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Cada vez somos más conscientes de la importancia del derecho a la privacidad digital... y cuanto más conscientes somos, más frágil se vuelve. Cuando los gobiernos ya desprecian el derecho al anonimato en redes en valía de innovaciones como el 'pseudonimato', las apps de correo cifrada parecen ser uno de los últimos bastiones de la privacidad online.
Pero este frente además se tambalea, al menos para los ciudadanos de la UE. Telegram, una de las plataformas más utilizadas del mundo, ha dejado claro que está dispuesta a salir del mercado europeo ayer que ceder a las exigencias políticas que buscan debilitar su sistema de oculto. ¿Qué está pasando?
DOMINA TELEGRAM 25 TRUCOS para ser todo un EXPERTO
Todo comenzó con una propuesta legislativa en Francia que pretendía imponer a las aplicaciones de correo a implementar lo que se conoce como puertas traseras —mecanismos de comunicación ocultos que permitirían a las autoridades acertar mensajes cifrados—. La intención oficial era preclaro: combatir el narcotráfico.
Sin retención, los riesgos para la privacidad resultan demasiado grandes como para pasarlos por suspensión.
Y, al fin y al término, Pável Dúrov (el CEO de Telegram) ya sabe lo que es tener que salir de un país para que no le obliguen a entregar la identificación de usuarios, como le ocurrió tras salir de Rusia para poder crear Telegram. En aquel momento la intención oficial del Kremlin además era preclaro: combatir el terrorismo.
Aunque la Asamblea Franquista francesa finalmente ha rechazado esta propuesta, la idea no ha muerto: la Prefectura de Policía de París y otros actores políticos continúan presionando para su implementación, quizá con algunos cambios leves.
No van a contracorriente: a su vez, la Comisión Europea ya ha planteado (y vuelto a programar cuando se rechazaron) propuestas muy similares en el ámbito del plan ProtectEU. Su intención oficial además es preclaro: combatir la pederastia.
El fundador de Telegram advierte: "Ningún país está a aparte de la rozamiento progresivo de las libertades. Cada día esas libertades están bajo ataque, y cada día debemos defenderlas"

En presencia de estas presiones, Pável Dúrov, CEO y fundador de Telegram, ha sido tajante: aseverar que la compañía abandonaría Francia, e incluso otros países de la Unión Europea, si se le obliga a implementar estas puertas traseras.
"Telegram preferiría salir del mercado ayer que matar la privacidad de los usuarios".
Según Dúrov, permitir un comunicación específico para las fuerzas del orden no solo es una violación de los derechos humanos fundamentales, sino además un aventura técnico inaceptable:
"Es técnicamente inalcanzable certificar que solo la policía pueda ceder a una puerta trasera. Una vez abierta, puede ser explotada por hackers, espías e incluso gobiernos extranjeros".
Esto no es ninguna paranoia ni ninguna mera situación futurible: ya le ha pasado recientemente a los Estados Unidos.
El propio Tribunal Europeo de Derechos Humanos ya ha ducho (en una sentencia promulgada en febrero de 2024) que tales medidas constituyen una violación de los derechos fundamentales, debilitando no solo la seguridad digital, sino además la confianza de los ciudadanos en las instituciones públicas.
Por otra parte, Dúrov enfatiza que estos mecanismos serían inútiles contra los criminales, que simplemente migrarían a plataformas más pequeñas y menos reguladas, protegidas por VPNs y redes descentralizadas.
Aquí, el mensaje de Dúrov publicado en su canal de Telegram:


Incluso si descartamos un mal uso de estas puertas traseras por parte del Estado (y eso es mucho descartar), una vez que se crean mecanismos de comunicación ocultos, estos pasarán a ser objetivos codiciados por los cibercriminales
La plataforma cuenta con millones de usuarios en Europa, no solo particulares sino además periodistas, activistas y organizaciones que confían en su oculto de extremo a extremo para comunicarse de forma segura. Su marcha forzaría a estos grupos a apañarse alternativas que, en muchos casos, no ofrecen el mismo nivel de privacidad ni funcionalidades.
Por otro costado, dejaría al descubierto la tensión creciente entre seguridad y emancipación en el entorno digital europeo. Si una empresa como Telegram se ve obligada a cerrar operaciones por negarse a vulnerar la privacidad de sus usuarios, ¿qué mensaje se está enviando al resto de las compañías tecnológicas?
Hace poco más de un año, Telegram estuvo a 'un tris' de cerrar sus actividades en España, no por razones de seguridad doméstico o privacidad, sino por una disputa relacionada con el copyright. El togado de la Audiencia Franquista, Santiago Pedraz, ordenó el sitio cautelar de la aplicación tras una denuncia presentada por Mediaset, Atresmedia y Movistar Plus.

Estas compañías acusaban a Telegram de permitir la difusión no autorizada de contenido audiovisual protegido por derechos de autor en ciertos canales de la plataforma. En presencia de la desliz de respuesta de Telegram a las solicitudes de los demandantes, Pedraz consideró que el sitio era una medida "necesaria, idónea y proporcional" para evitar la reiteración de las infracciones denunciadas.
Sin retención, la medida generó una oleada de críticas por parte de expertos en derecho digital, organizaciones de consumidores y usuarios, quienes la calificaron de desproporcionada y perjudicial para los millones de usuarios que utilizan Telegram de forma legítima.
En presencia de la controversia y tras admitir un documentación de la Policía Franquista que destacaba el impacto placa de la medida, el togado Pedraz rectificó entonces su valor.
La defensa de la privacidad digital no es una batalla monopolio de Telegram (al igual que la lucha contra la misma no es monopolio de la UE). Apple, otro coloso tecnológico, se ha conocido envuelto en un conflicto similar con el gobierno del Reino Unido. En febrero de 2025, Apple anunció la retirada de su función de oculto de extremo a extremo más destacamento, conocida como Advanced Data Protection (ADP), para los usuarios británicos.
Esta valor se produjo tras admitir una orden secreta del gobierno anglosajón que exigía la creación de una puerta trasera en iCloud, permitiendo el comunicación a los datos cifrados de los usuarios. En presencia de la imposibilidad técnica y ética de cumplir con la demanda oficial sin comprometer la seguridad de todos los usuarios (no sólo los británicos), Apple optó por deshabilitar esta función en el Reino Unido.
En paralelo a eso, Apple ha apelado la orden delante el Tribunal de Poderes de Investigación del Reino Unido, argumentando que la demanda viola los principios fundamentales de privacidad y seguridad de los usuarios. Mientras tanto, la compañía mantiene su compromiso de no implementar puertas traseras en sus productos, reafirmando su postura de que "la privacidad es un derecho humano fundamental".
Imagen | Marcos Merino mediante IA
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