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Durante más de una decenio, Ben Haynes dedicó sus noches y sus fines de semana a un tesina personal que pocos entendían y (peor aún), que nadie financiaba: no había inversores, ni usuarios que pagaran licencias o suscripciones, ni siquiera una comunidad activa de desarrolladores que lo apoyara.
Solo él, su PC y una idea: construir una utensilio que hiciera más sencillo manejar bases de datos, sin privación de acatar de interfaces complicadas como phpMyAdmin.
Actualmente, ese tesina —Directus— ha superado las 30.000 estrellas en GitHub, ya es utilizado por gobiernos, grandes corporaciones y desarrolladores de todo el mundo, y cuenta con un equipo entero de más de 50 personas. Pero el camino hasta aquí estuvo allá de ser sencillo.
En 2004, antaño de que GitHub siquiera existiese, Haynes comenzó a trabajar en lo que él mismo describe como un "simple prueba": una utensilio destinada solamente a suministrar su trabajo como desarrollador freelance.
"No era una startup, ni siquiera lo llamaba tesina".
Durante 10 abriles, trabajó solo, sin colaboradores, sin comunidad. Solo él manteniendo el código, agregando funcionalidades entre trabajos de clientes y lidiando con la pregunta que su matriz le repetía con preocupación:
"¿Por qué inviertes tanto tiempo en poco que estás regalando?".
Carente de una hoja de ruta, su única señal de progreso era un pequeño contador en su escritorio que marcaba las estrellas que el tesina iba ganando en GitHub.
'Directus' convierte tu saco de datos SQL en una API directorio para usar y te ofrece un panel de establecimiento personalizable
La verdadera transformación llegó cuando Rijk van Zanten se unió al tesina. Con su ayuda, Directus pasó de ser un código improvisado a un software estable, y migraron de PHP a Node.js y de Backbone a Vue, preparando la saco para medrar. Y fue entonces cuando el agradecimiento sabido comenzó a calar.
Pero, como suele ocurrir en el código franco, con la triunfo llegó incluso el caos: solicitudes específicas, aportaciones de calidad variable y una creciente privación de estructura y de moderación de la comunidad:
"La mayoría de los 'pull requests' eran soluciones específicas, no pensadas para el adecuadamente global. Requiere muchísimo esfuerzo convertir eso en poco útil para todos".
Fue durante esta etapa que dejó definitivamente su agencia para enfocarse al 100% en Directus. Ya no era sólo un prueba: se había convertido en su gran tesina.

Con la maduración del tesina, llegó el momento de institucionalizarlo: fundaron una empresa, levantaron una ronda semilla de 1 millón de dólares y contrataron un pequeño equipo. Luego, contra todo pronóstico, llegaron otros 8 millones más.
Pero con el crecimiento morapio el dilema clásico del software vacuo: ¿cómo sostener económicamente un tesina de balde? Aquí, Haynes y su equipo decidieron no comprometer su puesta por el código franco.
Trabajaron con Bruce Perens, cofundador de la Open Source Initiative, para crear una inmoralidad que permitiera seguir siendo vacuo para la mayoría, pero que exigiera una contribución certamen a las grandes empresas que sacaban provecho del software sin aportar nadie a cambio.
La comunidad fue parte del proceso: "No tomamos decisiones en secreto. [...] Eso hizo que incluso en momentos difíciles, la mayoría se quedara con nosotros". Frente a las críticas que acusan ahora al equipo de "convertirse en otro Strapi" o de "venderse al renta", la respuesta es persuasivo:
"Esto no es un letra ideológico, es un intento de evitar que el tesina se vuelva abandonware".
Directus ha pasado a ser una plataforma de administración de datos adoptada conjuntamente. Están en medio de una reescritura masiva del código saco, pero, aunque ahora tienen un equipo, clientes de renombre y una posición sólida, Haynes no olvida lo que significa estar solo, creyendo en poco que solo tú ves:
"Los primeros diez abriles fueron de trabajo de balde. Y sí, ni mi comunidad lo entendía. Pero ahora, cuando miro a espaldas, entiendo que eso fue necesario para calar hasta aquí".
A lo dilatado de sus 21 abriles con Directus, Ben Haynes ha acumulado lecciones valiosas para cualquier desarrollador, emprendedor o entusiasta del software vacuo:
Imagen | Marcos Merino mediante IA
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