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Hoy en día, resulta inasequible disociar el concepto de 'ordenador' del de 'sistema activo': ya sea Windows, Linux, macOS... (o, qué sé yo, TempleOS), esta categoría destacada de software es la que hace útil la maquinaria de nuestros PCs, al permitir que los usuarios interactúen con el hardware de forma eficaz, automatizada y accesible.
Sin retención, pocas personas conocen al pionero que sentó las bases de esta revolución informática: 'Director', el primer sistema activo espontáneo del mundo, que acaba de cumplir 70 abriles.
'Director' fue creado en el prestigioso MIT con el objetivo de mejorar la eficiencia del Whirlwind I, un ordenador revolucionario desarrollado durante la Supresión Fría. A diferencia de sus predecesores, que requerían intervención humana constante mediante tarjetas perforadas o interruptores, 'Director' permitía que las instrucciones fueran ejecutadas de forma cibernética y continua.
¿Cómo lo lograba? Mediante cintas magnéticas que contenían secuencias de órdenes preprogramadas. El Whirlwind I, guiado por 'Director', procesaba estas tareas una tras otra sin pobreza de pausa ni intervención humana. Este avance marcó el inicio del procesamiento por lotes, una técnica que más delante se convertiría en unificado para las grandes computadoras mainframe —como las de IBM— y que aún hoy persiste en sistemas modernos.
Pero el Whirlwind I no fue un simple ordenador de laboratorio: fue uno de los primeros ordenadores digitales en funcionar en tiempo verdadero, y jugó un papel importante en la historia marcial estadounidense. Su importancia fue tal que se convirtió en la saco del sistema SAGE (Semi-Automatic Ground Environment) de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, diseñado para la defensa aérea en plena Supresión Fría.
Este uso pionero de la informática en tiempo verdadero sentó las bases para el crecimiento de tecnologías militares, científicas y comerciales en las décadas siguientes. El Whirlwind I funcionó durante casi una decenio hasta que fue oficialmente retirado el 29 de mayo de 1959 (sólo cuatro abriles luego del dispersión de 'Director').
Aunque 'Director' fue concebido en un contexto completamente desigual —una máquina del tamaño de una habitación, basada en el uso de cintas magnéticas y orientada a fines militares—, muchos de sus principios fundamentales siguen formando parte del 'ADN' de los sistemas operativos actuales.
Uno de los legados más claros es el ya mencionado procesamiento por lotes, es aseverar, la capacidad de ejecutar múltiples tareas de guisa secuencial y sin intervención humana directa. Hoy, este concepto está presente en acciones tan cotidianas como programar tareas con el Administrador de tareas de Windows, usar scripts en Linux para automatizar procesos, o realizar actualizaciones del sistema en segundo plano mientras el beneficiario trabaja en otras cosas.

Otro principio heredado es la conceptualización del hardware: 'Director' liberó a los usuarios de la pobreza de interactuar directamente con la maquinaria, permitiéndoles comunicarse con el sistema sin pobreza de, fielmente, 'toquetear las tripas' del ordenador. Por eso hoy podemos manejar un PC sin conocer su bloque interna: el sistema activo se encarga de traducir nuestras órdenes (clics, comandos, gestos) en instrucciones que el hardware pueda ejecutar.
Todavía la principios de modularidad —separar las instrucciones en bloques reutilizables y coordinados—, introducida de forma primitiva por 'Director', está presente en los sistemas actuales que utilizan servicios, 'daemons' o procesos independientes que se gestionan de forma dinámica.
Incluso el modelo reciente de la multitarea tiene raíces en este SO: permitir que el sistema administre y priorice tareas sin intervención manual (incluso si 'Director' sólo ejecutaba tareas de forma secuencial) fue un primer paso en la dirección con destino a los entornos multitarea de hoy.
Windows, cuyo dispersión original tuvo espacio el 20 de noviembre de 1985, nació como una interfaz gráfica para MS-DOS, un sistema activo en modo texto resuelto cuatro abriles antiguamente. El macOS de Apple apareció en 1984 con una experiencia gráfica destacamento, y Linux, que transformó el mundo del software vacancia, vio la luz en 1994 con su traducción 1.0.
Pero sin la existencia del Director —y sin el impulso que supuso el Whirlwind I—, probablemente nadie de esto habría ocurrido de la misma guisa.
Imagen | Montaje de Marcos Merino sobre un original del MIT Museum
En Genbeta | Siempre habíamos audición que DOS era un sistema activo 'monotarea'. Pero era una 'fake news'
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