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Hace unos días me encontré con una publicación en Instagram de un psicólogo español donde explicaba con dibujos "por qué sentimos lo que sentimos". Se refiere a los millennials. La vivientes que hemos sido definida como la más preparada de la historia, afirmaba el profesional en sanidad mental, "es todavía la más rota emocionalmente". Así que decidimos departir con él para este reportaje sobre el panorama para la vivientes milenial y todavía para la vivientes Z.
Ciertamente son muchos los estudios que señalan que los profesionales más jóvenes son los que más padecen problemas de sanidad mental. Esta misma semana, un nuevo noticia de HR News apuntaba a que los profesionales más jóvenes son los que más estrés padecen en el ocupación de trabajo. El 43% de las personas de cerca de de 100 países informaron ocurrir experimentado agotamiento en el ocupación de trabajo. La vivientes Z es la que más sufre el agotamiento y todavía los millennials. Por su parte, los mayores de 55 abriles fueron el categoría que registró los niveles más bajos de agotamiento.

Adrián Quevedo Rico, psicólogo retrete especializado en comida y psicólogía deportiva, explica que partiendo de este reseña, ha hecho un examen de la situación basándose en lo que observa en sus pacientes a diario: el 31% de millennials han sido diagnosticados con algún problema de sanidad mental, según un noticia de Athenahealth. Por su parte, la American Psychological Association (APA) ha alertado sobre los pertenencias acumulativos del trauma colectivo en esta vivientes. Y explica que esto no son meros estudios, sino lo que él y su agrupación observa en terapia:

En consulta veo cómo se repiten ciertos malestares: ansiedad, tropiezo, autoexigencia, pérdida del sentido básico. Incluso observo cómo el contexto social coetáneo no solo no facilita la estabilidad emocional, sino que a veces incluso la entorpece. Mis conclusiones nacen de cruzar estos datos con lo que escucho cada día, y con lo que todavía veo en mi entorno como ciudadano, no solo como psicólogo.
Muchos estudios apuntan a que los denominados 'millennials' son probablemente la vivientes mejor preparada de la historia de España. Si eres de esa época seguro que lo habrás escuchado alguna vez. La vivientes Z todavía destaca por su interés en la formación. Fuimos educados en que con esfuerzo todo podía lograrse, como recuerda el profesional en psicología.
"Es un mensaje que se nos dio con cariño, porque muchas personas que nos lo transmitieron lo vivieron como verdad. Pero hoy sabemos que no siempre se cumple. Y no porque no nos esforcemos, sino porque el contexto ha cambiado". Y recuerda que "no es solo que el esfuerzo no siempre dé frutos, es que muchas veces te formas, te adaptas, te sacrificas… y aun así no consigues aquello que te prometieron. Y eso no solo frustra: puede hacer que la persona comienzo a pensar que el decreto está en ella". Y afirma:

"Esa percepción de “si no lo consigo, es porque no soy suficiente” es una herida profunda que veo en muchas personas".
Y, con esta frustración encima observa que muchas personas encuentran un problema más: "Lo que ocurre entonces es que nos desconectamos de nuestras capacidades. Pensamos que, como ya lo hemos intentado varias veces sin éxito, nunca lo conseguiremos. Y esa es la definición de la indefensión aprendida".
Incluso negociación este psicólogo un tema extravagante: cómo a los millennials les ha tocado esta en el medio de un mundo de muchos cambios en poco tiempo y cómo eso puede afectar. Ser una "vivientes puente" es estar entre dos mundos: uno que ya no encaja y otro que aún no entendemos del todo.
Lo que entiende Quevedo Rico es que "nos educaron con títulos tradicionales, estructuras rígidas y muchas certezas. Y ahora vivimos en un tiempo donde todo cambia rápido, donde las certezas se han vuelto líquidas y donde muchas de las normas con las que crecimos ya no aplican". Y eso genera una tensión constante.

Ve que los millennial sí entienden el "discurso del cambio —de clase, de sanidad mental, de vínculos, de trabajo, de propósito— pero aún llevamos internamente la semilla del “deber ser”. A veces sentimos que poco ya no tiene sentido, pero seguimos repitiéndolo porque así nos enseñaron. Y ese choque interno duele", según lo que observa de sus pacientes.
Adaptarnos a lo nuevo sin notar que traicionamos lo que nos formó. Dejar detrás lo que ya no nos representa sin despreciar lo que un día fue importante. Instruirse a sostener contradicciones. Todo eso forma parte del desafío de ser vivientes puente.
La vivientes Z se está incorporando estos abriles en el mercado sindical, no sin polémicas ni sin quejas delante lo que encuentran. Y, ya hemos trillado que el detención costo de la vivienda y los bajos salarios están siendo un gran fuente de agotamiento mental.
"Podemos proponer que la vivientes Z está creciendo en un escena muy diverso al que conocieron sus padres y en parte todavía los millennials. El contexto crematístico coetáneo está afectado por la precariedad, el encarecimiento de la vivienda y la dificultad de ataque a empleos estables. En España, las tasas de desempleo rozagante son de las más altas de Europa. Encima, hay poca formación financiera, lo que complica aún más tomar decisiones económicas seguras a derrochador plazo", explica Quevedo Rico sobre lo que nota más pesado para la lozanía.

A eso se le suma un mundo en crisis climática, políticas globales inestables y una constante sobreexposición a estímulos digitales. Y aunque no hay una única causa para los problemas de sanidad mental, la ciencia nos dice que el entorno tiene un peso enorme.

"Encima, a nivel relacional y emocional, han crecido en un ecosistema digital que condiciona su forma de vincularse, estudiar y trabajar. Y eso no es “bueno o malo”, pero sí requiere adaptaciones distintas. La sensación de no calar, de no poder cumplir con expectativas ajenas o internas, puede consumir generando una percepción de indefensión, un “da igual lo que haga, no va a cambiar nadie”. Y eso es un caldo de cultivo para el sufrimiento existencial".
Imagen | Foto de Melissa Askew en Unsplash
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