
ARTDEPARTMENT

En una tarde de junio de 1903, el conocido reunido en la prestigiosa Royal Institution de Londres esperaba con afán la demostración de una tecnología revolucionaria. John Ambrose Fleming estaba a punto de tomar un mensaje inalámbrico por telégrafo enviado por Guglielmo Marconi desde Cornualles, mostrando así la capacidad de su invento que prometía transmisiones seguras y privadas. Sin incautación, poco inesperado sucedió.
Minutos ayer de la demostración oficial, un extraño sonido comenzó a salir del proyector de latón del público. Para el oreja inexperto podría parecer un simple decisión técnico, pero Arthur Blok, asistente de Fleming, reconoció inmediatamente el característico repiqueteo del código Morse siendo transmitido por una mano humana.
Determinado estaba emitiendo potentes pulsos inalámbricos cerca de el teatro, lo suficientemente fuertes como para interferir con la lamparón de curvatura eléctrico del proyector. Al decodificar mentalmente el mensaje, Blok descubrió que repetía una y otra vez una palabra burlona: "Ratas". La intrusión continuó con versos satíricos dirigidos a Marconi: "Había un pipiolo de Italia, que embaucó al conocido de forma ingeniosa", seguidos por insultos adicionales extraídos hábilmente de obras de Shakespeare, tal y como compartió NewScientist en 2011

Nevil Maskelyne, mago e inventor. Imagen: NewScientist
Este boicoteo cesó adaptado ayer de que llegaran las señales legítimas desde Poldhu, pero el daño ya estaba hecho. Si alguno podía entrometerse en la frecuencia inalámbrica con tal facilidad, quedaba claro que la tecnología no era ni remotamente tan segura como Marconi afirmaba. Y lo que era más preocupante: si alguno podía interferir, incluso podría escuchar mensajes supuestamente privados.
Mientras Marconi optó por el silencio conocido frente a las burlas, Fleming reaccionó enviando una furiosa carta a The Times de Londres, donde calificó el incidente como "vandalismo sabio" y "un ultraje contra las tradiciones de la Royal Institution", pidiendo ayuda para identificar al culpable.

La respuesta no tardó en conseguir. Cuatro días posteriormente, una carta confesando la autoría del boicoteo apareció en el mismo circular. Su autor justificaba sus acciones señalando las vulnerabilidades de seguridad reveladas, argumentando que actuaba por el proporcionadamente conocido.
El responsable era Nevil Maskelyne, un mago anglosajón de music recibidor de 39 primaveras con un característico pelusilla. Proveniente de una grupo de inventores —su padre había creado los cerrojos de cuota para retretes públicos—, Maskelyne sentía exclusivo fascinación por la tecnología inalámbrica, cuyos principios había aprendido de guisa autodidacta.
Este polifacético personaje incorporaba el código Morse en sus trucos de "ojeada mental" para comunicarse secretamente con un cómplice. Igualmente había desarrollado métodos para detonar pólvora a distancia mediante un transmisor de chispa. En 1900, logró expedir mensajes inalámbricos entre una etapa terrenal y un aeróstato situado a 16 kilómetros de distancia.
Sin incautación, sus ambiciones se vieron frustradas por las amplias patentes de Marconi, generando un profundo resentimiento cerca de el inventor italiano. Este sentimiento, combinado con su desconfianza sobre las afirmaciones de seguridad de Marconi, le llevó a planear y ejecutar lo que hoy podríamos considerar el primer hackeo documentado de la historia.
Imagen de portada | Amsterdam City Archives
En Genbeta | Hackeó la Xbox ayer que nadie y de paso logró poco más difícil: que Microsoft le dejara contar en un manual cómo hacerlo
Compartir este artículo
Consultoria Personalizada
¡Si aun no tienes presencia en internet o
necesitas ayuda con tus proyectos, por favor, escribenos!