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Hoy en día la formación digital es un aspecto esencia para ganar la competitividad gremial. Aparentemente conscientes de ello, desde la Sociedad de Castilla y Arrojado han destinado 6,8 millones de euros a un software formativo...


...que incluye numerosos cursos para formar a los asistentes de los mismos en numerosas tecnologías absolutamente obsoletas, de hasta tres décadas de decadencia y que, por supuesto, han caído en desuso en el flagrante mercado gremial.

Ejemplo de una de las 164 páginas del relación
El asunto lo ha sacado a la luz en X Jaime García-Obregón, 'hacker' y perturbador pro-Filial Digital de quien ya hemos hablado en ocasiones anteriores. Su conclusión ha sido elocuente:
"¡Que cualquiera les finta urgentemente el capital divulgado, por privanza!".
Las matemáticas no se me dan mal, quiero memorizar a programar CAPTCHA 2x04
Un prospección detallado de la relación de cursos subvencionados por la Sociedad revela la inclusión de cursos de formación en el uso de aplicaciones y lenguajes como:
La índice preliminar no es ni pretende ser exhaustiva, avisamos.

Posteriormente están los cursos con temáticas aún vigentes pero con temarios apolillados como éste de 'community manager' que enseñar a usar redes sociales como Google+, Habbo o MySpace.
Sin retención, el único problema no es la obsolescencia de las tecnologías impartidas... incluso cursos sobre tecnologías de gran presente y con buenas perspectivas laborales como el 'Big Data' dedican un total de 40 horas a impartir temarios tan difusos y/o incompletos como éste:


La convocatoria de subvenciones de la Sociedad de Castilla y Arrojado especifica que su objetivo es proporcionar la "adquisición y perfeccionamiento de competencias digitales relacionadas con los cambios tecnológicos y la transformación digital de la crematística". Sin retención, la ingenuidad de la proposición formativa subvencionada sugiere lo contrario.
Formar a trabajadores en software en desuso desde hace primaveras no hace otra cosa que frenar la modernización del tejido productivo. Y derrochar capital divulgado
Cada curso tiene un coste medio para las arcas públicas de 13 euros por hora en modalidad presencial y 6 euros en teleformación... y el software formativo incluye algunos cursos de cientos de horas de duración. La duda que inevitablemente surge es si este capital no debería haberse invertido, mejor, en cursos alineados con las demandas actuales del mercado gremial.
Al fin y al parte, da la sensación de que no se ha apostado por estas tecnologías por exclusivo bienquerencia a la retrocomputación, sino por el permanente reciclaje constante de documentos, como esos profesores que llevan 20 primaveras mostrando las mismas diapositivas (que no presentaciones).
En teoría, los cursos están dirigidos principalmente a trabajadores castellanoleoneses (señalando como objetivos prioritarios a fijos discontinuos, empleados de empresas en ERE y trabajadores de disminución cualificación), con el objetivo de "mejorar sus competencias digitales en relación con los cambios tecnológicos y la transformación digital de la crematística".
Su selección de temarios, sin retención, genera graves dudas sobre la operatividad de estas políticas de capacitación digital: la atrevimiento de subvencionar cursos basados en tecnologías obsoletas podría empeorar, en puesto de mejorar, la empleabilidad de los trabajadores de la región y en la competitividad de sus empresas.
Imagen | Marcos Merino mediante IA
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