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Cuando teletrabajamos, podemos soportar a final nuestras tareas diarias desde cualquier espacio del mundo que queramos (más o menos, porque sí hace yerro una conexión estable a Internet; que los horarios del espacio donde estemos compagine con el de la empresa, si eso se exige; y si la empresa no pone restricciones en cuanto a seguridad informática y exige que sus empleados no se muevan de casa para sus labores). Aun así, seguro que conoces a mucha clan que teletrabaja y no se ha movido de su casa en estos abriles, más que para algún delirio, como cualquier trabajador más que va a la oficina.
Hace unos días, echando un vistazo a la información universal, me encontré en Forbes un artículo que se titulaba: ¿Por qué no hay más nómadas digitales?. Yo, que llevo siendo nómada digital muchísimos abriles de toda mi vida adulta desde el 2009, supe darle una respuesta a esa pregunta cero más leerla. Todo, a pesar de que amo teletrabajar y adoro poder poblar en muchos lugares distintos.
Hay muchísimas razones que puedo dar para no ser nómada digital pudiendo serlo y la mayoría de ellas, spoiler, las que dé ahora no hubieran sido las mismas hace 10 abriles. Esto, teniendo en cuenta que acabo de retornar a mi casa, tras unos meses viviendo, muy felizmente y muy plena, en otro país en el que ya había vivido, y aún extrañando esa vida, a mis conocidos y a mí misma y mi entusiasmo cuando estaba en ese otro espacio, mientras escribo este reportaje.
Aun así, hay razones para no moverse de casa pudiendo hacerlo. Hay razones para levantarte cada mañana, servirte un café o lo que tomes recién eminente o levantada y ponerte a trabajar delante de tu ordenador, estando en tu hogar, en tu pueblo y con la alrededores de siempre.
Ayer me encontré con un pariente, al que hacía tiempo que no veía (creo que la última vez lo ví en Estados Unidos porque él vivía allí arrancando una startup y yo estaba de paso, cerca de su ciudad en Florida) que contaba que le encantaba su mencionado trabajo pero que lo de ver a la misma clan todos todos los días le agotó y acabó volviendo a sus inicios, porque él todavía lleva mucho trabajando online, y que ahora vuelve a hacerlo. Sé que pasó una larga temporada viviendo en un pueblito, con su clan (ya hemos gastado reportajes de clan que vive en aldeas trabajando para grandes empresas, gracias al teletrabajo) y que ahora ha vuelto a la ciudad donde tiene su pavimento.
Se quejó de que no le encanta su pavimento como espacio de trabajo porque, por la orientación, es muy azaroso. Estoy segura de que hace abriles, pocos, le hubiera dicho: "teletrabajas, vete y múdate aquí o allí". A día de hoy, ni se me pasó por la persona hacerlo. Entendí que solo quiera buscarse un circunscripción en otro pueblo cercano para poner una casa en la que poblar con más verde y menos asfalto.
Una de mis mejores amigas de la universidad, todavía periodista, que ha sido nómada digital durante más de una plazo, decidió mirar a fondo hace un par de meses todo el plano de la geodesía española para osar dónde poblar. Tras su última aventura, en países de Asia de donde volvió acertado, decidió que se asentaba en su país, pero todavía vio que Madrid, la ciudad donde estudió y luego vivió más tiempo en su vida adulta y la que más le gusta, está demasiado cara como para permitirse un estudio para ella sola.
Valoró qué ciudades de provincia podrían tener ciertos requisitos de vida imprescindibles y se puso a despabilarse pisos en un mercado inmobiliario de precios altos para lo que ofrece. Ha gastado en Murcia y todavía, mientras me iba compartiendo toda su experiencia de querer quedarse en España, me iba pareciendo dialéctico. Cuando me contó sus razones, más la comprendí.
Ahora teletrabaja, y hasta se podría proponer que es nómada digital. Está viviendo en un espacio en el que nunca había vivido, tiene que hacer conocidos, conocer la ciudad, los sitios que le gustan... pero para una persona que ha viajado tantísimo como ella, ahora lo que valora es que está en su país y ya no está alejada de su clan.
Hay un estudio que aunque está solo centrado en Estados Unidos, muestra una signo muy rotunda. La enorme mayoría de nómadas digitales son personas millennials. Y, como milenial que soy, hay parte de infracción de en mi años para pensar que ser nómada digital no es tan sencillo en cualquier momento.
Pero hay ciertos motivos que pueden hacer que tomar la audacia de mudarse de país, o de ciudad en el mismo país (no todo el mundo tiene un pasaporte que permita delirar fácilmente), de poblar con una mochila a la espalda dé mucho mareo. Es duro estar allá de la clan; es difícil echar de menos a las conocidos; y para ciertas personas introvertidas es complicado conocer nuevas personas o querer desahogarse a ellas.
Yo tengo que proponer que lo mejor que me ha cedido mi vida como nómada digital son las personas que he conocido en mis destinos. Personas que ahora son mis conocidos, muchas de ellas ya desde hace abriles y de una forma cercana a pesar de la distancia.
Yo echo muchísimo de menos mi pueblo y a mis amigos y mi clan cuando estoy fuera y, luego vuelvo a mi pueblo y echo de menos a la clan con la que creé fuertes vínculos de los países en los que estuve. Ahí se suma otro hándicap: es un constante echar de menos, da igual donde estés, y echar de menos es triste.
Otro aspecto es el constante despabilarse dónde poblar, en unos momentos como los actuales donde la vivienda ha subido mucho a nivel integral. Tantos lugares enfocados en el turista que gasta mucho, la yerro de control en los precios, los requisitos infinitos para traspasar poco a generoso plazo... hace difícil encontrar un espacio.
Es sabido que los nómadas digitales son una causa de esto. En Genbeta lo hemos analizado muchas veces y hemos entrevistado a personas afectadas. Personalmente, como publiqué en otros reportajes, es muy importante, a la hora de mudarse a otro país, ser cauto con las decisiones que se toman para no afectar la vida recinto.
De todos modos, mi salario nunca ha sido muy detención, y eso iba concorde de lo que alquilaba. Lo que, adicionalmente, me ha permitido compartir pavimento con clan que luego pasó a ser amiga y que me ha ayudado a galantear los lugares que visitaba, porque esas personas han sido de gran utilidad para conocer perfectamente sus culturas, rutinas y ciudades o pueblos.
Mi amiga periodista que, tras abriles de viajes ha decidido retornar a España y se quedó con Murcia tras su búsqueda, comenta a este respecto poco importante:
"Creo que todo depende de la etapa de la vida en la que te encuentres. Recorrer el mundo mientras trabajas sin tener que avalar pavimento en España estuvo perfectamente durante abriles, pero la parte negativa es que regresas y no tienes absolutamente cero. Entonces, vuelves y debes despabilarse pavimento, con lo que esto supone sobre todo ahora con el problema de la vivienda.
Hacer y deshacer mudanzas de continuo puede resultar atractivo un tiempo, pero llega un momento en el que apetece tener poco estable y esto pasa por "arrinconar" los viajes durante una temporada o, al menos, en la forma en la que yo los concebía hasta ahora, que era de larga estancia".
Yo siempre he sido muy activa y muy sociable. Me encantaban ambas cosas, mantenerme haciendo cosas y conocer clan. Ahora que, con la años ya soy poco menos activa y menos sociable (esto no va contra la clan de mi años, no quiero ser odiada entre la clan de 40: hay clan de todas las edades poco activa y muy poco sociable), me doy más cuenta de que recomenzar una vida cada poco tiempo en un nuevo destino supone un gran esfuerzo.
Mudarte, hacer nuevas conocidos, encontrar nuevos espacios para socializar, hacer trámites diarios, pero en otro país y a veces otro idioma y muchas nuevas idiosincrasias... no es sencillo. A mí no me cuesta, a mí me encanta, pero sé que hay muchas personas que me cuentan que se les hace un mundo musitar con clan nueva. Pues más complicado es si hay que, por ejemplo, gritar a un mecánico o un fontanero en un país desconocido para que te arregle poco de tu casa o tu coche...
Asimismo está esforzarse por conocer clan nueva, pero adicionalmente hacer conocidos nuevas, que es la parte bonita de la clan, cuando se hace más cercana y cuidar de esas conocidos (una amistad no es tomar dos cafés y tener conversaciones banales, sino que amistad es cuidarse y enterarse que hay una persona en la que puedes abandonarse y al contrario).
Otro tema que puede ser arduo y derivar en trámites complicados es el de la sanidad. Si padeces alguna dolencia específica y necesitas hacer pruebas o ingresar a un tratamiento, es complicado todo el cambio para hacerlo en otro país, sin tu médico de almohada, sin que tengan todo tu historial en la mano y a veces puede ser costoso porque un seguro no siempre cubre todo.
La vida es un constante tomar decisiones. Eso, más en la vida adulta, ya lo sabemos y todavía sabemos que, esas decisiones van a tener consecuencias positivas o negativas, en nosotros mismos, en nuestro futuro y en los demás. La incertidumbre de osar mudarse de país, ya es una de esas decisiones que no todo el mundo quiere malquistar.
Yo he conocido a muchísima clan que así me lo ha confesado; clan que ha querido mudarse infinidad de veces; personas que han querido cambiar de vida y no se han atrevido; conocidos que prefieren la certidumbre aunque no sea lo que más les fascine en la vida... es natural. Aquí, entra en bisagra osar estar allá de tu superiora, padre, abuelos; de tu pueblo o ciudad; del espacio sindical donde compartes con compañeros profesionales y donde ves oportunidades de crecimiento....
Día a día, hasta las más pequeñas afectarán a nuestro entorno: por ejemplo ir a comprar a pequeños comercios o hacerlo en grandes empresas, esos actos afectan. Pues viajando hay que tener aun más cuidado con las decisiones que tomamos.
Para mí, el decano duelo, es el de siempre tener mucho cuidado con nuestros actos y decisiones, dejar una huella positiva en nuestros destinos y evitar contribuir a la gentrificación, ser amables con el país que nos acoge, abrazar su civilización y respetarla, y no fomentar el encarecimiento de la vida de los locales.
Imagen | Bárbara Bécares
En Genbeta | El teletrabajo puede perjudicar a los empleados más jóvenes. Les quita visibilidad y capacidad de formación
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