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Hace tiempo que las herramientas de inteligencia fabricado a disposición de los usuarios ya no son la misma según cuánto pague el afortunado. Y, aunque se presenta como una revolución en la forma en que trabajamos, jugamos y nos comunicamos,, estamos viviendo dos fenómenos muy importantes. La primera, cómo poco a poco se va infiltrando en nuestras vidas. El segundo, es su coste.
Y esto lleva a concluir que estamos empezando a ver divisiones de clases en la IA y es que, si vemos cómo ha evolucionado el mercado, vemos fácilmente que ya existe el entrada a la inteligencia fabricado para los pobres y las IA para los ricos con herramientas mucho mejores.

Hasta hace poco, ChatGPT estaba arreglado en una traducción gratuita y otra de cuota (ChatGPT Plus, con más opciones). Hace unas semanas se presentó ChatGPT Pro, que por 200 dólares al mes ofrece entrada ilimitado a sus modelos más avanzados e interacción de voz vanguardia prácticamente sin límites.
Las características que incluye son avanzadas pero no están al repercusión de cualquiera: son 2.400 dólares en un año. Muchas son las herramientas que ofrecen sus IA avanzadas de cuota, como Canva, Midjourney y muchas más.

Si la IA tiene la capacidad de ahorrarnos tareas laborales, de que seamos más eficientes a la hora de realizar nuestro trabajo o de ayudarnos con la creación de negocios paralelos (ya hemos conocido muchas personas que así lo han hecho), tener entrada a herramientas de calidad de gran coste supone una modo de acrecentar esa diferencia.
Alberto Romero, autor del boletín 'El Puente Algorítmico', reflexionaba hace semanas sobre esta potencial brecha que podría surgir y que hará que tengamos una IA para los pobres y otra para los ricos.
Explica Romero que hasta ahora, prácticamente cualquiera podía utilizar tecnología de inteligencia fabricado de vanguardia y de forma gratuita. ChatGPT comenzó como un tesina de investigación regalado y discreto. Y eso, él lo ve como una manía: tuvimos el software más liberal en nuestras manos durante meses, que "era regalado, intuitivo, accesible".

"Y, sin retención, algunas personas siguieron buscando problemas y fallas para analizar sin designar al menos una cantidad comparable de tiempo a explorar la útil. La irregularidad de la capacidad de la IA no ayudó, claro está". Considera que solo los aventureros que se atrevieron a soñar vieron el potencial detrás de la patente simplicidad. Y recuerda que eso ya se acabó desde que empezaron las versiones de cuota avanzadas.
"A partir de ahora, y por primera vez desde que la IA se estableció como industria de consumo, esta tecnología dividirá el contorno social en dos, dejando un despeñadero sin fondo en el medio y, como resultado, surgirán dos clases sociales. Los nuevos modelos de empresas como OpenAI serán cada vez más avanzados y posiblemente aperos, especialmente en determinados escenarios, y esto llevará a las empresas a dar entrada privilegiado a estos modelos a todo aquel que quiera y pueda sufragar por ellos".
Imagen | Foto de Igor Omilaev en Unsplash
En Genbeta | Los trucos que siempre funcionan para que ChatGPT te dé las mejores respuestas
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