Llevo años dependiendo de tarjeta para pagar. Con el apagón eché mucho de menos tener dinero físico

Siempre me he considerado un entusiasta de la tecnología, aunque todavía me he intentado tomar las cosas con prudencia. Sin retención, la digitalización del caudal ha sido, sin duda, uno de esos avances que he acogido con exclusivo entusiasmo. Durante abriles, mi cartera ha llevado al punto que unos euros sueltos, relegando el efectivo a un papel casi testimonial en mi día a día. "¿Quién necesita billetes cuando tienes el móvil y la maleable?", solía pensar. Hasta ayer.

Este lunes mi perspectiva sobre transigir caudal en efectivo cambió para siempre. Lo que comenzó como una excursión regular se transformó en cuestión de minutos en un caos tajante. A las 12:32, España entera se sumió en la oscuridad. El corte masivo que paralizó el país me recordó, de la modo más dura posible, que nuestra dependencia tecnológica tiene un talón de Aquiles.

Casi sin efectivo en pleno corte

En los supermercados, la situación rozaba lo surrealista. Algunos establecimientos más grandes simplemente cerraron sus puertas, incapaces de funcionar sin sus sistemas informáticos. Otros, más pequeños o quizá más resilientes, optaron por soluciones improvisadas: dependientes haciendo cuentas a mano, con calculadoras de pilas, como en tiempos que creíamos superados.

"Solo efectivo", me informó el dependiente con una mezcla de resignación y preocupación. Revisé mi cartera con nerviosismo. Algunas monedas que al punto que llegaban a los siete euros. Eso era todo lo que llevaba encima en ese momento de incertidumbre.

Los cajeros automáticos se habían convertido en cajas metálicas inertes. Sin electricidad, no había forma de penetrar a mi propio caudal. Por primera vez en mucho tiempo, me sentí completamente desconectado de mis medios financieros. Correctamente es cierto que no tuve problemas para fertilizar puesto que me acabé reuniendo con mis padres y mi pareja, quienes sí llevaban encima, pero este hecho me hizo reflexionar sobre lo poco preparado que iba.

En un punto de la tarde que iba paseando solo por la calle, pensé en comprar una radio para mantenerme informado, ya que era el único medio de comunicación que funcionaba con fiabilidad. Los datos móviles iban y venían, más venían que iban, dejándonos prácticamente incomunicados. Sin retención, al transigir poco caudal efectivo encima me quede sin ella, aunque luego encontré una radiodifusión vieja que tenía por casa.

el presidente Sánchez comparecía explicando que se trataba de un evento sin precedentes, que "todas las hipótesis siguen abiertas" y que nunca antiguamente habíamos experimentado una pérdida tan repentina de reproducción eléctrica. Y aunque fuese poco exclusivo y se de el caso de que nunca más vayamos a acontecer por lo mismo, ayer me quedó claro que iba poco preparado y que tenía que mejorar este punto, comenzando por transigir caudal en efectivo.

Las horas pasaron lentamente. En algunas zonas, la electricidad comenzó a restablecerse, pero la normalidad seguía siendo una aspiración lejana. Mientras tanto vi a personas estableciendo pequeñas redes de solidaridad improvisada y decidí apuntarme. Aquí en Jaén la luz llegó de alborada, y me enteré de la peor forma posible: con un bofetón en la cara de mi flexo a las 4 de la mañana.

Esta experiencia me ha enseñado una conferencia muy valiosa. Aunque la digitalización del caudal ofrece comodidad y eficiencia, descartar por completo el efectivo es una imprudencia. El corte demostró que nuestro sistema monetario flagrante sigue necesitando respaldos físicos, tangibles, que funcionen cuando todo lo demás defecto.

Hoy, con la situación aún normalizándose, me pasaré por el cajero para sacar poco de caudal y tenerlo siempre a mano. Sé que para muchos parecerá poco obvio, pero sé de primera mano que no era el único que pensaba así con el efectivo. Porque si poco nos enseñó aquel minuto fatídico, el que transcurrió entre las 12:31 y las 12:32 del lunes 28 de abril, es que todo puede cambiar en un instante.

Imagen de portada | Christian Dubovan

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