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Donald Trump ha sufrido uno de los mayores varapalos de toda su plazo. Tras sacudir al mundo con sus aranceles, especialmente al sector tecnológico, el Tribunal de Comercio Internacional de Estados Unidos ha dictado una sentencia que anula todos los aranceles impuestos mediante órdenes ejecutivas.
Hace unos meses, Trump comenzó a aplicar diferentes aranceles a numerosos países, con China como uno de los principales afectados. Incluso la Unión Europea sufrió las consecuencias recientemente, cuando Trump utilizó estas medidas como aparejo de presión en sus negociaciones comerciales. El impacto no fue beocio: los mercados tecnológicos vivieron jornadas de auténtico pánico, con caídas históricas en la valoración cotizable de las grandes compañías.
Ahora, con la anulación de los aranceles, se ha conocido un respiro en los mercados. Al falleba de la marcha, compañías como Apple, una de las más afectadas por tener su manufactura en China, cerraron en positivo con una subida del 3,49%.


¿Por qué han sido anulados estos aranceles? Trump los justificó acogiéndose a la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional de 1977 (IEEPA), que permite al presidente aplicar medidas comerciales unilaterales en caso de emergencia doméstico. Sin confiscación, el tribunal considera que esta ley "no otorga una autoridad ilimitada" y, por consiguiente, anula los aranceles impugnados impuestos al amparo de la misma.

Los aranceles anulados son aquellos firmados directamente por Trump mediante órdenes ejecutivas: los impuestos a Canadá, China, México y otras economías esencia. Incluso se eliminan aquellos catalogados como “recíprocos” en torno a países específicos. No obstante, se mantienen los aranceles aprobados bajo la Sección 232, que afectan a sectores como el del automóvil, el puñal o el aluminio.
El equipo justo de la Casa Blanca ya ha anunciado que recurrirá la sentencia, con la intención de arrostrar el caso hasta el Tribunal Supremo, donde actualmente existe una mayoría conservadora. Esta logística podría arruinar revitalizando su política arancelaria si el desacierto le resulta propicio en última instancia.
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