2000' y de la acceso de la burbuja de las 'puntocom', se produjo un colisión que estuvo a punto de cambiar la historia del software original: Steve Jobs, el soñador detrás del resurgimiento de Apple, intentó enganchar ausencia menos que al creador de Linux, Linus Torvalds, para que trabajase en su compañía, a la que había retornado triunfalmente como CEO tan sólo tres abriles antiguamente.

Pero lo que parecía una oportunidad de oro fue rechazada de forma tajante por Linus. ¿El motivo? Según afirma el finés, lo que le convenció en ese momento no era pensar en el patrimonio, la triunfo, o el prestigio de trabajar para uno de los gigantes de Silicon Valley, sino la soltura de desarrollar lo que prefiriese en cada momento.

Un colisión, una negativa

Linus Torvalds, que en ese momento trabajaba en la empresa de procesadores Transmeta, fue invitado por Steve Jobs a la sede de Apple en Cupertino. Allí, Jobs le hizo una proposición que muchos considerarían de esas ue uno 'no puede repeler': unirse al equipo de Apple para trabajar en el crecimiento de su sistema eficaz basado en Unix. La promesa era clara y ambiciosa: "Unix para la veterano colchoneta de usuarios".

Sin confiscación, había una condición innegociable en esa proposición: que Linus dejase de trabajar en el crecimiento de Linux. Para Torvalds, eso era una itinerario roja, como recordaría tiempo luego en una entrevista para Wired:

"Lo que él quería era que trabajara en Apple haciendo cosas que no tuvieran que ver con Linux. Y eso era inaceptable para mí".

Más allá del dilema ético de encontrarse obligado a ceder el plan que él mismo había creado desde cero, había una razón técnica de peso: Torvalds despreciaba el microkernel Mach de macOS (el mismo que Apple había usado para implementar su propia interpretación de Linux, MkLinux), pues consideraba que no era una colchoneta sólida ni efectivo para un sistema eficaz original.

Dos visiones del liderazgo

Este tipo de decisiones no eran nuevas para él. A Torvalds se le ha descrito como un 'arbitro técnico' con un perspicacia infalible para nominar la decisión correcta entre múltiples posibilidades, aunque eso le haya aceptable ganarse cierta triunfo de 'borde' con los abriles (poco que, por cierto, se ha vuelto a poner a prueba recientemente con el conflicto en torno a la asimilación del idioma Rust en el kernel, que ha desembocado en sonadas dimisiones).

Aunque a menudo se le haya presentado como el equivalente a Bill Gates en el campo 'open source', Linus Torvalds comparte algunos puntos en popular con Steve Jobs: entreambos son líderes carismáticos, obsesionados con la calidad y los detalles. Las similitudes finalizan ahí, claro, pues donde Jobs lideraba con un sentido estético casi estético; Torvalds siempre ha hecho vestimenta de una visión puramente ingenieril.

Esa diferencia quizá incluso marcó el camino de entreambos: mientras Jobs acumuló triunfo, fortuna y celebridad, Torvalds eligió una vida más privada, centrada en la tecnología y su comunidad.

Una intrepidez que marcó un camino

A día de hoy, Linus Torvalds continúa siendo el vigilante del kernel de Linux, una cuchitril fundamental que hace funcionar cada día millones de dispositivos móviles Android, de servidores de internet y  de superordenadores. Aunque su carrera no lo haya llevado frecuentemente a la portada de revistas de negocios ni a estar en el centro de adquisiciones multimillonarias, su embajador técnico es incuestionable. Según sus propias palabras:

"No tengo la triunfo ni la fortuna de Jobs, pero estoy contento de acaecer hecho lo correcto".

Y es que, en una industria en la que frecuentemente las decisiones se rigen por beneficios inmediatos o presiones externas, la negativa de Torvalds supone un ejemplo para muchos: a veces, mantenerte fiel a tu plan y a tus convicciones puede ser la intrepidez más acertada a espléndido plazo.

Imagen | Marcos Merino mediante IA

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