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Cuando Netflix se introdujo por primera vez en España, la guisa en la que consumimos contenido audiovisual cambió para siempre. El formato físico decayó hasta tal punto en el que hoy día es prácticamente un hornacina, reservado casi exclusivamente a coleccionistas o a aquellos que quieren disfrutar de películas y series en la máxima calidad.
Hoy día impera otro negociador a la hora de ver una película o serie: la comodidad que brindan las plataformas de streaming. Sin secuestro, 9 primaveras y decenas de plataformas lanzadas posteriormente, la cosa ha cambiado mucho. Los precios solo han aumentado, cada vez hay más restricciones en los planes ofertados y la presencia de anuncios cada vez es viejo. 2024 se ha convertido en el año en el que el streaming ha pasado por su peor época, y no tiene pinta de que vaya a cambiar a mejor.
Está claro que el negocio de la publicidad cada vez es más rentable para las empresas, pues es una fuente valiosísima de ingresos que compañías como Netflix, Amazon, Disney y demás, utilizan para poder posteriormente reinvertir en más contenido para sus plataformas. Que los usuarios se decanten por un plan con anuncios es consumado para las compañías que ofrecen servicios de streaming, pues éstas además obtienen una cuantiosa suma de ingresos por publicidad. Adicionalmente, suscribirse a un plan con anuncios es el primer paso para muchos que, al ver las restricciones de estos planes, se acaban adhiriendo a un plan superior.

Planes de Netflix actualmente
Estamos tan acostumbrados a consumir publicidad que preferimos optar por la suscripción más económica de las plataformas de streaming (que generalmente es la que contiene anuncios). Adicionalmente, para muchos el aspecto técnico siquiera es un freno, siempre y cuando puedan seguir disfrutando de sus series y películas favoritas a un precio limitado.
Y es que sí, la presentación de los anuncios en un servicio de cuota es la ápice que colmaba el vaso, pero además ha sido un remedio al que muchos se han aferrado para seguir disfrutando de su contenido privilegiado sin la carencia de acreditar en exceso. Siquiera ha sido una opción certamen para los usuarios, quienes acabamos mirando siempre el faltriquera por cuestiones evidentes.
La comodidad de reproducir contenido de forma más o menos económica y sin tener que descargar cero ni levantarte del sofá sigue imperando sobre el resto de métodos
Netflix introdujo su plan fundamental con anuncios adicionalmente con un catálogo más limitado de títulos. Actualmente esta monograma ha incrementado, los anuncios no son tan pesados aún (unos 4 o 5 minutos por cada hora de reproducción, antiguamente de la reproducción y durante), y la calidad del streaming pasó de 720p a 1080p, equiparándose con el plan tipificado de Netflix. La mejoría de este plan indica que la chiquillada le está saliendo acertadamente a Netflix. Sus recientes informes financieros son la prueba, y está claro que la compañía quiere seguir apostando por este plan, ya que es uno de los más atractivos por lo financiero que resulta sobre el resto.

Formato en el que aparecen los anuncios en Netflix
En el resto de compañías, más de lo mismo. Disney+ y Prime Video les siguieron posteriormente (y pasará pronto lo mismo con Max en España), añadiendo publicidad en sus planes más económicos y aumentando los precios de su proposición. Aquellos que acumulaban plataformas de streaming han ido reduciendo su cuota mensual y las constantes subidas de precio solamente prueban que, a excepción de Netflix, que vive casi exclusivamente de ello, para el resto de compañías las plataformas de streaming es un negocio insostenible a generoso plazo.

Actualmente, la publicidad quizá no sea tan molesta. Pero tan solo será cuestión de tiempo en que los anuncios comiencen a ser un cierto problema ocupando cada vez más minutos entre cada reproducción. Lo hemos vivido en nuestras propias carnes con los cambios que se han introducido en servicios como YouTube a lo generoso de estos primaveras.
La preparación de anuncios quizá ni siquiera haya sido el viejo tormento de los usuarios. Y es que Netflix además lanzó un sistema para amojonar el uso de cuentas compartidas para usuarios que no se encontraran en el mismo hogar. Esto obligaba a que los usuarios que compartían cuentas con amigos o personas ajenas a su hogar, tuviesen que portar a cuentas independientes o añadir perfiles extra por un coste adicional en la cuota mensual. Disney+ fue la sucesivo en introducir un sistema similar y Max va por el mismo camino.
Esta presión y la subida de precios ha hecho precisamente que los planes con anuncios acaben siendo un remedio muy atractivo para los usuarios, ya que la comodidad de reproducir contenido de forma más o menos económica y sin tener que descargar cero ni levantarte del sofá sigue imperando sobre el resto de métodos, razón por la que hoy día muy pocos se dan de mengua de todas y cada una de sus plataformas de streaming.
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